OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

Al principio de la década de los 60s, un grupo de empresarios y aficionados decidieron fundar la American Football League en Estados Unidos. El objetivo, que parecía lejano, era competirle a la ya establecida NFL, que empezaba a tomar vuelo como deporte profesional.

Aprovechando la sólida tradición del futbol americano en las universidades del país, en septiembre de 1920 empezó operaciones la NFL con jugadores que emergían de las filas colegiales. Al principio, los equipos eran pocos, y los jugadores mal pagados.

Solo dos equipos de esa temporada inaugural siguen en la liga: los Decatur Stanleys de Detriot (ahora Osos de Chicago) y los Cardenales de Chicago (ahora Cardenales de Arizona).

La liga experimentó un enorme crecimiento en los siguientes 40 años, y empezó a rivalizar con el béisbol en el gusto de los aficionados y, sobre todo, en el gusto de los patrocinadores de otra industria en crecimiento masivo, que era la televisión.

Por ello, era lógico que apareciera otra liga rival. La nueva liga, la AFL, con el multimillonario texano Lamar Hunt como motor, abrió franquicias en Kansas City, Oakland, Denver, San Diego, Nueva York y otras ciudades, y con mentes claras e innovadoras, como Al Davis, QEPD, que presentó un estilo de juego ofensivo con sus Raiders de Oakland, que daba más espectáculo, y atraía más espectadores.

Luego de luchar 5 años por mercados, jugadores y contratos de televisión, las ligas decidieron fusionarse en 1966, y se sentaron las bases para el Super Bowl I, en el que los Empacadores de Green Bay dieron fácil cuenta de los Jefes de Kansas City. Pero el dominio de la NFL se esfumó, cuando en 1969, en una de las grandes sorpresas de la historia, los Jets de Nueva York de Joe Namath ganaron el Super Bowl III.

Al siguiente año, la fusión de las ligas se consumó, y se mantiene hasta ahora. Hubo por ahí en los 70s un intento de fundar la World Football League, que fracasó al poco tiempo.

Ahora, la amenaza cae sobre la PGA, la Asociación de Golfistas Profesionales. Una nueva liga de golf profesional entró en operaciones, y la batalla será sin cuartel. La nueva liga se llama LIV, que en números romanos significa 54, y que es el número de hoyos que juegan cada torneo, a diferencia de la PGA que juegan 72.

La LIV está patrocinada por una fundación de Arabia Saudita, cuyo financiamiento corre a cargo del mismísimo Mohammed Bin Salman, el príncipe heredero de aquel país. Es decir, tiene fondos interminables. Para competir, contrataron al veterano tiburón australiano, Greg Norman, y le abrieron la cartera. Varias de las estrellas de la PGA empezaron a recibir ofertas multimillonarias difíciles de rechazar.

Entre ellos están Phil Mickelson y Dustin Johnson, figuras estelares de la PGA, aunque ya de salida por su edad. Las ofertas que aceptaron estos jugadores rebasan los 100 millones de dólares por 4 años, más lo que puedan ganar en premios.

Otros jugadores, más modestos y sin mucha posibilidad de ganar en la PGA, aceptaron ofertas menores. Tal es el caso de los mexicanos Carlos Ortiz y Abraham Ancer, que se fueron por alrededor de 20 o 30 millones por cuatro años. Pero esta nueva liga no la tendrá fácil.

La PGA de inmediato anunció la suspensión definitiva de todos los jugadores firmados por los árabes. La PGA europea hizo lo mismo. Ello significa que será imposible para los emigrados calificar para los torneos llamados “Majors”, que son el Masters, el PGA, el US Open y el Abierto Británico. También significa que el próximo año no veremos a los mexicanos en el México Open en Vidanta.

Ni Carlos Ortiz ni Abraham Ancer forman parte de la élite del golf mundial, pero de todas formas ganaron bastante más de un millón de dólares cada uno el año pasado compitiendo en la PGA. Me parece un despropósito que hayan emigrado a una gira que les quitará toda visibilidad.

Esta semana, la LIV jugó su tercer torneo en Bedford, Connetticut, en un campo de Donald Trump. Hubo manifestaciones y protestas de familiares de los muertos en la Torres Gemelas, un ataque terrorista realizado por saudíes. Tampoco se olvida el asesinato del periodista Jamaal Kashoggi, en un consulado saudí expresamente ordenado por el príncipe heredero porque no le gustaban sus artículos. La imagen de los golfistas de la LIV es de mercenarios.

Creo que fracasarán, porque ni tienen contrato de televisión, ni el mundo del golf les da difusión alguna. Los patrocinadores y las televisoras seguirán aliadas a la PGA. Finalmente, hasta ahora no han podido convencer a ninguna figura joven, de los que están todas las semanas en la pelea por ganar torneos. Habrá que ver también qué ocurre con las demandas anti-monopolio que la LIV presentó contra la PGA.

+++++

Como les anticipé el viernes, la votación para nombrar a los miembros del Consejo Nacional de Morena fue un desastre. Violencia, golpes sillazos, quema de urnas, acarreos vergonzosos, compra de votos, en fin.

Todos fieles a sus raíces priistas. Con este proceso viciado y tramposo, quieren convencer al país de que las elecciones presidenciales las deben manejar ellos, y desaparecer al INE. Háganme el favor.

¡Hasta el viernes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.

This div height required for enabling the sticky sidebar