Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Desde sus inicios el templo católico de El Porvenir llamó la atención por sus dimensiones y amplios espacios dignos de una catedral. El terreno fue donado por un particular para ese fin y la obra, iniciada por el padre Antonio Aldana, ha ido avanzando lentamente ya que se trata de un ambicioso proyecto arquitectónico.

La superficie total donada son aproximadamente 3 mil 500 metros cuadrados y al principio se levantó una pequeña construcción que sirviese como “centro comunitario”, pero se vino fuerte la urbanización y los fraccionamientos en terrenos cercanos a El Porvenir, por lo que el arquitecto decidió ampliar el proyecto.

El problema es que ahora los ejidatarios no quieren reconocer la donación que uno de sus propios miembros hizo de la parcela para dedicarla como templo católico.

Ahora quieren apoderarse de la parte de atrás del templo, que sirve como espacio de servidumbre y según refieren los propios vecinos, solo quieren hacer negocio.

Los habitantes del pueblo, que conocen la historia, señalan que es un predio que fue donado, hace más de 30 o 40 años, por un ejidatario en particular porque la parcela era de él y eso ocurrió hace muchos años. En concreto, fue una donación para la construcción del templo.

La obra, por cierto, se inició durante la primera administración del contador Héctor Paniagua y al principio era algo pequeña, porque solo se pensaba en un centro comunitario para estar a nombre de alguien y en catastro está a nombre del gobierno federal.

Ante la insistencia de los ejidatarios, los vecinos acudieron a una de las asambleas a entregar la petición de reconocimiento de la posesión, pero no quisieron que por asamblea ya habían decidido, por lo que fue cercado el terreno para evitar que lo invadieran.

PRINCIPAL INSTIGADOR

El presidente del ejido se llama Jorge López y se le señala como el principal instigador para que no se reconozca la donación. El documento entregado por los vecinos consta de 26 hojas con firmas de la gente del pueblo para que reconozcan la posesión.

El problema se deriva del hecho de que parte del predio se intentó vender en años pasados para poner ahí una cantina y el padre Antonio Meda se encargó que todos los pueblos del decanato cooperaran para que se comprara el terreno y evitar que se pusiera la cantina en la parte de atrás y eso demuestra que es del pueblo.

Los vecinos advierten que la asamblea ejidal no es la única instancia a la que pueden recurrir, pero por lo pronto lo cercaron de nuevo para evitar que los ejidatarios la invadan de nuevo.

Señalan los pobladores que porque los ejidatarios no se preocupan por resolver la problemática del agua que está afectando a los habitantes de El Porvenir y solo se interesan por apropiarse de un terreno para sus negocios.

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