11 de septiembre

OPINIÓN

Por Jorge Berry (*)

Antier, 11 septiembre, se cumplieron 20 años de los atentados terroristas que mataron a unas 5 mil personas, en los Estados Unidos. Más allá de que los avionazos contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington cambiaron la vida de todos los habitantes del planeta, al provocar cambios radicales en los protocolos de los aeropuertos, políticas distintas en cuanto a la prevención de actos terroristas, y un cruel, pero comprensible, repudio a lo musulmán.

En México, se vivían los primeros días de la administración de Vicente Fox, electo en julio de 2000. Fox tomó protesta el 1 de diciembre de 2000, así que no había cumplido ni un año al frente del país.

Para septiembre de 2001, se estaba cocinando una controversia seria, entre quienes habían sido amigos y compañeros de gabinete (y de campaña) del presidente. Los protagonistas, Jorge Castañeda y Adolfo Aguilar Zínser, el primero canciller, el segundo representante de México ante la ONU.

El fatídico día, 11 de septiembre, Aguilar Zinser aceptó ir a los estudios de Televisa Chapultepec para una entrevista en Primero Noticias, en informativo matutino que yo conducía junto con mi adorada Lourdes Ramos.

Nos fuimos a la “sala”, una parte de la escenografía diseñada para entrevistas, y comenzó la plática con Aguilar Zinser. A los pocos minutos, mi productor me indicó vía “chícharo”, que es el pequeño audífono que se coloca al oído para escuchar a la cabina, que mirara al monitor. Era poco antes de las 7.30 de la mañana.

Reconocí la escena en el monitor de manera inmediata. Una de las Torres Gemelas de Nueva York parecía haberse incendiado. Salí humo negro de un gran boquete poco más arriba de la mitad de la estructura. La única información que había llegado hablaba del impacto de un avión en la Torre. Comenté que tal vez hubo alguna falla en los controladores aéreos que provocó al accidente, y Aguilar Zinser dijo que tenía un desayuno la mañana siguiente en las Torres, y que iba a cancelar su vuelo.

En eso, vino el segundo impacto, y en el video se veía claramente a otro avión estrellarse contra la otra Torre. No quedaban dudas. Se trataba de un acto terrorista, planeado y ejecutado, como nos enteramos después, con gran detalle y sofisticación, y con mucho dinero detrás. Fue hasta días después que se identificó a Al-Qaeda y Osama-Bin-Laden como responsables.

Al empezar a llegar la información, la cabina y el estudio se convirtieron en un caos controlado. Afortunadamente, todavía funcionaba la maquinaria del sistema informativo ECO, y pudimos generar información fresca desde Nueva York, con Marissa Céspedes y desde Washington con Mariela Egúzquisa.

Fue un día larguísimo. Lourdes y yo empezamos a trasmitir a las 6 am, y acabamos a la 4 pm. De ahí, fui a casa, empaqué, y me fui al aeropuerto, donde tomé un vuelo a Cd. Juárez. Crucé la frontera a pie, y luego volé de El Paso a Dallas. De ahí, logré subirme a un vuelo a Filadelfia, desde donde tomé un taxi que me llevó hasta Nueva York. Esa misma noche, me enlacé con Joaquín López-Dóriga para hacer “El Noticiero”, y a la mañana siguiente, sacar “Primero Noticias” en vivo desde Manhattan, con los restos humeantes de las Torres Gemelas de fondo. Fue la escenografía más deprimente que he tenido en mi vida.

Pasaron ya 20 años, casi sin sentir, aunque quienes recordamos esos momentos, nos sorprendemos ahora de lo distinto que es la vida. En términos cósmicos, como dice el tango, 20 años no es nada, 200 años, muy poco, y 2 mil años, apenas pintan. Y en ese cortísimo lapso, la humanidad, (nadie se queja de que ese término sea femenino, y nadie dice “le humanidad”) ha logrado avances pasmosos, rebasando por mucho los ritmos de la evolución naturales. Tal vez esa misma velocidad, explique la crisis brutal que enfrenta el medioambiente. Habrá que pensarle.

LLUVIAS Y MONTAÑA VERDE

Me dicen que este año ha llovido mucho más que en 2020 acá por nuestro paraíso. Tanta agua ha traído sus problemas, como los que se vivieron en el centro de Vallarta por el huracán Nora, pero sin duda son más los beneficios para la región. Es hermoso ver ese verde profundo que adorna que adorna a las montañas que nos rodean, y que crean condiciones inmejorables para la visita anual de las aves migrantes, que encontrarán mucha comida.

También da gusto de nuevo ver a los gigantescos cruceros atracar en el maravilloso puerto diseñado para ellos, y que puede recibir hasta tres de estos edificios flotantes de manera simultánea. Todo ello sirve para estimular la economía local.

Sigo tratando de hablar con la presidenta municipal electa de Bahía de Banderas, y me siguen sacando la vuelta. Espero que reconsideren en estos días.

¡Hasta el viernes, Vallarta y Bahía!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.