Por Miguel Ángel Ocaña Reyes/Puerto Vallarta

Originaria de Cancún Quintana Roo, Pamela es una joven llena de sueños y energía para hacerlos realidad, y es que basada en los valores del respeto, el amor y la responsabilidad, asume su carrera con un gran compromiso consigo misma olvidándose del qué dirán, viviendo el presente para aprovechar al máximo la vida, para lo cual se destaca como una mujer organizada.

Definida como una persona amable, apasionada y carismática, Pamela es una mujer confiada en sí misma, en su talento y en lo que es capaz de hacer.

¿Cómo nace el gusto por la por la danza?

Fíjate que yo desde que tengo memoria, siempre he tenido un gusto por la música, siempre me ha gustado bailar, moverme, a lo mejor ni sabía que era lo que hacía, pero ahí andaba siempre moviéndome. En mi kínder era de puras niñas y teníamos clase de ballet, festivales, y eso siempre me emocionó mucho, al pasar los años me di cuenta, y mi mamá también de que realmente me gustaba y que se me daba, intenté otras cosas pero el baile siempre estuvo ahí, el baile se convirtió en mi pasión, era lo que más me apasionaba y a lo que me quería dedicar.

¿En qué momento decides dedicarte profesionalmente?

Es muy curioso porque en la preparatoria casi casi me dijeron vas a estudiar esto, y vas a ir a esta universidad, y yo no tenía problema, yo decía, está bien, hago mi carrera, ni siquiera sabía lo que iba a estudiar, pero estaba dispuesta a hacerlo, eso fue a principios de prepa, pero en el último año es cuando yo me doy cuenta de que realmente lo que quería era bailar y dedicarme de lleno a la danza, al menos temporalmente hasta que realmente supiera que licenciatura estudiar, y me acuerdo que en mi último año, que es el típico en el que te preguntan, ¿qué quieres estudiar?, ¿qué carrera tienes pensada?, ¿cuál es tu plan? Y no sé qué, y yo siempre decía que quería ser bailarina profesional, se burlaban de mí mis maestros, y me decían, cómo de eso, nunca vas a vivir de eso, tienes que pensar en algo serio, tuve muchos peros, y mucha gente que a lo mejor no me apoyó en ese entonces, pero mi mamá siempre estuvo ahí para mí, y al final eso fue lo que hice, y aquí sigo.

¿Qué descubriste en el baile?

Descubrí que yo en el baile, lo que más me gustaba de bailar era que podía ser yo completamente, es decir, yo era una chica medio introvertida, o que en la escuela no me identificaba tanto con la gente, pero a la hora de bailar era todo lo contrario, surgía una seguridad en mí muy grande que solamente me pasaba a la hora de escuchar la música y moverme, yo sentía que ahí nadie me podía tocar, era mi lugar seguro y eso fue lo que hizo que me enamorara aún más, que podía ser yo misma.

¿Surgía tu otra personalidad?

Yo creo que en baile dependiendo la coreografía, la música y todo, sí te puedes transportar y puedes interpretar diferentes personajes, te puedes transportar a momentos de tu vida y traerlos a ese preciso instante en el que estás bailando, y a mí me gusta muchísimo eso, el arte de expresar y de comunicar algo.

¿Quién eres cuando bailas?

Soy yo, tal cual, sin máscaras, sin pretender nada, simplemente cuando yo bailo es mi verdadero ser.

¿Cuál es el principal reto de un bailarín?

El principal reto de un bailarín es no rendirse, y aceptar que vamos a tener muchísimo rechazos en esta carrera y no desertar, porque siempre van a haber nos, y siempre van a haber peros, gente que no confía del todo en ti, o gente que no te quiera, en fin, hay muchas cosas que a lo mejor pueden ir en tu contra, pero siempre es importante no abandonar la danza, porque la danza nunca te va a abandonar a ti, entonces siento que eso es lo más difícil, porque conozco muchas personas que bailaban conmigo desde chiquitas y son súper talentosas, pero al final terminan saliéndose por una u otra razón, y hay algo muy importante, es no tomarse personales los rechazos, porque si no te dieron ese trabajo es porque no quedaste en la audición, porque no das el perfil, son muchas cosas las que involucran no estar en este ambiente y es muy difícil, porque a veces podemos juzgarnos mucho, ser muy perfeccionistas, a mí me pasaba mucho y me sigue pasando un poco, pero siempre es seguir tocando puertas, seguir intentando, seguir esforzándote todos los días, y siempre llega esa recompensa de todo el esfuerzo que has invertido.

¿Es un trabajo muy competido?

Sí, totalmente, y más porque hay mucha gente muy talentosa, porque por ejemplo, vas a un castin al que van 300 personas, y solamente quieren a cinco, entonces entran muchas cosas, no solo que bailes bien, sino qué perfil buscan, tu color de cabello, tu estatura, tu físico, son muchas cosas las que se involucran, entonces a veces es frustrante, porque no siempre lo único que se van a fijar es en cómo bailas.

¿Te ha complicado tu carrera tu condición latina?

Siento que poco a poco ya se está cambiando eso, aquí en México no te puedo decir que ya lo hemos superado, que ya no importa, porque te estaría mintiendo, pero creo que ahí vamos, creo que ya empezó a haber gente que no está buscando solamente cierto estereotipo, siento que en otras partes del mundo está muchísimo más avanzado eso, mientras más diversidad mejor, aquí en México siento que todavía estamos un poquito atorados, pero al menos ya veo que en ciertos proyectos ya no es como antes, que sí tenías que ser así o así…

¿Te has tenido que enfrentar a los estereotipos?

Sí, totalmente, a mí me pasó y sí me llegó a causar muchos conflictos mentales, pero al pasar los años vas creciendo, vas madurando, y vas entendiendo muchas cosas, pero sí creo que es algo que viene con la carrera todavía, que es un poco complicado y que a veces sí puede afectarnos a los bailarines.

¿Cuál es el promedio de vida de un bailarín?

Eso depende mucho del cuidado que te des físicamente, tus hábitos alimenticios, porque he visto bailarines de 50 años que bailan y es casi irreal, como si no hubieran pasado nunca los años, y se comen bailarines muchísimo más jóvenes, yo veo a esas personas y digo, sí se puede, solamente es, pues sí, sacrificio, de tengo que dedicarle el tiempo a mi cuerpo, tengo que seguir moviéndome, entrenarme, cuidarme, mi alimentación, son muchas cosas, pero que si todos esos aspectos los cuidamos, sí fácil puedes llegar a los 50 años.

¿Es mucho el sacrificio?

Más que nada disciplina, yo no le llamaría sacrificio, porque en lo personal la danza es lo que más amo, es lo que me mueve, lo que me apasiona, es mi razón de ser, de estar aquí en este mundo, y todo lo que tengo que hacer para ser una mejor bailarina y tener más años de vida en esta carrera, lo voy a hacer, para mí no es como un sacrificio, es más bien una manera de agradecerle a mi cuerpo por todo lo que hace todos los días, el esfuerzo, el cansancio, y por aguantar también.

¿Si no fueras bailarina que serías?

Estoy estudiando psicología, sí quiero ejercer la carrera, si no estuviera bailando sí sería psicóloga de tiempo completo, y antes de eso estaba pensando en nutrición, pero me decidí por la psicología. Me gustaría en cuanto yo pueda y me sienta lista para empezar, hacer las dos cosas, a lo mejor complementar psicología en la danza, psicología del bailarín, porque es muy importante para nosotros como bailarinas que enfrentamos muchas cosas y muchas peleas con nuestra cabeza, más que nada por eso también quise estudiar esta carrera.

¿Hasta dónde quieres llegar con el baile?

Yo tengo metas, pero nunca tengo algo al 100% definido, porque me gusta ir fluyendo, no me gusta ponerme metas rígidas, porque el día de mañana puedo no querer y mejor querer irme por otro lado. Yo quiero bailar hasta que mi cuerpo ya no me dé más, y lo seguiré haciendo, si no como bailarina, como coreógrafa, dependiendo.

¿Cómo te gustaría ser recordada?

Como alguien que siempre tuvo los pies en la tierra, amable con cualquier persona, que nunca le faltó el respeto a nadie y siempre humilde.

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