Acapulco sigue en ruinas y Sectur, también…

EDITORIAL

A estas alturas de la administración federal ya pocas cosas nos sorprenden, especialmente en materia de turismo que, a lo largo del sexenio que está próximo a concluir, dejó de ser una prioridad para las autoridades federales, a pesar de la importancia que el sector tiene en la economía nacional, tanto por la generación de empleos como por su aportación al Producto Interno Bruto (PIB) en el país.

Sin embargo, no deja de llamar la atención que el titular de la Secretaría de Turismo (Sectur) del gobierno federal, Miguel Torruco Marqués, nos diga un día que el puerto de Acapulco, Guerrero, estará bien y caminando en unos meses de rehabilitación, mientras que al otro día nos sale con que el avance es lento y se llevará más tiempo.

Y es que como se informó a mediados de esta semana, prácticamente la totalidad de los hoteles en el puerto de Acapulco pasarán la temporada de Navidad y año nuevo en ruinas, al registrarse una muy baja rehabilitación de inmuebles y, por supuesto, de habitaciones de hospedaje para los pocos turistas nacionales y extranjeros que se anime a visitar aquellas playas guerrerenses.

Esto, después del devastador paso del huracán “Otis” por las costas de Acapulco, el pasado 25 de octubre, fecha en la que hoteles, restaurantes y negocios comerciales fueron prácticamente despedazados por la fuerza del huracán categoría 5.

Ni hablar, uno que más quisiera que a todos los mexicanos les fuera bien, que tuvieran un empleo digno y bien remunerado, que sus familias no sufrieran carencias y que no tuvieran la necesidad de estirar su gasto como si fuera chicle.

Eso es lo deseable, pero por estas fechas y las que se aproximan –como Navidad, año nuevo y Día de Reyes- negocios y habitantes se las verán negras, con un panorama desolador, escaso turismo y un gobierno que sigue queriendo tapar el sol con un dedo. Lamentable, de veras lamentable.

En fin. Resulta que en estas condiciones el secretario de Turismo del gobierno federal reconoció que apenas el 3% de las habitaciones de hospedaje en los hoteles que se han esforzado por rehabilitarse estarán abiertas en esta época navideña.

Es así que el 97% de la infraestructura hotelera de Acapulco restante pasará las vacaciones de Navidad y año nuevo prácticamente en solitario, debido a la destrucción que prevalece tras el paso del tan mentado huracán.

Según las cifras de la Secretaría de Turismo federal antes del huracán Otis había una oferta de 20 mil habitaciones de hotel en el puerto acapulqueño, de las cuales solo entre 500 y 600 –precisamente el equivalente al 3% del total– se habrán recuperado y estarán disponibles para este mes de diciembre, en medio de un escenario destruido o medio maquillado para no espantar a quienes se atrevan visitar Acapulco.

Ya trepado en el tabique, Torruco insiste en que a pesar de los daños que sufrió la industria turística en el puerto guerrerense, las medidas de reconstrucción del gobierno federal permitirán la rehabilitación de al menos tres mil 500 cuartos para el Tianguis Turístico de México que en su 48 edición se llevará a cabo del 8 al 12 de abril.

De acuerdo con los números de la Sectur, estas tres mil 500 habitaciones representarán, apenas, el 17.5% de la oferta hotelera total que el destino turístico guerrerense tenía antes de Otis.

Como se ve, las cifras son alegres y prometer no empobrece, el verdadero problema es que a lo largo de este sexenio se ha visto poca luz y poco brillo en beneficio de una industria que genera miles y miles de empleos, que propicia el ingreso de divisas y que sirve como catalizador de una economía estable desde hace varios años.

Es cierto, Acapulco sigue en ruinas, pero su gente hace todo lo posible para trabajar y recuperarse, se esfuerza por salir adelante ante las complicaciones que la vida y la naturaleza provocaron.

En donde no vemos ningún avance es en la Secretaría de Turismo federal, que también sigue en ruinas, pero sin ningún cimiento que nos permita afirmar que será rehabilitada, pobre industria turística nacional: Tan lejos de Dios y tan cerca de la Sectur…