Por Marisela Muñoz/Guadalajara

La tarde de este sábado, el partido que se disputaba entre los Zorros del Atlas y los Gallos Blancos de Querétaro se convirtió en una de las páginas negras en la historia del futbol mexicano.

Cuando se jugaba el minuto ’60 del encuentro, la cancha del Estadio Corregidora comenzó a ser invadida por la afición que se encontraba en las tribunas en un intento por resguardarse de la violencia que se dio entre las porras de ambos equipos.

Según publica el diario El Informador en su versión web de este sábado, Hugo, uno de los aficionados del Atlas que decidió acudir al encuentro narra lo que se vivió en el estadio:

“Estábamos todo el sector del Atlas en un rincón y se acabó el primer tiempo, empezó el segundo y se empezaron a agarrar a golpes entre ellos (aficionados del Querétaro) y del otro lado se empezaron a golpear entre Atlas y Querétaro, pero eran como 10 del Querétaro contra tres del Atlas y eso desató la furia de la barra que rompieron las mallas y se fueron corriendo a ayudar a estos tres, se fueron como cincuenta (de los zorros), pero ahí seguía el partido”.

Agrega que, en un instante, cuando volteó a ver la tribuna, “ya había pleitos como en seis sectores del estadio, unas campales y otras empezando. Todos los del Atlas estábamos ahí en un rincón, estábamos acorralados, yo dije ‘pues va a ser como en otros estadios que calman la cosa, sacan a la gente y dejan a los de fuera, pero no, no había policía, estaban nada más los del grupo privado de seguridad que son morros”

Hugo asegura que lo que se vivió en La Corregidora fue como estar en una zona de guerra:

“Los de seguridad nos abrieron la cancha, así como diciendo ‘métanse, se los van a madrear’. Luego se brincaron los de Querétaro a la cancha y ahí fue ya un ‘sálvese quien pueda’. Nosotros corrimos por un túnel de una ambulancia pero cuando salimos corriendo por ahí, ya nos estaban esperando los del Querétaro. Fue una emboscada. Había señores llorando, diciendo ‘por favor, por favor, dejen a mis hijos’, como guerra y eran niños chiquitos”.

Recuerda que mientras estaba sentado en su lugar, antes de que iniciara todo, observó a un niño que, asegura, “tenía como seis meses” de edad.

Una de las víctimas de esta tarde es un amigo de Hugo, quien acudió al estadio acompañado de dos personas:

“Cuando volteo veo que se estaban golpeando como diez a un cabrón y era mi amigo. Yo me fui a recogerlo y ya tenía como 200 patadas y se levantaba y lo volvían a tirar. Yo le decía ‘ya estuvo, ya estuvo’. Me empezaron a corretear a mí y ya no los vi. Yo me salvé porque no tenía playera”.

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