EDITORIAL VALLARTA OPINA

En las últimas dos semanas hemos visto cómo la cultura de la prevención y de la protección civil ha operado y funcionado en Puerto Vallarta y Bahía de Banderas para atender las alertas provocadas por sendas tormentas tropicales, una de las cuales -“Enrique”- se convirtió en huracán categoría 1 este fin de semana.

En ambos casos los integrantes del Comité Científico de Protección Civil de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas se reunieron para analizar la situación que prevalece en torno a estos fenómenos meteorológicos frente a las costas mexicanas y, particularmente, frente a las costas de Colima, Jalisco y Nayarit.

Hasta ahora no ha sucedido nada grave y no por eso deja de ser importante activar los protocolos de rigor para garantizar la prevención de problemas y, peor aún, para la prevención de posibles desastres provocados por la naturaleza.

Hasta ahora, también, tanto la población como los sectores productivos han respondido para activar sus respectivas respuestas a las alertas, se han mantenido informados del desarrollo de los ciclones tropicales y han reaccionado a las peticiones oficiales de las autoridades.

Igualmente hay que decir que hasta ahora, en el inicio de la temporada de huracanes en el Océano Pacífico, no se han presentado situaciones extremas, tal y como sí se ha sucedido en años anteriores con otros ciclones tropicales que han alcanzado las categorías 3, 4 y 5 ya como huracán en la escala Saffir-Simpson.

Insistimos en que si bien no ha sucedido nada serio, tenemos que estar preparados para reaccionar a tiempo. En el pasado, muchas personas han recriminado lo excesivo de las medidas y las decisiones tomadas, ya que al final –y por fortuna para Puerto Vallarta y Bahía de Banderas- no ha pasado nada. Y es que siempre será mejor prevenir que lamentar, aun cuando las medidas aplicadas no nos gusten o nos incomoden.

Sin duda, estos días han sido de prueba, de observar el desarrollo de los ciclones tropicales para prepararnos para lo que viene en los meses de septiembre y octubre, que son los más complicados en materia de huracanes para las costas mexicanas y, especialmente, para las costas de Colima, Jalisco y Nayarit, ya no se diga para las costas de Sinaloa y Baja California Sur, en donde en años recientes han sufrida la embestida de varios huracanes con lamentables consecuencias.

Este domingo, por primera vez, sonó en Puerto Vallarta la alerta verde con un mensaje hablado bastante claro para los habitantes del destino. A muchos los tomó por sorpresa, los desconcertó y hasta los asustó el llamado hecho como parte de la alerta.

Y es que, quizá, faltó mayor difusión en medios, en prensa, radio y redes sociales por parte de las autoridades para avisar que iba a funcionar esta alerta. Se trata de acostumbrarse a este tipo de llamados, de avisos sonoros por parte de las autoridades para la población en general.

Existen cinco colores en esta alerta de huracán que comenzará a ser difundida mediante el sistema de sonido instalado en diferentes puntos de la ciudad para advertir sobre tsunamis.

La alerta azul es peligro mínimo, la alerta verde es peligro bajo, la alerta amarilla es peligro moderado, la alerta naranja es peligro alto y la alerta roja es peligro máximo. Este domingo pudimos escuchar el sonido y la explicación de la alerta azul, que ya cerca de las siete de la noche subió a alerta amarilla.

Es así que habrá que acostumbrarse, de ahora en adelante, a este tipo de alertas y sus colores para saber identificar el riesgo real que existe y no generar confusión ni alarma innecesaria entre la población. Será por nuestro bien, será por la cultura de la prevención, será por Puerto Vallarta y Bahía de Banderas.

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