Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Se llama Armando Bernal y por su aspecto busca asemejarse a Pedro Infante, el mayor ídolo de México, el actor del cine de oro mexicano, el artista más admirado y más querido aun después de muerto.

Don Armando tiene 63 años, tocado con una tejana como la de Pedro Infante en la película “Dos tipos de cuidado”, se recorta el bigote al estilo del artista que murió hace más de 60 años. También busca cuidar su voz para que se siga pareciendo a la de Pedro.

De hecho, Armando sigue así una tradición que sobrevive entre los admiradores de Pedro Infante, que no creen que haya muerto en aquel fatal accidente de aviación en Mérida, Yucatán.

Así nació la leyenda de Antonio Pedro Cruz, un personaje que siguió cantando, actuando y contando la historia de que él era el auténtico Pedro Infante y que no había muerto en el avión que se precipitó a tierra en Mérida.

Hoy, Armando Bernal no pretende ser el Pedro Infante resucitado, se conforma con tener su voz con la que canta “Ya vamos llegando a Pénjamo”, cuando aborda el camión a Mismaloya.

“Que yo parecía de Pénjamo, me dijo una de Cuerámaro… Al cabo por todo México…” y así sigue la canción con una voz que para los pasajeros del camión es totalmente ajena, pues la mayoría son jóvenes que se dirigen a la playa a divertirse.

Entre ellos solo pocos adultos entienden el timbre y los modismos del cantante de Guamuchil o de Mazatlán, porque esos lugares se pelean el origen del actor y cantante de los años 50 del siglo pasado, que a pesar del tiempo pasado sigue teniendo admiradores por sus películas y canciones.

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