OPINIÓN

Por Jorge Berry

En la colaboración del viernes, les prometí abundar sobre el tema de la detención de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, y presunto líder de una parte del cártel de Sinaloa. Son más las dudas que las certezas.

Lo que sabemos: en la madrugada del jueves 5 de enero se inició un operativo en Culiacán que culminó con la captura de Ovidio; murieron 10 soldados y 19 presuntos delincuentes, además de heridos; se desató una ola de violencia en Culiacán que obligó a los ciudadanos a refugiarse en sus casas; fueron robados y quemados unos 250 vehículos de particulares; un avión de Aeroméxico, que estaba por despegar, fue alcanzado por los disparos; la población de Culiacán, y del resto del estado, sigue aterrorizada y temerosa de lo que pueda pasar; Mazatlán, parece un desierto.

Lo que no sabemos: el secretario de la defensa Crescencio Sandoval informó que, después de un trabajo de inteligencia de seis meses, se logró la captura; pero agregó que la detención se produjo de manera fortuita, cuando el convoy en el que viajaba Ovidio trató de cruzar un retén; ¿por fin? Muchas fuentes en Estados Unidos dicen que, en realidad, la inteligencia y seguimiento de Ovidio Guzmán fue obra de la DEA. Hay dudas, también, de la intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador. ¿No sabía? Porque en la mañanera del jueves, cuando se supone que el operativo ya estaba en marcha, no se mencionó. Hay quien especula que la orden vino del norte.

¿Es mera casualidad que el presidente de Estados Unidos Joe Biden aterrizó anoche en México? ¿Por qué a última hora el gobierno de Estados Unidos aceptó que el avión presidencial aterrizara en el AIFA, desde donde el presidente requirió volar en helicóptero hasta su hotel?

Son vacíos de información que necesariamente producen especulaciones, y hay más. No se ha dado a conocer el fundamento jurídico de la detención de Ovidio. Se sabe, desde el Culiacanazo I, que no había orden de aprehensión contra él. Por ello, la única explicación posible es que lo detuvieron con fines de extradición. Pero pues parece que no, porque el canciller Marcelo Ebrard dice que se quedará

a enfrentar a la justicia mexicana. ¿Cuáles son los cargos entonces? ¿Qué juez giró la orden de aprehensión?

Luego está el asunto de la identificación. Las poquísimas fotos que se han dado a conocer de la detención, y luego de su comparecencia ante las autoridades, no

permiten saber a ciencia cierta si se trata del mismo sujeto que apareció detenido y después liberado en el Culiacanazo de hace dos años.

Aparentemente, el operativo, y la información que dio a conocer el secretario de la defensa, lo pusieron en conflicto directo con la versión, todavía desconocida, del secretario de marina, quien es el que mejor relación ha llevado con las agencias estadunidenses. Fuentes internas de Palacio Nacional indican que el rompimiento es total, y ya ni se dirigen la palabra. ¿Intervino la DEA o alguna otra agencia estadunidense en el operativo? ¿Volverá el presidente a Badiraguato? Vaya Ud. a saber.

En medio de este huracán, el presidente López Obrador enfrenta hoy la cumbre de América del Norte, con Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Justin Trudeau, el primer ministro canadiense. Antes de salir a México, Trudeau declaró que tanto él, como el presidente Biden, serán absolutamente claros y directos en exigirle al presidente que se respeten los acuerdos del T-MEC. Ambos países se han quejado de que la política energética de México es aislacionista y excluyente de las inversiones extranjeras en el sector, y eso está expresamente contemplado en el tratado.

El presidente, lo sabemos, tiene una marcada tendencia a doblarse ante figuras extranjeras, como ocurrió con Trump, así que no dudo que diga que sí a todo. El problema vendrá cuando haya que cumplir con las promesas en la práctica. A nuestro presidente se le da muy fácil el prometer, (“tendremos un sistema de salud como el de Dinamarca”) y luego no cumplir.

Y encima, el sábado se produjo ooootro accidente en el metro de CDMX, con saldo de un muerto, 4 personas prensadas entre los fierros de dos vagones que chocaron, y varios heridos. Esto no tendría que ver mucho con López Obrador, excepto que prendió a su corcholata preferida, la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, haciendo campaña en Michoacán, de manera ilegal porque es un acto anticipado, y tuvo que volver vía helicóptero a CDMX para dizque atender la emergencia. Esto fue otro golpe durísimo a la campaña de Sheinbaum, porque cientos de millones de pesos que dedica a su promoción deberían haberse invertido en el mantenimiento del metro, que se cae a pedazos, y no les dan a los trabajadores ni para herramientas.

Fuera de eso, todo bien en la 4T.

¡Hasta el viernes, amigos de Bahía y Vallarta

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