Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Solo las autoridades municipales no ven el notable incremento de niños que realizan actividades de venta en las calles de Bahía de Banderas, donde desde que inició la actual administración que encabeza Mirtha Villalvazo Amaya, se nota un importante aumento de limosneros ambulantes.

A lo largo de la Carretera Federal 200 se encuentran varios puntos donde se concentran adolescentes que piden dinero a los choferes y automovilistas particulares.

A partir del “puente de la Ballena”, en el crucero hacia Nuevo Vallarta y frente a la gasolinera de la plaza Parabién, una señora se sienta en el camellón bajo una ceiba, mientras sus hijos piden dinero a los choferes o les ruegan para que compren flores.

Otro punto importante es el semáforo de Lago Real, en donde tanto del sentido sur norte, como al contrario, se establecen hasta seis vendedores, limpia parabrisas y niños que piden dinero a los conductores.

No es el único lugar, Mezcales es un punto también socorrido por la presencia de infantes que piden dinero, a lo que se unen señoras y hombres que venden botellas de agua preparada, o representantes de centros de rehabilitación que también piden dinero a los pasajeros de los camiones del servicio suburbano.

UN PROBLEMA QUE CRECE

Esa es una muestra de la explotación infantil que se ve cada día en las calles y caminos de este municipio y todo se hace a la vista de elementos de Tránsito Municipal, pese a que la Ley de Tránsito de Nayarit indica que nadie puede estar en las vías rápidas obstruyendo el paso o poniendo en riesgo a los conductores y esto ocurre sobre todo en la Federal 200.

Otros puntos son el Cruce de Palma Real, el paradero de Mezcales, en Bucerías, el semáforo del hotel Decameron, en Nuevo Vallarta, y Lago Real, hasta puestos ambulantes hay en las vialidades.

En el semáforo de Bucerías ubicado a la altura de la iglesia de Nuestra Señora de la Paz, constantemente hay pedigüeños y en algunos puntos se retoma la práctica de las “Marías” que con niños enfermos o drogados, piden dinero a los transeúntes, sean turistas o residentes locales. El número de limosneros se ha incrementado de forma importante desde que inició la administración de Mirtha Villalvazo Amaya.

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