Bahía de Banderas fue cuna del primer mariachi con que contó esta región

Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Durante la época del cine de oro en México, Bahía de Banderas gestaría a uno de los primeros grupos de mariachis a nivel nacional. Ellos fueron los Chuirales, que iniciaron con tan solo dos instrumentos, una guitarra y una vihuela, no tenían traje, ni nombre, ni rumbo y luego se llamaron Mariachi Real de Jalisco.

Los iniciadores fueron Isidro Medina Macías y su tío y a los que se integraron después los hijos del primero a los que conforme iban creciendo los iba enseñando a tocar, a uno la vihuela, a otro el violín o la guitarra, a otro el guitarrón y luego vinieron las trompetas, y así hasta constituir uno de los mejores mariachis del país.

Héctor Paniagua Salazar se emociona cuando relata la historia de ese par de músicos nativos del pueblo de Santiago de Pinos, municipio de San Sebastián del Oeste, que iniciaron cantando en las cantinas del pueblo de San Felipe de Híjar, y luego decidieron venirse a la costa, porque aquí se ganaba dinero.

Fue el tío el que le enseñó a Isidro a tocar las cuerdas, el violín y la guitarra, y conocedor de ese arte u oficio, salían a los pueblos grandes que era San Felipe de Hijas y San Sebastián a tocar a las cantinas, solitarios, el tío y el sobrino, hasta que un día le dijo el tío que para la costa se gana buen dinero y llegaron a finales de los años 40 a San Juan de Abajo.

De aquí se pasaron a Puerto Vallarta a tocar, teniendo como base a San Juan que era como su centro de operaciones y se arrimaban a todas las cantinas y se regresaban a su lugar de origen con algo de dinero.

El muchacho empezó a echar novio y por ahí tuvo un hijo de nombre Gamaliel Medina, que era un hijo fuera del matrimonio y con el paso de los años y la bonanza de la costa echó novia y se casó. Me platicaba con mucho detenimiento que le ganaron a la novia, porque no le vieron potencial económico, y era de San Sebastián, y entonces en desquite se casó con la hermana, con Elisa Ramos Cobián, que era hija de Jovita Covián, una mujer hermosísima, tan hermosa como una virgen.

La muchacha de nombre Elisa Ramos Cobián era de una familia numerosa con ramas en la ciudad de México y con ella Isidro empezó a “hacer muchachos”.

A su primer hijo Gamaliel, que fue con otra señora, le enseñó a tocar también y así se hicieron tres. Y de esa manera vino después el hijo mayor, Rogaciano, le siguió Héctor, luego Cuca, Refugio, una mujer, luego Humberto, Roberto y después José y se vinieron a San Juan de Abajo, porque la costa los atraía y el tío se quedó allá en Santiago, pero en la década de los cincuenta, a finales, llegaron a San Juan de Abajo, y vivían muy humildes bajo un tejaban, con sus matrimonios, formado por Isidro y por Elisa Ramos, con sus hijos el primero Gamaliel, que tocaba la guitarra, Humberto la vihuela, Rogaciano la trompeta, Héctor también el violín, y José también el violín… ya hacían ruido, dice eufórico el ex alcalde.

ESTABLECIDOS EN SAN JUAN DE ABAJO

Se establecieron todos cuando en san Juan de Abajo había mucha pobreza, el campo no les gustaba y vivían en un tejabán, y siguieron teniendo hijos, vino Lola, luego Chela, vino Vulfrano y como media docena de otros pequeñitas, incluso hay un médico pediatra que vive en Las Ceibas, ya se pensionó del Seguro Social, él es médico pediatra.

En suma es todo un “familión” que cuando yo era niño, cuando ensayaban, practicaban o “escolegiaban”, que es una palabra muy antigua, con un disco long play, ahí estábamos los otros niños y yo y no íbamos a clases por escuchar como ensayaban ellos.

Aquí se les unió un sobrino que se llama Catarino, que su padre también era músico y tocaba y ya se hizo un “mariachazo”, y Vallarta era buena fuente de ingresos pero siguieron viviendo en San Juan de Abajo; era un señor mariachi. De un disco long play sacaban las canciones de manera lírica, no lo hacían con nota, sino a través del sonido que les daba el tocadiscos y sacaban las canciones.

El líder del grupo, era nada menos que Javier Solís y Héctor Montemayor, todos ellos eran los clásicos de ese tiempo, Javier Solís era el rey el chaparrito. Isidro tuvo mucha visión porque hicieron un mariachi que le plantaba cara a cualquier mariachi de los pequeños que había en Puerto Vallarta, ellos eran los Reyes y es que todavía no había mariachis que sonaran fuerte en Puerto Vallarta, ese mariachi humilde tocaban muy bonito y traían buenas voces y todo eso.

Luego en San Juan subieron otra trompeta, le enamoraron a una hija, a Cuca, Gilberto, un muchacho de San Juan que aprendió y le dijeron, ah canijo te fuiste en grande, y tuvo mucha visión por eso le respeto primero de formar una familia, enseñarles el oficio y el arte de la música, y dijo un día: “tenemos que ir a México, dicen que ahí hay un lugar que se llama Garibaldi donde se gana dinero en carretillas”.

“Como la familia de la esposa tenía parentela allá, hermanas y hermanos, la suegra de Isidro, Jovita Covián se lanzaron a México con los guaraches de correa que traían, con su ropita humilde, consiguieron dinero prestado y el que tenían ahorrado y se fueron a México todos, con los hijos ya crecidos, y se fueron todos y en la central camionera preguntaron donde quedaba la plaza Garibaldi, se fueron a buscar a los parientes y buscaron ir a Garibaldi porque habían gastado todo en el pasaje y las comidas, y empezaron a tocar y estando tocando se quejaron los otros grupos de mariachis, que estaban sindicalizados, con el sindicato de músicos, que lideraba el político y que fue senador, Venus Rey, de la CTM y la orden era que cualquiera que no trajera sus credenciales autorizadas por Venus Rey, se iba a la cárcel.

Fueron detenidos y se aventaron sus dos días y sus noches, y al tercer día, quien sabe cómo hicieron comunicación con un familiar. Había un general casado con una cuñada de Isidro abogaron por ellos y los sacaron y les dijeron que para poder tocar ahí en Garibaldi, tenían que ser sindicalizados.

Les habían quitado hasta los instrumentos, entonces fueron al sindicato de la CTM y cómo los vería Venus Rey en qué condiciones que les compró uniformes a todos, les devolvieron los instrumentos y les dijo que los quería escuchar, y los apadrinó. Entonces con credenciales del sindicato se fueron a Garibaldi.

APADRINARON CANTANTES

A su vez ellos apadrinaron a muchos cantantes desde entonces, Javier Solís se les murió en ese inter, después de la operación, pero entonces empezaba Chente en Guadalajara, por la calle independencia  e hizo sus primeras incursiones en México, pero la que los adoptó, fue Lola Beltrán.

Aquí se llamaban los Chirales, y cuando llegaron allá les pusieron el nombre con el que los bautizó Lola Beltrán, ella los quiso mucho, y les puso “Mariachi Real de Jalisco”. Los Chirales era su nombre en la región, allá los apadrinó Lola Beltrán y acompañaban, a Estela Núñez al Oso Negro Salvador López, a Vicente Fernández, y llamaron la atención y empezaron los celos, con el mariachi Vargas de Tecalitlán, y el América y otros grupos.

Pero el negocio de un mariachi son las “tocadas” con los políticos del Distrito Federal, y ellos llamaron tanto la atención que hicieron algunas películas, aparecieron allí tocando, ellos y Amalia Hernández, la creadora en este país del ballet folklórico, por allá a finales de los 70 los contrató y empezaron a viajar.

Pero antes Isidro les dijo; “hijos, aquí hay que estudiar nota. Yo ya estoy viejo no voy a aprender, y tenía algunas enfermedades, quiero que vayan a estudiar. Preguntaron y se fueron al Conservatorio Nacional de Música, casi todos, sobre todo los de cuerda.

GIRAS MUSICALES

Hoy en día son arreglistas, los contratan para obras musicales. Entonces Amalia Hernández los contrató como el mariachi Real de Jalisco, oficial del ballet folklórico de ella y empezaron a  hacer giras, incluso el señor Isidro, y en uno de los viajes que echó, ya se cansaba mucho en los viajes y como no sabía leer nota, se les salía del orden de la música.

Entonces a sus hijos les daba pena decirle: oye, papá, es que te estás saliendo y todo, y reconoció en Tokio Japón después de que se puso muy grave, en el Yokohama, lo tuvieron que intervenir en un hospital, gastaron mucho dinero, y ya cuando regresó se quedó acá, pero como aprendieron la nota entonces los muchachos se convirtieron en esas giras, por ejemplo tocaban 30 minutos en Paris, con el Ballet, las presentaciones no eran más allá de 40 minutos y de ahí volaban a Barcelona, y otra presentación en el teatro y de ahí volaban a Beijin, y de ahí a otro país, luego a América del Sur, pero sobre todo recorrieron Europa Asia y Estados Unidos, duraban meses recorrieron el mundo.

En uno de esos trayectos se enfermó una trompeta, lo reponen con otro que no era de la familia, Rogaciano estuvo como 10 años en estado de coma, Gilberto se vino a Vallarta. En Puerto Vallarta hay dos músicos muy conocidos, uno es Beto Uribe, el papá de Chayito Uribe, y el otro se llama Nicolás, se me escapa el apellido, tocaba la vihuela.

Ellos no se adaptaron a México y se vinieron y este mariachi continuó con sus giras, y los seis meses que tocaban aquí, hacían presentaciones viernes sábado y domingo hasta hoy, en Bellas Artes con el Ballet de Amalia Hernández y después en las tocadas de los políticos, eso les permitió comprar terrenos, hacer sus casas en la Cruz de Huanacaxtle, en Bucerías… allá todo mundo compró casa en el mismo fraccionamiento, pero muy disciplinados ellos, no alcohol, ni drogas.

Empezaron a faltar algunos y fueron relevados por músicos, artistas consumados, de otros mariachis, algunos salían borrachitos pues los cambiaban… pero el mariachi se mantiene vigente. El señor y la señora murieron en México los dos y su casa la dejaron para toda la familia en la carretera a Pachuca, en el fraccionamiento Los Laureles.

DESFILE DE CANTANTES

A este hombre, yo le reconocí muchas cosas a él, fue amigo de mi familia, actualmente el director artístico es Humberto Medina Ramos, él es el actual director artístico y musical del mariachi mantiene relación con la hija de Amalia Hernández, que es la que está al frente del Ballet Folclórico, y han desfilado ahí tantos cantantes de renombre que ellos han acompañado, en su momento grabaron muchos discos.

Nosotros los vemos como de San Juan de Abajo y cuando estuve en el gobierno, me dijo el director artístico: oye nosotros el 10 de mayo lo tenemos un poco más flojo de trabajo, y creemos venir a la playa y traer nuestras familias.  Le dije yo los recibo, cuanto pueden cobrar por ponerle sabor a las fiestas… tengo un amigo de San Juan, Andrés Chavarín Villalvazo, que es aficionado a la opera ligera, y se hizo una combinación, mariachi y piano de cola.

Vinieron voces de Tijuana, y de Guadalajara o de Monterrey para que la gente escuchara a una soprano, con mezzosoprano, un tenor, para que la ópera no sea solo de los fifi, como dice el Peje y llevarla a las colonias populares. Aceptaron los muchachos venir a las fiestas de mayo de San Juan de Abajo y los presenté un día en una velada como de tres horas, con una escenografía bonita, y la gente se calentó.

Vino el obispo y los escuchó porque tocaron en la misa, en el novenario, luego en la plaza, el obispo Robles Cota, era muy de mariachi y dijo, quiero que me toquen y organizó una carne asada, aquí escuchó poeta y campesino, y todas las demás… mantengo una relación muy de familia, y esa obra musical que este hombre inició, primero como soltero, luego con su familia, que a su manera lírica les enseñó esa formación.

Cuando fue tiempo de vivir estuvo aquí, después se los llevó a México, los metieron a la cárcel, se hicieron ahijados de Venus Rey, hasta uniforme les compró, y después de eso, conquistaron la ciudad de México en Garibaldi y con el ballet de Amalia Hernández recorrieron el mundo, resume eufórico el ex alcalde de Bahía de Banderas.