EDITORIAL

La fuerte lluvia que cayó durante la tarde-noche del pasado miércoles en el centro de la ciudad evidenció nuevamente cuán irresponsables son muchos de los habitantes de este municipio y muchos de los turistas que llegan a Puerto Vallarta. ¿Por qué? Es sencillo de explicar.

Y es que la fuerte corriente de agua que bajó por las calles del centro de la ciudad arrastró grandes cantidades de basura, desechos inorgánicos que son tirados de manera inconsciente a las calles mientras habitantes y turistas caminan por las banquetas o bien que son arrojados desde el camión o el automóvil en movimiento mientras transitan, unos y otros, por el llamado corazón de Puerto Vallarta.

Lamentablemente, en todos estos años hemos visto y hemos sido testigos de la manera en que habitantes y turistas se deshacen de su basura inorgánica, generalmente envases de pet o latas de refresco, envolturas de papas o de pastelitos, bolsas de plástico  con más basura en su interior.

Lo que vimos el miércoles en las calles del centro de la ciudad e incluso en la colonia Versalles es un reflejo de esa cultura del descuido, de la desatención, de la indolencia y del “me vale” no cuidar un poco más la ciudad. En los turistas no sorprende esta mentalidad, pues vienen solo tres días y se van, sin importarles si ensucian o contaminan el lugar que visitan; total, no viven aquí. Sin embargo, es triste ver cómo niños, jóvenes y adultos habitantes de Puerto Vallarta tiran la basura en las calles sin el menor remordimiento.

El miércoles, muchas de las rejillas de las alcantarillas del sistema de drenaje en las calles del centro de la ciudad se taparon con la basura que el agua arrastró hacia el mar. En su mayoría botellas de pet de refrescos de 600 mililitros, latas, envolturas, envases de yogurt, bolsas de plástico, recipientes de unicel y otros tantos desechos más que salieron de las irresponsables manos de turistas y habitantes.

Se trata de grandes cantidades de basura que nada tiene que ver con los desechos que los vecinos dejan en las esquinas para que sea recogida por el camión recolector. Es basura individual que, al tapar las rejillas, provoca la inundación de las calles, además de un lamentable espectáculo que no es digno de un destino turístico como Puerto Vallarta, cuya limpieza es puesta en duda con imágenes como las del miércoles pasado, tomadas por nuestra compañera reportera gráfica Santini Bracho.

Y que nadie quiera señalar a las autoridades en turno para lavar sus culpas, porque se trata de basura arrojada por cochinos inconscientes a quienes poco les importa el bienestar del lugar en donde viven.

Sí, así es, cochinos a quienes hemos visto abandonar bolsas de basura en las colonias cuando el camión recolector ya pasó, o bien que abandonan sillones, libreros o colchones en malas condiciones en la esquina, a sabiendas de que el camión de la basura no se los llevará.

Ese es el mejor ejemplo de la clase de vecinos que tenemos, gente a la que no le importa provocar problemas a los demás, porque tarde o temprano esa basura que abandonan acabará siendo arrastrada por la lluvia o regada en la calle por animales como perros y gatos.

Si queremos a Puerto Vallarta estamos obligados a cuidarlo, aquí vivimos, aquí trabajamos y al turismo hay que enseñarle, instruirlo con el ejemplo que una ciudad como esta se puede mantener limpia con el esfuerzo de todos, empezando por sus propios habitantes.

Qué triste y desalentador es ver a una madre tirar basura por la ventana del camión, teniendo a su pequeño hijo frente a ella. Indignante también es ver a un joven arrojar desde su automóvil una lata de cerveza o de refresco. ¿En qué están pensando? ¿En qué clase de lugar creen que viven? ¿Con qué clase de personas convivimos a diario?

El cambio de mentalidad y acciones tienen que empezar con uno mismo, en familia y con amigos, antes de esperar un cambio en las demás personas.

Si queremos a Puerto Vallarta es urgente generar ese cambio, dejar de tirar desechos en la calle, dejar de abandonar las bolsas de basura cuando ya pasó el camión recolector.

Querer a Puerto Vallarta significa cuidarlo, no dañar su imagen urbana y turística. Bien dicen que una ciudad limpia no es la que se barre diario, sino la que no se ensucia. Entonces pongamos el ejemplo desde nuestras casas, desde nuestros negocios e incluso desde nuestros automóviles y desde el transporte público.

No tirar la basura en las calles evitará también inundaciones, no solo en el centro de la ciudad sino en las colonias, además de evitar la contaminación de las playas y el mar, en donde inevitablemente terminarán la basura y los desechos que se tiran a diario en las calles de Puerto Vallarta. Es por eso que la basura local y turística es un problema de todos…

basurataparejillasenelcentroy colonias2 1024x768 - Basura local y turística, un problema de todos

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