LA MIRADA INCÓMODA

“No hay PLANeta B”: Anónimo.

Por Alfredo César Dachary – cesaralfredo552@gmail.com

Parece ser una contradicción, pero es la realidad. Europa Occidental siente los efectos del cambio climático, encabezando el ranking de los problemas generados más allá de las amenazas; se repite la historia de la pandemia que voló a Europa en primera clase.

Esta serie de incendios tiene precedentes en varias regiones del sur que afectan a España y Portugal sobre el terreno, pero la magnitud y los resultados son cada vez más graves, ya que algunos casos se han visto obligados a evacuar por un foco de fuego que nunca se extinguió, sino que siguió ardiendo, cubierto bajo la turba de bosque según explicaron los expertos.

Si le sumamos el caso de la guerra Rusia – Ucrania, los problemas pueden incrementar y llegar a ser muy graves si logran los bandos en guerra destruir la principal central atómica de Ucrania. Nuevamente las experiencias nucleares se dan fuera del país que lo promueve, Estados Unidos, y Europa volverá a ser el escenario de enfrentamientos y graves costos para sus países y la vida sobre estos territorios, ¿será una visión errada de lo que es el desarrollo, la democracia y la libertad, que no hay país en el mundo que la ejerza a plenitud?

El presidente del Instituto Paulson, ex consejero The Nature Conservancy, Henry M. Paulson Jr. sostiene que hay dos crisis que afectan al mundo natural, la primera es el cambio climático y la segunda, que ha recibido mucho menos prensa, es el colapso de la biodiversidad.

A medida que las especies desaparecen y las complejas relaciones entre los seres vivos y los sistemas se desgastan y rompen, el creciente daño a la biodiversidad del mundo presenta graves riesgos para las sociedades humanas.

La extinción de plantas y animales se está acelerando, se estima que va mil veces más rápido que los índices naturales anteriores a la aparición de los humanos.

Casi 3,000 millones de aves se han perdido en Norteamérica desde 1970, lo cual ha disminuido la polinización de los cultivos alimentarios.

En el otro extremo, en la India, miles de personas mueren a causa de la rabia porque la población de buitres que se alimentan de la basura se está reduciendo, lo que ha provocado un aumento enorme de los perros silvestres que se comen estos restos de comida en ausencia de las aves.

Esto nos hace regresar a la gran pandemia que aparentemente acaba de pasar, y nos abren un oscuro futuro en que las enfermedades zoonóticas se vuelven cada vez más comunes, a la par que la seguridad alimentaria mundial cada vez está en mayor peligro.

Así el cambio climático y la pérdida de biodiversidad están unidos en un ciclo de destrucción y deben ser tratados en conjunto, sin olvidar que la desaparición de los arrecifes de coral del mundo en los próximos 20 años debido al aumento de la temperatura del mar, la acidez del agua y la contaminación, afectará gravemente la cadena trófica del mundo marino.

Para Jorge Carrión, autor de “Lo viral”, el cambio climático es “la crisis que define nuestra época”, no solo constituye una realidad física y meteorológica, también es cultural y lingüística. Por eso hay que acompañar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero con una nueva cultura de nuestra relación con el planeta.

El año pasado se terminó el trabajo de un grupo de expertos internacionales, cuyo objetivo era tipificar un nuevo delito contra la humanidad: el ecocidio, un concepto que existe desde la guerra de Vietnam, es ahora cuando tiene al fin serias opciones de ser incorporado al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, junto con los de crímenes de guerra y contra la humanidad o el de genocidio. De esa manera, los ataques ilícitos y arbitrarios contra el medio ambiente serían castigados mediante los mismos mecanismos que actualmente juzgan las masacres étnicas o los bombardeos contra la población civil.

En 1915, los asesinatos masivos de ciudadanos armenios perpetrados en el seno del Imperio Otomano, abrieron una negra puerta que reabrió en 1995 cuando cerca de 8,000 bosnios musulmanes fueron asesinados por los serbios de Bosnia en Srebrenica.

De allí que hablar de derechos y democracia en el siglo XX es difícil porque éste estuvo marcado por sucesivos genocidios, con el gran exterminio nazi en su centro infame, las dos bombas atómicas que lanzó Estados Unidos sobre Japón, el exterminio de campesinos con Napalm en Vietnam, el millón de asesinados por el ejército francés en Argel en la lucha por su liberación y cientos de masacres más, incluido el pueblo palestino que aún resiste.

Por ello es que, si no queremos que este siglo que todavía comienza sea el del ecocidio constante, es necesario que impongamos las palabras y las leyes que puedan contribuir a evitarlo, una idea maravillosa pero utópica, parece que Carrión, no sabe que las sentencias de Tribunal Internacional no afectan al personal militar de Estados Unidos y se hace extensivo a las otras potencias.

El gobierno de Estados Unidos presentó una demanda contra la editorial Simon & Schuster para que cancele o al menos postergue la llegada a la librería del libro “En la sala donde ocurrió: mis memorias en la Casa Blanca”, escrito por un testigo directo John Bolton, ex consejero de Seguridad Nacional de Donald Trump entre 2018 – 2019.

Las revelaciones de Bolton amenazan con abrir un nuevo frente contra Trump en momentos en que éste intenta desesperadamente conseguir su reelección. La Casa Blanca amenaza a Bolton con serias represalias si viola sus compromisos de confidencialidad en temas que afectan a la seguridad nacional.

Paradójicamente, días antes, Donald Trump firmó una Orden Ejecutiva anunciando sanciones contra la Corte Penal Internacional (CPI) por iniciar un proceso a Estados Unidos por crímenes cometidos en Afganistán y otros países, y fue precisamente Bolton quien en 2018 amenazó a la CPI con tomar las represalias que se han aplicado ahora. Bolton tuvo todo el protagonismo en esa campaña.

No en vano fue el mismo Bolton, quien el 6 de mayo de 2002, cuando era Subsecretario de Estado para Control de Armas y Seguridad Internacional de George W. Bush, anunció formalmente al Secretario General de la ONU, Kofi Atta Annan, la decisión de Estados Unidos de retirar su firma del Estatuto de Roma, el tratado fundacional de la CPI.

Los formuladores de la propuesta de elevar a delito el ecocidio junto al genocidio implica la creación y aceptación por parte de la sociedad de nuevos conceptos que requieren términos nuevos, ya que las palabras engendran realidad y lo hacen con mayor contundencia si cuentan con el respaldo de la ley.

En la parte final de la exposición “Ciencia ficción que se puede visitar en estos momentos en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona se encuentra un gran mural que recoge cómo se avanza en todo el mundo hacia la protección jurídica de “especies animales y vegetales, así como ríos, montañas, valles o ecosistemas”, no por su utilidad para los humanos, sino “por su valor intrínseco”.

Así es como se logró que la orangután Sandra fue reconocida “persona no humana” en 2015 por la justicia argentina y de este modo adquirió derechos fundamentales y pudo abandonar el zoológico de Buenos Aires y mudarse a una reserva natural; y el río Whanganui, un par de años más tarde, fue declarado persona jurídica en Nueva Zelanda.

La artista española Clara Montoya ha explicado que el río Whanganui forma parte de la familia de la comunidad maorí que lo habita y a 250 kilómetros de allí, el Mar Menor de Murcia está viendo cómo la contaminación masacra a sus peces y crustáceos, y antes de que sea demasiado tarde, se están recogiendo firmas para convertir el ecosistema en persona jurídica. Tanto sus defensores como la prensa se están refiriendo a la catástrofe como ecocidio.

Pero todos estos avances se dan en países desarrollados donde los mismos funcionarios que lo promueven pueden estar de acuerdo con no aceptar los inmigrantes que representan el recordatorio del colonialismo y sus grandes huellas.

El cambio climático y la pérdida de la biodiversidad están más allá que amenazas, son ya una realidad de un mundo que está viviendo el final de un modelo individualista, anti-solidario que implantó el neoliberalismo a partir de los 70´; mientras este modelo no cambie la sociedad tampoco lo hará y el costo ya lo saben los que lo estudian y lo presienten los que lo viven. 

Este modelo no es una casualidad, es el promotor del desplazamiento del humano del centro de la producción y, por ende, del control de la sociedad, algo que ya plantea la 4ª. Revolución Industrial, que calcula que para fines de esta década podría haberse dado un 40% de remplazo de fuerza laboral por tecnologías, un nuevo modelo que hasta hoy no tiene alternativas.

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