Categoría 1 

OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) - m.jorge.berry@gmail.com

Les he comentado en otras entregas el daño que el gobierno morenista de Nayarit está causando a la industria turística en nuestra zona, dando prioridad a sus rancias ideologías en perjuicio del “modus vivendi” de millones de ciudadanos. Por desgracia, no son los únicos. Son solo el reflejo de lo que pasa a nivel federal, que no es poco.

El 25 de mayo de 2021, la FAA, la administración federal de aeronáutica de Estados Unidos, degradó a México a la categoría 2 en el programa de Evaluación de Seguridad Operacional de la Aviación Internacional. El principal motivo fue que México no demostró tener la capacidad de mantener las revisiones constantes al estado físico y mental de quienes tienen licencias de pilotos. Tampoco aceptaron el programa de capacitación, puesto que no pudieron demostrar que los inspectores y verificadores de la Agencia Federal de Aviación Civil, (AFAC) cuentan con los conocimientos y capacidad para ejercer sus responsabilidades.

Esto no es nuevo. También se perdió la Categoría 1 en el gobierno de Felipe Calderón, pero se recuperó en 6 meses. Ahora, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cuando perdimos la categoría 1, también prometió recuperarla en 3 meses. Pero ya sabemos lo que valen las promesas del caudillo. También prometió un sistema de salud como el de Dinamarca, y que acabaría con la violencia y la corrupción, y ambas están peor que nunca. Por eso la promesa de la aviación sonó hueca, y llevamos más de un año sin poder recuperarla.

¿Por qué nos afecta? Mientras México no sea categoría 1, las aerolíneas internacionales no pueden abrir nuevas rutas a México, ni las aerolíneas nacionales pueden abrir nuevas rutas al extranjero. Los operadores turísticos no pueden aumentar opciones, ni diseñar nuevos paquetes para ciudades específicas, porque no hay cómo traerlos.

¿Por qué pasó esto? Por las torcidas prioridades de la 4T. Luego del dineral tirado a la basura por López Obrador al cancelar el aeropuerto de Texcoco, más el otro dineral que costó construir el aeropuerto patito Felipe Ángeles, pues ya no les quedó recurso para fondear a la AFAC. Es la gente que vela por la seguridad de la aviación nacional, pero como tantos otros casos en la presente administración, el conocimiento no cuenta.

No se pudo hacer entender al desfile de funcionarios que pasan por la Secretaría de Comunicaciones, que estos elementos tenían buenos sueldos, porque los desquitaban. Eran conocidos y respetados en la comunidad internacional de la aviación, porque su presencia garantizaba profesionalismo y capacidad en la aplicación de los protocolos internacionales. Y no, no les importaba el morenismo, ni la lealtad incondicional a un profeta. Ese fue su pecado. Los echaron.

En su lugar, llegaron las hordas morenistas quienes, por supuesto, no tienen ni idea de qué hacer. Son muy leales a AMLO, y algunos seguro hasta son honestos, pero no saben lo que hacen. Algo así como el secretario de turismo de Nayarit.

Así llegaron en estas condiciones los inspectores gabachos, vieron el desorden y el inminente peligro que corren las operaciones aéreas por el diseño errado del espacio aéreo mexicano, conocían y aplaudían el proyecto de Texcoco, y llegaron a encontrarse con un aeropuerto primitivo e ineficiente, y algo les olió mal.

Empezaron las revisiones, y se encontraron que los colegas mexicanos con los que trabajaban siempre, ya no estaban. ¿Y los nuevos? Pues un desastre universal. Solo es especulación, pero ya me imagino la cara de sorpresa de los inspectores al darse cuenta de que estaban tratando con amateurs, con advenedizos. Lo mismo deben sentir los médicos mexicanos cuando les asignan “ayuda” de un médico cubano, al que no solo hay que enseñarle todo, porque llegan sin capacidad alguna. Eso sí, ganan el doble o más que los nuestros.

Van 7 auditorías que aplica la FAA a México, y no estamos ni cerca de recuperar la categoría 1. Nadie sabe cuándo será la próxima. Mientras, sigue el inminente peligro de un accidente.

¿Cuándo entenderá el presidente que la gente que se prepara y estudia y trabaja años y años en alguna especialidad tiene un valor incalculable que el país debe aprovechar? Probablemente nunca. Y no hemos tocado fondo. Pobre México.

¡Hasta el viernes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.