Entre restaurantes, taquerías, autos, motos y vendedores ambulantes les cierran el paso

Miguel Ángel Ocaña Reyes

Poco a poco, los ciudadanos de Puerto Vallarta pierden aceras, plazas y parques para caminar seguros y cómodamente ante la complacencia de las autoridades que ceden al interés económico de particulares y comerciantes que pagan por apropiarse diversos espacios públicos.

Restaurantes, taquerías, automóviles, motocicletas, vendedores ambulantes y particulares, pasan por encima del derecho de los peatones de circular por aceras limpias y transitables, lo cual a la larga se normaliza, teniendo como consecuencias negativas falta de lazos fuertes en la comunidad, inseguridad y descontento.

Y es que las ciudades caminables tienen muchas ventajas, entre otras, generan una economía más activa que las no caminables, fomentan la salud al permitir a los ciudadanos ejercitarse, incrementa el valor de los predios, mejora la movilidad y aumenta la calidad debida de los ciudadanos, y asimismo tienen menores costos de transporte y mejor acceso a infraestructura de transporte, parabuses y ciclovías.

Sin embargo, todos estos beneficios parecen ser ignorados por la autoridad, pues lejos de promover espacios urbanos caminables, por toda la ciudad se percibe la apropiación de los espacios públicos, una situación que poco a poco reduce la calidad de vida de los vallartenses de a pie.

01. La vía pública poco a poco se invade por el comercio informal

02. Los puestos de tacos se amplían lo que quieren

03. Sin la menor consideración, se apropian la acera y parte de la vialidad

04. Los parabuses con publicidad bloquean literalmente el paso de los peatones

05. Restauranteros en la colonia Versalles abusan apropiándose las calles

06. Vehículos de particulares usan las aceras como estacionamientos

07. Los peatones cada vez pierden más espacios

08. Ya sean ambulantes o establecidos, no respetan las aceras

09. La autoridad municipal parece ausente no obstante los abusos

10. Poco a poco la anarquía se hace presente

11. Parece que vale más el interés particular que el interés públic

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