LA MIRADA INCÓMODA

“La pobreza no es natural. Es creada por el hombre y puede ser superada y erradicada por la acción del ser humano”: Nelson Mandela.

Por Alfredo César Dachary – cesaralfredo552@gmail.com

Hoy, en pleno siglo XXI, frente a transformaciones profundas en la ciencia y la tecnología que alterarán radicalmente a la sociedad, aún escuchamos los ecos del pasado en boca del último “centurión” del viejo circo de las llamadas Naciones Unidas.

Como el padre que perdió el control en épocas pasadas, primero la amenaza, luego el castigo y al final la sangre, así pudimos ver la discusión de todos los miembros de los países en la Asamblea General que no pudieron aprobar, pese a ser mayoría, la clausura de más de seis décadas de “castigo” a Cuba, por parte de una nación que dice ser la “cuna de la democracia”.

Solo la Alemania nazi y Estados Unidos generan castigos a los que dicen son sus enemigos, aunque no haya guerra, generan embargos, amenazas, castigos a los que negocian con sus “enemigos” y demás tropelías típicas de la época feudal.

¡Cómo hablar de democracia cuando un país tiene como única causa para enfrentar a otro el que éste haya crecido y lo esté superando!, y ello lo transforma en un motivo de una nueva guerra fría, forma que viene adoptando Estados Unidos desde 1945 y que aplicó a sangre y fuego en Europa de la postguerra ante los avances del partido comunista en Italia, Francia, Grecia y varios países centrales.

Las “nuevas amenazas” al capitalismo norteamericano tuvieron como respuesta, ante la crisis en Berlín, la formación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), organización militar que pocas décadas después se transformó en el brazo ejecutor de la desintegración de la antigua Yugoslavia.

EUROCENTRISMO Y RACISMO, BASES DEL “LEGADO COLONIAL”

Hay quienes sostienen que el racismo ha desaparecido, pero no hace falta más que ver el periódico del día para saber el número de embarcaciones que arriban a Italia, Grecia, España incluida Canarias y la dura respuesta de las ex potencias coloniales con los nuevos inmigrantes, algo opuesto a las puertas abiertas de América del XIX y el XX, ante las grandes masas de inmigrantes que huían de la Europa con hambre y sin trabajo luego de las dos grandes guerras.

Un ejemplo de que el racismo de los funcionarios europeos está a flor de piel, en la inauguración de la Academia Diplomática Europea el 13 de octubre de este 2022, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, el español Josep Borrell, dijo: “…que Europa es un jardín y el resto del mundo es una jungla, y la jungla podría invadir el jardín”.

 Como si la metáfora no fuera suficientemente, el diplomático añadió, “…los europeos tienen que comprometerse mucho más con el resto del mundo, porque si no, el resto del mundo nos invadirá”, en alusión a la masiva llegada de pateras a las costas españolas y el fuerte rechazo a los que pretenden saltar la alambrada de Celta y Melilla, suelo español en Marruecos.

Los comentarios racistas del “embajador” Borrell fueron ridiculizados en las redes sociales y aniquilados en el Parlamento Europeo por parte de Marc Botenga, del Partido de los Trabajadores belga, y además hay una petición del Movimiento Democracia en Europa (DiEM25) pidiendo la dimisión de Borrell, que ha recibido más de 10,000 firmas.

La falta de conocimiento histórico de Borrell es notable, se olvida de la traición del franquismo al pueblo sarahaudi, y demás población que habitaban el Sahara Español, y que por ello hoy la mayoría están presos o confinados en campos de refugiados.

Se olvida de que son los europeos y los norteamericanos los que siguen invadiendo el continente africano, y son esas invasiones militares y económicas las que producen la migración de los pueblos africanos, ya que son para apoyar gobiernos despóticos. 

Esta situación la aclaró el Presidente Macky Sall, que orgullosamente sostuvo que África no quiere ser “la incubadora de una nueva Guerra Fría”, sino un lugar soberano y digno en el siglo XXI, lo cual no significa rechazar la cooperación extranjera, a través de la cooperación internacional.

En la Asamblea General de la ONU de este 2022, la Unión Africana rechazó firmemente los esfuerzos coercitivos de Estados Unidos y los países occidentales para utilizar el continente como peón en su agenda geopolítica, ya que “África ya ha sufrido bastante el peso de la historia”.

“África pretende ser un polo de estabilidad y de oportunidades abierto a todos sus socios, sobre una base de beneficio mutuo”, según lo declaró el Presidente de la Unión Africana y Presidente de Senegal, Macky Sall.

Les recordó que el afán de guerra no ofrece nada a los pueblos de África ya que éstos están en su búsqueda de la paz, la adaptación al cambio climático y el desarrollo. También les recordó a los otros líderes del “olvido” del mundo que sufrió África “durante la pandemia”.

EL CONTINENTE AFRICANO QUIERE CONSTRUIR SU FUTURO EN PAZ

En la segunda mitad del siglo XX, Estados Unidos actuó militarmente en varias guerras internas y golpes de Estado en África, siendo los ejemplos más significativos, la caída del régimen democrático de Patrice Lubumba en el Congo, que además terminó con su vida y generó una desestabilización que dura hasta la actualidad.

El otro gran frente fue el de Angola, rica en petróleo, diamantes y oro entre otros recursos valiosos, donde Estados Unidos a través del ejercito sudafricano, pretendía terminar con la revolución de las tres colonias portuguesas encabezadas por Angola.

Allí se dio una de las primeras grandes derrotas de Estados Unidos en el extranjero, aunque se la disfrace de lucha de Sudáfrica contra Angola, y fue en la batalla de Cuito Cuanavale, donde fueron derrotados las fuerzas aliadas en su camino anticolonial.

En la actualidad y, específicamente en agosto de 2022, Estados Unidos publica lo que ellos denominaron una nueva estrategia de política exterior dirigida a África, sintetizada en un documento, de 17 páginas que  incluía un total de 10 menciones a China y Rusia, incluyendo el compromiso de “contrarrestar las actividades perjudiciales de China, Rusia y otros actores extranjeros en el continente”, pero no mencionaba ni una sola vez el término “soberanía”.

El Secretario de Estado Antony Blinken plantea que Washington “no trata de incidir en las decisiones de los países africanos”, sin embargo, los gobiernos africanos denuncian que la situación es diferente, ya que Estados Unidos practica lo que se denomina una intimidación controlada.

En junio se realizó, ante los problemas mundiales, una cumbre de la OTAN en donde se definió a África, junto con Medio Oriente, como el “vecindario al sur de la OTAN”, definición similar a la que se le da a América Latina por Estados Unidos, “el patio trasero”.

En el año 2007, Estados Unidos creó el Comando de África (AFRICOM) “en respuesta a nuestras crecientes asociaciones e intereses en África”, y especialmente frente al incremento de la presencia de China en esta región con créditos blandos para infraestructura y otros requerimientos de estos países.

Para el 2022, el AFRICOM ha establecido al menos 29 bases militares en el continente africano como parte de una extensa red que incluye más de 60 puestos de avanzada y puntos de acceso en al menos 34 países, más del 60% de las naciones del continente.

Esta es la forma como el AFRICOM pretende asegurar la hegemonía estadounidense en el continente y cuyos  objetivos declarados son el de  “proteger los intereses estadounidenses” y “mantener la superioridad sobre los competidores” en África, una “democracia sin competencia”.

La OTAN participó en el proyecto, con la propuesta original presentada por el entonces Comandante Supremo Aliado de la OTAN, James L. Jones Jr., y el AFRICOM realiza anualmente ejercicios de entrenamiento destinados a mejorar la “interoperabilidad” entre los ejércitos africanos y las “fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos y la OTAN”, una manera de operar un neocolonialismo.

El alto costo de la presencia militar de Estados Unidos y la OTAN en África se vio en 2011, cuando pese a la oposición de la Unión Africana, Estados Unidos y la OTAN lanzaron su catastrófica intervención militar en Libia para derrocar al gobierno de Muamar el Gadafi. En esa primera década, Libia había obtenido la mejor puntuación entre las naciones africanas en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, y una década después de la intervención en Libia, ha sido el regreso del mercado de personas esclavizadas al país, la entrada de miles de combatientes extranjeros y una violencia interminable.

La democracia como bandera ha dejado de ser una realidad posible, hoy en medio de la expansión de otros países, a Estados Unidos le queda solo la fuerza bruta para mantener el poder en sus neocolonias; el tiempo de vida de esta opción es corto y la realidad lo está demostrando.

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