Conceptos mal entendidos 

TERCERA LLAMADA

Por María José Zorrilla

Ante la preocupante sequía que arrasa en la zona norte del país, Martha Guzmán, representante de la Asociación Mexicana de Arboricultura para el Noreste, está proponiendo recurrir a las especies originarias de la región como la anacahuita, el ébano, mimbre o encino como una medida de preservar zonas verdes que ayuden a mantener un equilibrio en la biodiversidad de la zona.

A veces con la intención de embellecer, apoyar o dar un cierto aspecto a un lugar tomamos medidas que pueden ser muy dañinas para el medio ambiente y que en momentos actuales como el cambio climático tan dramático que estamos viviendo, pueden llegar a ser catastróficas tal cual lo estamos padeciendo en distintas partes del mundo con calores y sequías inimaginadas.

Para ejemplo, de lo que significa romper los equilibrios de la naturaleza, está el caso de la isla Victoria en la Patagonia Argentina. Ubicada en medio del Parque Nahuel Huapi este paradisiaco espacio fue “concesionado” a principios del siglo pasado a un aristócrata porteño que tuvo plantaciones de trigo y avena y entre otras modificaciones llevó ganado.  Y no fue sino hasta siete décadas después que se dieron cuenta de lo dañino que estaba resultando la “introducción” de especies ajenas a la zona. Los animales domésticos estaban acabando con el ecosistema del lugar.

El trabajo realizado desde 1970 por instituciones científicas y la administración del parque ha sido ejemplar, pero impresiona que de aquel ganado inicial hubo una reproducción excesiva de vacas que se han llegado a contar en miles y que ahora en estado salvaje y a más de 120 años después, siguen combatiendo con unos gauchos contratados especialmente para medio domesticarlas y poderlas trasladar a ranchos ganaderos.

En Puerto Vallarta tenemos un pulmón extraordinario en medio de la ciudad que es el río Cuale, donde se encuentra la isla del Cuale, un espacio adaptado en medio del río después que una inundación dejara al descubierto unos islotes naturales preexistentes. Con el tiempo la isla se ha ido llenando de espacios comerciales y restaurantes y se ha ido olvidando el carácter natural y cultural del espacio, pero aunado a eso, lo más grave es que ha sido invadida por gatos que la gente lleva y abandona allí. Muchas personas amantes de los felinos los alimentan diariamente pensando que hacen una gran labor ambientalista. No ha tardado mucho en empezar a caer la desgracia sobre la isla.

Con una población excesiva de gatos que está fuera de control, un olor insoportable y el exterminio de la flora y fauna endémica, el problema se ha incrementado ante las sociedades protectoras de animales que han equivocado su función y no han permitido durante años tocar el tema de los gatos. Se han hecho algunas promesas, pero todo ha quedado en el tintero porque todavía no han encontrado el refugio ideal para tal cantidad de gatos.

El otro problema será su captura; en la Patagonia llevan 50 años y no han podido exterminar el problema de la isla Victoria. Mientras tanto en Vallarta, los altos bambús del lugar esperan mejores tiempos y la amplia variedad de pájaros e iguanas cuyo hábitat es el Cuale, ven desaparecer sus poblaciones de manera acelerada y algunas estar en verdadero peligro de extinción.

Me decía un amigo biólogo cuan peligroso es malinterpretar el amor a la naturaleza y a los animales y sentenció: “Jamás la fauna doméstica debe convertirse en amenaza para la fauna endémica”. Si la preocupación del ayer era el tiempo como decía Foucault, el de ahora es el espacio. Los animales y plantas endémicas se convierten en el termómetro a la hora de medir el estado de salud de un territorio.

La isla del Cuale está lejos de ser un espacio medianamente sano. Lástima por el gran esfuerzo del Garden Club por rescatar el lugar ante la invasión de los mininos introducidos artificialmente. Su multiplicación está costando el exterminio de la fauna salvaje del lugar y más caro aún, por un concepto mal entendido estamos a nada de destrozar uno de los escasos pulmones urbanos en el centro de la ciudad.