TERCERA LLAMADA

Por María José Zorrilla

El domingo fue de mucha acción en distintos frentes. Desfile del 20 de noviembre con discurso 4T de López Obrador. Se inauguró el esperado Mundial de Qatar con vistosa ceremonia. Checo Pérez corrió la última carrera del año en la Fórmula 1 y se cuela entre los 3 mejores pilotos del mundo. Djokovic gana por sexta ocasión la Final de la NITTO ATP del tenis mundial en Turín. Se cierra la cumbre climática en Egipto sin muchas esperanzas para el mundo y los ucranianos enfrentan dos temibles enemigos: la guerra y el invierno. Un domingo con mucha acción y especial atención al Mundial que siempre eleva la adrenalina a todo vapor.

Ante la expectativa no puedo expresar mi desencanto y cuánto me sorprendió la elección de Norman Freeman para inaugurar esta ceremonia. Nadie duda de su calidad como actor, pero el estadounidense fue acusado de acoso sexual por 8 mujeres según lo dio a conocer la BBC Mundo el 24 de mayo del 2018. Una asistente de producción señaló haber sido acosada por meses durante el rodaje de la película “Un golpe de estilo” en 2017. El actor simplemente se disculpó y allí quedó la situación. Extraña elección de Qatar para hablar de los Derechos Humanos. No sabemos si desconocían los antecedentes de Freeman, pero fue una decisión sensible para muchas mujeres y contradictoria, especialmente en un país donde ya sabemos que por tradición, cultura y religión y por así convenir a sus intereses, las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres.

Con referencia al primer gol del equipo ecuatoriano hubo controversia al no parecer fuera de lugar y ante este tipo de situaciones las cosas no pintaron bien en ese primer uso del famoso VAR. Desconocemos si fue rigor excesivo o premeditación para quedar bien con el país anfitrión que normalmente nunca pierde en la primera ronda del mundial. Al final se hizo justicia con el marcador con un contundente 2-0 y las cosas volvieron acomodarse para beneplácito de los ecuatorianos que nunca perdieron la concentración.

Al terminar el partido salí a mi negocio con cierta prisa porque no quería perderme la final del Tenis entre el serbio y el noruego. La balanza estaba muy cargada hacia Djokovic, un polémico jugador que no siempre genera muchas simpatías, pero definitivamente su calidad, determinación, disciplina y fuerza mental es incuestionable incluso cuando no se siente bien como lo reflejó ayer domingo.

Aun ante los favoritos siempre se mantiene la esperanza que surja un nuevo ídolo, se de un milagro donde el débil le gane al fuerte y es el caso de nuestro equipo de futbol. Muchos dicen es uno de los equipos más débiles de los últimos años, pero la esperanza está allí, el entusiasmo no se viene abajo y los mexicanos que asistieron en masa a Qatar ya están haciendo ruido, mucho ruido. Sólo esperamos que ese ruido no se convierta en distractor. Las reglas del emirato son muy estrictas y no deseamos que suceda ningún contratiempo con los aficionados ni con los jugadores.

Mientras regresaba del trabajo el domingo, puse la música muy fuerte y manejaba a más velocidad de lo normal para no perderme el inicio del tenis. De pronto no me percaté que una ambulancia venía con sirena solicitando paso. La prisa y el stress me orillaron a realizar acciones totalmente ajenas a mi conducta habitual. Afortunadamente la ambulancia pudo pasar por mi izquierda porque los demás autos sí le dieron paso.

Rápido caí en cuenta cómo la vida puede cambiar en un pestañeo sea en un campo deportivo, en una carretera o en la casa por una simple distracción. Salí bien librada, pero qué importante es poder controlar las emociones como suele hacerlo el impávido serbio que aún en un mal día sale adelante con determinación y carácter o los sudamericanos y su ecuanimidad ante esa primera controversia al inicio del partido inaugural de la Copa del Mundo.

Suerte México, la vamos a necesitar.

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