OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

“… aquí está la “I”, le sigue la “O”, una es flaca y otra gorda porque ya comió…”

Francisco Gabilondo Soler nació en Orizaba, Veracruz, en el año de 1907. Fue uno de los compositores más prolíficos y talentosos de aquel México del siglo XX. Según los que lo recuerdan, no era un hombre feliz.

Curiosamente, sufrió una decepción tremenda al tener que abandonar sus estudios de astronomía en el Observatorio Nacional de Tacubaya en la CDMX. La astronomía fue su principal pasión hasta el día de su muerte, a los 83 años. Su amor por la astronomía se vio premiado ya que era famoso. Lo aceptaron a la Sociedad Astronómica Mexicana como reconocimiento por haber construido un observatorio en Tultepec.

A los 20 años, Gabilondo tuvo que salir a la calle a buscar el pan.

Hizo de todo. Fue torero, boxeador, nadador y conoció Sudamérica viajando con la marina mercante. Un tiempo lo pasó de linotipista. Pero poco a poco, su talento musical fue emergiendo.

A los 25 años, se entregó por entero al espectáculo. Tenía una especial habilidad para escribir canciones humorísticas, que interpretaba en baños públicos.

“…ponte aunque sea el sombrero, y corre ligero, hay que ir a comprar, 5 de linimento, y no pierdas tiempo para regresar. Llega a la botica, tócales la puerta, dile al boticario por favor, que despache pronto el mejor remedio para barriguitas con dolor…”.

Fue hasta 1934 que hizo su debut en la XEW Radio, interpretando una serie de canciones infantiles que había compuesto previamente. Con ello, ingresó a la compañía selecta de quienes formaron la “Edad de Oro” en la radio mexicana, junto con Agustín Lara, Pedro Vargas y tantos más. Fue el 15 de octubre de ese mismo año en que apareció por primera vez “Cri-cri, el grillo cantor”.

“…. Toma el llavero abuelita, y enséñame tu ropero, con cosas maravillosas y tan hermosas que guardas tú… ¡Ay, qué bonita espada de mi abuelito, el coronel. Deja que me la ponga y entonces dime si así era él….”

No sé en qué generación dejó de difundirse la música de Cri-cri. Mis hijos crecieron todavía escuchándolo, pero competía ya con Tatiana, Barney y las producciones Disney. Pero su obra nunca morirá. Escribió 210 canciones, de las que tres se encuentran perdidas. Más de cien de ellas son cuentos infantiles, que a la fecha me sacan la lágrima.

“… Escondida por los rincones, temerosa de alguien la vea, platicaba con los ratones, la pobre muñeca fea. Un bracito ya se le rompió. Su carita está llena de hollín. Y al sentirse olvidada lloró, lagrimitas de aserrín…”

Los “correctitos” de ahora critican muchas de las letras de Cri-cri. Dicen que son racistas, como “La negrita Cucurumbé” que se bañaba en el mar esperando que la blanca espuma de las olas la blanqueara, o “El negrito sandía” que no paraba de decir picardías. Son críticas verdaderamente absurdas que no toman en cuenta la época en la escribió Cri-cri, y que buscan empolvar un verdadero tesoro de nuestro pasado reciente. Gabilondo, con sus letras, igual nos hacía llorar que reír. Va un fragmento de una de mis favoritas:

“….El comal le dijo a la olla, oye olla, oye, oye. Si te has créido que yo soy recargadera, búscate otro que te apoye. Y la olla se volvió hacia el primero: ¡peladote! ¡majadero! Es que estoy en el hervor de los frijoles y ni ánimas que deje para asté todo el brasero….”

O qué tal esta:

“… Las siete ya van a dar. El niño va a merendar. Las siete van a sonar, y es cuento de no acabar, porque el chiquito es un llorón, que siempre sale con esta canción…. “Ay, mamá, me duele mi diente, porque traen la leche caliente, yo así no la quiero tomar que se la lleven a enfriar”……

En mis años de trabajar en XEW Radio, los técnicos más viejos que conocieron a Gabilondo contaban que era un hombre frustrado, de constante mal humor. No sé si sea verdad. En los círculos literarios, se dice lo mismo de Jorge Ibargüengoitia, el más grande humorista mexicano de la historia. Quiero pensar que en ningún caso es cierto. Si la consiguen, vale la pena ver la película que se hizo sobre la vida de Cri-cri, protagonizada por Marga López e Ignacio López Tarso.

“…. ¿Quién es el que anda ahí? Es Cri-cri, es Cri-cri. ¿Y quién es ese señor?  El grillo cantor.”

¡Hasta el lunes, amigos de Vallarta y Bahía!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.

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