¿Crisis laboral o social? 

LA MIRADA INCÓMODA

“Escoge un trabajo que te guste y nunca tendrás que trabajar un día en tu vida”: Confucio.

Por Alfredo César Dachary - cesaralfredo552@gmail.com

Hoy uno de los temas comunes que hay entre las personas que poseen negocios con un importante número de empleados es el referente a falta de personas dispuestas a asumirlos, un tema que empezó a tomar fuerza a mediados del año pasado en los países desarrollados y luego pasa a ser un tema también de los emergentes, sin saber claramente cuál ha sido el motivo.

A mediados del 2021, se detectó en Estados Unidos un incipiente movimiento que implicó el abandono masivo de los puestos de trabajo, hoy se lo conoce como la Gran Renuncia. Esta acción es uno de los tantos síntomas que expresa el agotamiento del actual modelo laboral, producto de una matriz que se origina en la era industrial y que va camino a la extinción.

El aislamiento y la creatividad aplicada a resolver los problemas coyunturales que dejó la pandemia dieron origen a un nuevo tipo de pensamiento e independencia, ya que las familias se replantearon la necesidad de buscar espacios más verdes y ambientes más amplios, y la fuerza laboral entró en crisis, porque los motivos no eran de aspiraciones económicas, sino más bien a aquellas vinculadas al desarrollo de la vida personal y familiar. 

La cotidianidad de los trabajadores había sido alterada por la pandemia, la que le sacó el velo de ser algo inalterable y necesario, y muchos siguieron trabajando desde su hogar, mientras compartían más tiempo con su familia y en un ambiente más libre que se reflejó en mejores resultados.

Aquellos empresarios que visualizaron esta necesidad, supieron reconvertir sus métodos de producción canalizando el proceso como una oportunidad, multiplicando la satisfacción y el clima laboral, motivando un desempeño altamente productivo y con altos porcentajes de fidelización por parte de los empleados, quienes valoran y reconocen el interés de sus empleadores por su desempeño.

A partir de esta “mini revolución” en algunas empresas del mundo se han modificado las jornadas laborales, ya sea en cantidad de horas o de días, el objetivo es el mismo: una mejor calidad de vida y más tiempo de ocio disponible, evitando el trabajo monótono y mecánico por jornadas más dinámicas y cambiantes que rinden más y generan una mayor satisfacción al empleado.

En Bélgica, se anunció la reducción de la semana laboral a 4 días, una propuesta que tiene a Islandia como pionera con excelentes resultados, incrementos en la rentabilidad y la productividad, además de aumentar las plazas en el mercado laboral si la empresa lo requiere.

España y Argentina anunciaron el llamado para la presentación de propuestas de proyectos empresariales conjuntos de I+D con eje en el desarrollo de productos, procesos o servicios de base tecnológica que sean innovadores, en todas las áreas tecnológicas y de aplicación, con fuerte potencial de mercado.

La Secretaría de Gobierno en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Argentina (SGCTeIP) y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial de España (CDTI) brindarán acceso a financiación pública a proyectos conjuntos a través de sus instrumentos específicos. La SGCTeIP podrá asistir a las empresas argentinas interesadas en la búsqueda de un socio español con el fin de presentar un proyecto en la presente convocatoria.

¿A quién está destinado? ¿Quiénes se pueden presentar? Está destinado a consorcios de empresas que deben incluir, como mínimo, dos empresas independientes, una de la Argentina (Pyme) y otra de España, que contribuyan en forma considerable al proyecto. Se acepta la participación de institutos de investigación y de otras empresas en calidad de participantes adicionales o subcontratistas, según las normas de financiación de cada país.

Una estrategia en la que todos ganan. En este sentido, propone extender la tradicional jornada en una más amplia que permita generar más cantidad de días, semanas y hasta meses libres para los empleados. Sin duda, no se trata de una solución universal, sino más bien es la punta de un iceberg que impulsa un cambio en la mentalidad y la productividad. Las modalidades surgidas en la Era Industrial han quedado caducas y obsoletas, nuevos esquemas productivos se abren camino al interior de la Era Digital.

Lucía Velazco autora del libro “¿Te va a sustituir un algoritmo? El futuro del trabajo en España” es una de las primeras aproximaciones teóricas para comprender la nueva realidad que parece haberse impuesto en nuestras vidas con la pandemia, una digitalización forzada, que fue tanto para los niños como los adultos.

La autora sostiene que los algoritmos se han convertido en la amenaza más reciente que enfrentan los llamados trabajadores de cuello blanco, nueva mayoría laboral en los países “desarrollados”, ya que están a cargo hasta de la selección de personal, y en algunas oficinas de Recursos Humanos, los algoritmos establecen filtros para detectar palabras, expresiones faciales, el tono de voz y la pronunciación.

Lucia Velazco sostiene que no se opone a la digitalización, pero cree que debe hacerse al ritmo que la sociedad quiera, aquel que se pueda asimilar, ya que tiene que servir para que ser más libres y vivir mejor; no para esclavizarnos, estar todo el día trabajando y perder nuestra privacidad.

El teletrabajo es otra de las consecuencias de la pandemia, cuáles son los principales desafíos que trae aparejado y qué problemáticas o dificultades dejó en evidencia luego de casi dos años de aplicación, tanto en niños y jóvenes vinculados a su educación o adultos en su trabajo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaron un estudio alertando de la importancia de establecer el teletrabajo de forma que proteja a los trabajadores, ya que trabajar de forma remota tiene numerosas bondades, como un mejor equilibrio entre la vida personal y profesional, menor tráfico en las ciudades, la menor contaminación, menor estrés, mejor alimentación y, si todo lo anterior se cumple, una mejora del bienestar.

Sin embargo, sin una correcta gestión también puede producir aislamiento, agotamiento, depresión, violencia doméstica, contracturas, fatiga ocular, más tabaquismo y más alcoholismo.

Entre los aspectos negativos o riesgosos del teletrabajo, está el techo zoom que es un fenómeno en la línea del techo de cristal, y que parece ser el último hit en materia de discriminación. Si estás tele-trabajando no se te ve tanto y aparecen los sesgos de proximidad mediante los cuales las promociones las reciben aquellas personas a las que los jefes ven más. Y sí, afecta más a las mujeres, que son las que pueden más tele-trabajar, generalmente para poder ocuparse de las tareas del hogar.

Las mujeres no están participando de la revolución digital, ni en su diseño ni en sus ventajas, ya que son el 20% en el ámbito digital, casi en cualquier dimensión, desde las emprendedoras, las técnicas, las directivas o las estudiantes de carreras técnicas.

La digitalización ha abierto brechas, que quizás no son nuevas, pero que se han profundizado como son las personas mayores que tienen menos competencias digitales y no podemos obligarlas a ser digitales si no quieren.

Hoy es un lujo de ser atendidos por una persona y el resto de la sociedad tendrán que conformarse con sistemas automáticos y chabot, es una cuestión de dinero; quizás hoy no, pero lo va a terminar siendo. La brecha entre los que se chocan contra un sistema automático, que no les entiende ni escucha y los que reciben una atención personalizada y sienten que son valorados y que merecen el tiempo de un ser humano. Solamente porque tienen dinero, obviamente.

La digitalización genera brechas también en el mercado laboral y se empieza a observar un distanciamiento entre aquellas personas que pueden tele trabajar, acceder a mejores salarios y a mejores condiciones contractuales y los que se ven abocados a trabajos manuales, físicos, más expuestos y con peores contratos, prácticamente sin protección. Esto nos lleva a ver cómo se vincula el proceso de la digitalización con los derechos y la seguridad laboral.

Es importante que la protección esté asociada a las personas trabajadoras y no a los puestos de trabajo o a los tipos de contrato en concreto, y también hay que potenciar la presencia de los sindicatos y los defensores de los derechos de los trabajadores en el entorno digital para que no se conviertan en ciudadanos de segunda. A nivel europeo, ya se está finalizando una regulación específica para las personas trabajadoras de plataformas.

La digitalización es de la sociedad, de la cual el trabajo es un elemento esencial, por ello los cambios y consecuencias deben medirse para evitar la quiebra de la sociedad en la cual muchos no encuentran un lugar seguro.