OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

Tenía 6 años en el invierno de 1957, cuando fuimos convocados a casa de mi abuela materna. Llegamos unas 15 o 16 personas, todas familia, a escuchar la trasmisión radiofónica de la pelea más esperada en años: Raúl “Ratón” Macías, el ídolo de México, disputaba el campeonato mundial de peso gallo (entonces solo había un campeón por división) contra el francés Alphonse Halimí.

La pelea se realizó en el Olympic Auditorium de Los Ángeles, California, donde 30 años después tuve la oportunidad de transmitir docenas de peleas, una de ellas, la inolvidable victoria del gran Julio César Chávez sobre el “Azabache” Martínez. Ahí fue donde arrancó su imparable ascenso hasta la cúspide del boxeo mundial.

Desgraciadamente para el “Ratón” Macías, el francés fue mucha pieza, y lo derrotó. Pero ese título gallo, dos años más tarde, quedó en manos de México. José Becerra, un boxeador magnífico y subvaluado por la historia, venció a Halimi como retador, y luego lo noqueó, ya como campeón.

Todo esto viene a colación por la controversia que siempre ha perseguido a Saúl “Canelo” Álvarez, el multicampeón tapatío. Desde que comenzó su carrera profesional, Saúl ha sufrido críticas, a veces injustas, de que sus rivales siempre fueron a modo, que no tenía que realizar gran boxeo para ganar, que siempre enfrentaba bultos. La más reciente ola, a raíz de la pelea que hizo hace unos días en Guadalajara.

Esto de ser “ídolo” es un asunto complejo. Algunos, lo logran ganando la pelea de su vida, pero no siempre. Luego del K.O. que le aplicó Juan Manuel Márquez a Manny Pacquiao, pensé que sería gran ídolo, pero no fue así… Volviendo a mi niñez, las estrellas eran el “Ratón” Macías y, mientras fue campeón, José Becerra. Pero el verdadero ídolo, al que la gente seguía de manera casi maniática, era José “Toluco” López, quien nunca llegó a las alturas de sus contemporáneos.

Ya en los 70s, apareció en el panorama pugilístico nacional, también en peso gallo, una pareja interesante: Carlos Zárate y Alfonso Zamora. Ambos buscaban suceder al enorme Rubén “Púas” Olivares en el corazón de los aficionados. Zárate era campeón mundial gallo del Consejo Mundial de Boxeo, y Zamora de la Asociación Mundial de Boxeo. Por conflictos de los organismos, se enfrentaron en una pelea a 10 rounds, y ganó Zárate.

Luego, anunció que subía a supergallo, y retó al campeón de la división, el boricua Wilfrido Gómez. Zárate llegó a esa pelea con récord de 52-0, con 51 K.O.s. Pero fue noqueado. Con todo y ese brillante historial, mucho más rico que el de Olivares, Zárate jamás logró apoderarse de los corazones de la afición. El “Púas” Olivares siempre siguió siendo el rey.

Regreso al Canelo. Saúl Álvarez no pudo concretar la victoria que lo hubiera, tal vez, convertido en ídolo de la afición. Se cruzó en su camino Floyd Mayweather, uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos, y Canelo nunca pudo hacerle daño. Además, a saber si hubiera sido suficiente para alcanzar el innegable carisma que tiene Julio César Chávez.

Saúl Álvarez, sin embargo, no tiene nada de qué avergonzarse. Tal vez no un gran ídolo, pero es, sin duda, el boxeador mexicano más exitoso de la historia, si nos guiamos por el manejo financiero de su carrera. Canelo ha hecho una enorme fortuna, aprovechando de manera sumamente inteligente las oportunidades que se le han presentado fuera del cuadrilátero. Hizo muchísimo dinero al asociarse con Oscar de la Hoya, quien es dueño de Golden Boy Promotions, y quien, igual que Canelo, tuvo una buena carrera como boxeador, pero que ha sabido transformar eso en una verdadera fortuna.

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Ya que hablamos de deportistas tapatíos, sería omiso no mencionar el impresionante arranque de temporada que ha tenido Sergio “Checo” Pérez en la Fórmula Uno. Va en un sólido segundo lugar en la pelea por el título mundial de pilotos, y si bien su compañero de equipo Max Verstappen sigue siendo favorito, la temporada es aún muy joven. Puede acabar gravitando la experiencia de Checo, que es mucho más amplia que la de Max. Por lo pronto, sabemos que la constructora Red Bull no está dando ventaja a ninguno de los dos pilotos.

Si aprovecha el momento, “Checo” sí puede convertirse en ídolo.

¡Hasta el lunes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con 50 años de experiencia profesional.

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