Hay vallartenses que ya producen sus propios cubrebocas, para venderlos. / Vallarta Opina.

José Reyes Burgos
Puerto Vallarta

Al cumplirse más de un mes desde que se decretó el confinamiento voluntario por la pandemia de COVID-19, y en consecuencia las autoridades instruyeron a cerrar negocios y comercios de giros «no esenciales», son al menos unos 100 mil los ciudadanos de Puerto Vallarta que han quedado «temporalmente» desempleados o sin cobrar sus sueldos, parcial o totalmente, porque sus lugares de labor han bajado las cortinas, estiman empresarios locales.

Así que, ante la necesidad de continuar generando ingresos para poder alimentar a sus familias, pagar rentas y cubrir gastos generales como alimentación y pago de deudas, ya son miles quienes se han convertido en comerciantes del sector sanitario para generar ingresos de forma alternativa.

Nos referimos a la venta de cubrebocas, principalmente, pero también de otros insumos como gel antibacterial, caretas de plástico y hasta guantes e incluso, hay quienes ofrecen «pruebas de COVID-19 para superficies».

A través de redes sociales, son muchas las personas que por su propia cuenta y desde sus cuentas personales; o a través de grupos y páginas en Facebook, asi como en WhastApp, ofertan sus productos, a veces hechizos, a la población en general, para que se protejan del COVID-19.

Esta situación se hace más notoria cuando se sale a la calle, y junto a centros de consumo aún abiertos, mercados y tiendas, se posicionan vendedores ambulantes, con mesitas, o desde las cajuelas de sus carros, ofreciendo cubrebocas de distintos modelos y materiales-

Pero no únicamente personas de la clase trabajadora, que antes laboraban en firmas touroperadoras atendiendo turistas, en restaurantes, bares y antros, se han inmiscuido en el ramo de los insumos sanitarios, adaptándose a la contingencia causada por la pandemia.

94259083 249059329510887 8553225300362657792 n - Del turismo a la venta de cubrebocas, gel y caretas: vallartenses sobreviven con la sanidad en plena pandemia
Venta de cubrebocas hasta en a cajuela del auto./ Vallarta Opina.

Sino que también pequeños y medianos empresarios han comenzado a distribuir en grandes cantidades este tipo de productos, no únicamente a la población en general, sino ofreciéndolos a directivos de hospitales, hoteles con trabajadores operando y almacenes, complejos que no detienen sus actividades y requieren equipar a su personal para que esté protegido de los contagios.

Ahora, la protección sanitaria se ha convertido en el negocio principal de muchos, que pasaron de atender turistas a tender cubrebocas para su venta. Más aún, cuando el uso de este aditamento ya es obligatorio en Jalisco por decreto del gobierno del estado, y el desacato de esta medida amerita incluso un arresto de 36 horas.

Por otra parte, el tiempo que durará la contingencia no es preciso; ya que el 1 de junio las autoridades evaluarán si las condiciones son las adecuadas para levantar periódicamente las medidas de seguridad sanitaria, como el aislamiento, a partir de ese día, o extender mucho más tiempo esta emergencia.

Pero aunque al finalizar mayo la contingencia se levantara formalmente, los contagios no se detendrían espontáneamente, y además, la Organización Mundial de la Salud ha estimado que pueda existir otro brote considerable de COVID-19 durante el otoño e invierno.

En otras palabras, el COVID-19 ha llegado para quedarse hasta que exista una vacuna que lo cure definitivamente. y aún cuando esta se tenga, el tiempo de producción masiva para abastecer a toda la población mundial, no será breve.

Al menos, en lo que resta del año, el COVID-19 no se irá del mundo como amenaza, en las estimaciones más optimistas. Por lo que la venta de cubrebocas e insumos para la salud, continuará siendo una actividad económica con relevancia.

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