LA MIRADA INCÓMODA

“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza”: Leonardo Da Vinci.

Por Alfredo César Dachary

El río Paraná, que nace en Brasil, pasando por Paraguay y Argentina donde desemboca al mar después de recorrer 4,880 km; es el segundo río más largo en Sudamérica, después del Amazonas, con un caudal colosal de 16,000 m3/segundo.

Este río tiene actualmente la pérdida de caudal más elevada de los últimos 70 años, dejando a varias ciudades costeras sin agua, llegando a estar -10 centímetros (por debajo del nivel del mar) y sigue lejos de su altura normal. El Paraná, más el río Paraguay, el Uruguay, el río de La Plata y un número no menor de afluentes forman parte de la Cuenca de la Plata, que abarca 3,180.000 km2.

Esta cuenca hídrica está montada sobre el gran Acuífero Guaraní que tiene una superficie de 1.200,000 km2, que abarca los cuatro países al suroeste de Sudamérica: Brasil, Uruguay, Argentina y Paraguay, con una gran reserva de agua que tiene un grosor promedio de 800 a 1,500 metros, bajo esta gran superficie.

Si esta región, que forma parte de la mayor cuenca hídrica junto a la del Amazonas, las cuales están interconectadas por diferentes ríos, ha comenzado a tener escasez de agua para consumo humano, significa que la amenaza de pérdida de agua dulce se va a ir acentuando a nivel global.

Para el año 2025, se estima que 3,000 millones de personas, 40% de la población mundial, podrían carecer de los requerimientos básicos de agua potable. Por ello, es previsible que el agua se convierta en uno de los principales temas de conflicto a lo largo de este siglo.

En este momento hay un serio problema entre Etiopía, Egipto y Sudán por una presa que está construyendo Etiopía, que los otros dos países consideran que los afectará en la agricultura que se da en las zonas costeras del Nilo, eje económico de estos tres países.

Algo similar tiene Israel en la expulsión de palestinos y la influencia de la geopolítica del agua en la región israelí, que invadió el territorio Palestino y actualmente mantiene control en gran parte de la zona; la importancia del análisis del agua como un factor geopolítico que genera disputas y guerras, y se proyecta a futuro -según expertos de la ONU y el Banco Mundial- como factor de seguridad hemisférica ante posibles guerras durante el siglo XXI.     

El crecimiento de la población a nivel mundial se expresa directamente en el número de países que cada vez confrontan más las condiciones de escasez de agua, para el consumo y la producción, así tenemos que un país experimenta tensión hídrica cuando el suministro anual de agua desciende a menos de 1,700 metros cúbicos por persona.

Si éstos descienden a niveles de 1,700 a 1,000 metros cúbicos por persona, pueden preverse situaciones limitadas de agua, pero cuando los suministros anuales de agua bajan a menos de 1,000 metros cúbicos por persona, el país enfrenta escasez de agua que amenaza la producción de alimentos, obstaculiza el desarrollo económico a la vez que impacta y daña los ecosistemas.

La escasez de agua se presenta cuando la demanda excede al abastecimiento, ya sea por el crecimiento de la población o aquella producción agrícola que demanda cantidades excesivas de agua, como la producción masiva de granos y fibras.

En la actualidad, el 70% del total de agua dulce en el mundo se usa para producir alimentos y fibras como las carnes rojas producidas en forma masiva, diferentes tipos de granos de consumo mundial, como los que derivan de la industrialización del trigo, sorgo y otros, además de utilizar mucha agua en el engorde de animales de consumo humano: bovinos, porcinos, caprinos y aves.

Este problema del estrés hídrico es un fenómeno relativamente nuevo y coincide con la implantación de la sociedad del consumo masivo en el mundo en la segunda mitad del siglo XX, ya que, en 1950 no más de diez países tenían este problema, pero cuarenta y cinco años después, en 1995, ya sumaban 31 los países con una población conjunta de más de 458 millones de habitantes que enfrentaron tensión hídrica o escasez de agua.

El número de habitantes que viven en países con tensión hídrica y escasez de agua experimentó un aumento de casi 125 millones en cinco años. La proyección indica que para el 2050, sesenta y seis países que comprenden dos tercios de la población mundial se enfrentarán a este problema: la escasez del agua.

El problema es cómo impactan las consecuencias de este fenómeno, que son de tipo social, como es no acceder a servicios de agua para consumo humano, para la limpieza de las personas y los usos en la casa; en lo económico, este tema la mayoría de las veces afecta según la posición económica de las familias, siendo las más castigadas las de menos ingresos; en el orden político, éste es uno de los indicadores de carencias en la formación de los grandes grupos de pobreza en la periferia del capitalismo y dentro de éste.

Esto se transforma en unas principales banderas de lucha por una sociedad más equitativa, hoy gravemente afectada por una pobreza en expansión a medida que el neoliberalismo se impone en el Estado y la sociedad.

El impacto ecológico no es menor, que obliga a varias figuras muy contrarias a la sociedad, ya que se trata de sobrevivir, y sin agua y comida es casi imposible.

Así tenemos, que las grandes colonias populares, el agua se saca de un tubo general y la gente se “cuelga de éste”, lo mismo se hace con la electricidad, haciendo que el consumo de agua sea mayor, y se tome como respuesta a no ampliar redes de agua potable ni servicios conexos. En otros predios no urbanos se hacen pozos por necesidad, o también se “cuelgan” de acueductos, o extraen agua directamente de ríos o afluentes, la cual no siempre es para uso humano.

En la actualidad, 31 países de África y el Medio Oriente enfrentan severas limitaciones con el agua, ya que la disminución genera uno de los problemas más críticos que enfrenta la humanidad, ya que se está extrayendo agua de ríos, lagos y acuíferos más rápidamente de lo que demoran en renovarse los cuerpos de agua.

Pero el otro gran problema es la contaminación que afecta la calidad del agua, ya que la mayoría de los ríos, canales y lagunas están seriamente contaminados por una actitud negligente en el manejo de los residuos, ya que se arrojan sobre éstos como si fueran depósitos de basura.

El problema del agua no debería existir si partimos de la base que el 70 % de la superficie de la tierra es agua, aunque la mayor parte está en los grandes océanos y mares, como agua salada, de allí que sólo el 3 % de toda el agua del mundo es agua dulce y no está disponible en su totalidad.

La distribución de las reservas de agua dulce en el globo es la siguiente:

Tipo de reserva    % agua dulce  

  • Hielo y nieve ……………….69,60%
  • Aguas subterráneas………..30,15%
  • Lagos y pantanos ……………0,29%
  • Agua en la atmósfera……….0,04%
  • Ríos ……………………………..0,006%

Fuente: Shiklomanov I.V., 1996.

La mayor reserva de agua dulce, según Shiklomanov, el 61,70% está en la Antártida y el 30,10% en los acuíferos, seguido por Groenlandia que tiene una reserva de 6,68%, el Ártico 0,24%, montañas y permafrost el 0,98% y el agua contenida en el suelo el 0,05%.

Esto nos enfrenta a lo planteado por el grupo de científicos que trabajan sobre el cambio climático, sobre el deshielo de los glaciales y ciertas áreas en los polos, lo cual elevará el nivel de los océanos y eso afectará a la vasta zona costera global donde viven cerca del 60% de la población en una franja de 100 km de ancho desde el borde marino.

De allí que los resultados ecológicos fruto del agotamiento del agua superficial y subterránea serán la contaminación del agua, la degradación de las tierras y de los ecosistemas.

Esta situación sumada a la contaminación de los océanos, incluido el 7° continente “basura” incidirán cada vez más en la declinación de las pesquerías; en la perturbación del ciclo hidrológico, en el uso del agua en la agricultura, la industria y el uso doméstico, saneamiento y evacuación de desechos y muchos más.

Los resultados en los humanos serán la escasez de alimentos, enfermedades relacionadas con el agua, lo cual provocará una inestabilidad social y política que puede llegar a ser peligrosa como guerras por el agua, especialmente en las zonas con menos recursos hídricos.

El agua que se encuentra en los lagos y ríos, a poca profundidad en el suelo, de donde puede extraerse sin mayor costo y las aguas subterráneas forman, por lo tanto, el segundo yacimiento en orden de importancia, ya que la reserva promedio de agua en los lechos de los ríos es baja (0.006 %), mientras que las aguas de todos los lagos y pantanos representan solamente el 0.29 % del total.

Por ello comencé por una zona de grandes cuencas, el gran Acuífero Guaraní, que, con este vasto capital mal manejado, además de los cambios que se dan en la naturaleza, trae estas graves consecuencias. El río Paraná tiene sobre su recorrido del lado brasileño más de 30 presas y en la zona limítrofe de Brasil con Paraguay se levanta Itaipú, cuyo lago artificial contiene 29 millones de m³ de agua, con unos 200 km de extensión en línea recta y un área aproximada de 1,400 km2.    

Esta gigantesca central hidroeléctrica es la más grande de América del Sur y la segunda más grande del mundo, después de la Presa de las Tres Gargantas, en China.

¿Será el agua y el manejo de los ríos un tema complejo para la economía mundial desbocada y angustiada por la crisis del modelo puesto al descubierto por la gran pandemia?

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