Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

“Nunca como ahora se han realizado más misas de cenizas”, afirmó el sacerdote de la parroquia de San Miguel Arcángel de El Pitillal, Francisco Javier Santiago Dueñas, al exhortar el pasado domingo a los feligreses a no “bajar la guardia” y a continuar cuidándose para evitar ser contagiados.

Al respecto, el también párroco de la Divina Providencia de la Unidad la Aurora reflexionó que, efectivamente, “la pandemia ha provocado un cambio en la manera de tratar la muerte, la manera de tratar al difunto y también la manera de superar el duelo. Sí ha afectado muchas cosas esta situación de la pandemia”.

El padre Juan Luis Casillas abundó que la realidad es que “anteriormente no toda la gente tenía ni la sensibilidad ni la cultura hecha; como que naturalmente a todo mundo lo mueve estar velando al cuerpo toda la noche y de alguna manera se siente la presencia de la persona para despedirse y luego también llevarlo al templo, donde muchas veces en vida participó”.

“En cambio ahora, por la realidad de la pandemia la gente tuvo que aceptar la incineración, no había de otra. Y tanto está cambiando la mentalidad que ya mucha gente le está viendo el lado práctico, tristemente ya directamente a veces del hospital o de la casa, aunque no haya muerto de Covid-19, ya como que la familia se despide, lo llevan a incinerar y cada quien a su casa, y hasta que se puede juntar la familia al día siguiente ya van al templo con las cenizas presentes”.

Abundó el padre Casillas que “esta situación ha traído cosas para reflexionar a favor, pero también otras cosas porque hay la realidad de la muerte, y la realidad de la incineración unos lo aceptaban, pero otra gente no; ahora la gente lo acepta, pero también otra gente está cayendo en el abuso de lo práctico, por ejemplo familias que dicen, bueno pues ya falleció, que se vaya a la funeraria a que lo incineren no nos juntamos hasta que se tenga la misa de cuerpo presente, no hubo velorio, no hubo reunión de personas, no se preocuparon por recibir a personas, para que los acompañaran, no hubo despedida o fue solo familiar”.

Pese a que se llevan a cabo en la mayoría de las parroquias misas con cenizas, también se realizan misas de “cuerpo presente”, dijo el Padre Casillas y añadió que en la Parroquia de la Divina Providencia, hoy (lunes) a las 9:00 se tuvo misa de cuerpo presente, y no deja de haber.

Y añadió que “no es que ahora sean más las misas de cenizas que de cuerpo presente, cuando la primera ola de la pandemia, ahí sí, porque todos se trataban casi casi como si fueran Covid-19, porque no se sabía qué era. Pero ha motivado reflexiones interesantes porque ha cambiado la manera de tratar la muerte, la manera de tratar al difunto y también la manera de superar el duelo. En resumen sí ha afectado muchas cosas esta situación”.

IMPORTANCIA DEL TRABAJO SOCIAL

Para la Secretaría de Salud, “en la situación de emergencia sanitaria por Covid-19 la potencial restricción de acceso a hospitales y acompañamiento de familiares con el paciente grave que fallece, puede incrementar la pena por falta de cierre del proceso de duelo”.

Es por ello que la institución deberá determinar a un integrante del equipo de salud para que mantenga la comunicación permanente con la familia. Es importante para el personal de salud tener la sensibilidad de identificar las condiciones por las que estará pasando el familiar que incluye, además de la pérdida del ser querido, tener compromisos económicos, laborales, de organización familiar etc. que complican aún más la experiencia que están viviendo.

“Por ello se sugiere que trabajo social explore posibilidades de apoyo y guía de los deudos, así como facilitar el proceso de recepción y entrega de cadáveres de manera oportuna. De igual manera, en caso de ser posible, referir al familiar que lo requiera al equipo de salud mental institucional para soporte, asesoría sobre el manejo del cadáver, duelo y seguimiento”.

RESPETAR DECISIONES

Como parte de la sensibilidad al contexto cultural, es importante respetar la decisión de los familiares de ver el cuerpo si así lo solicitan, después de su extracción de la sala de aislamiento o área de urgencias.

“No hay evidencia hasta la fecha, de que exista riesgo de infección a partir de cadáveres de personas fallecidas por Covid-19, sin embargo, puede considerarse que estos cadáveres podrían suponer un riesgo de infección para las personas que entren en contacto directo con ellos, por lo que deben ser manejados según lo establecido en el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Control Sanitario de la Disposición de Órganos, Tejidos y Cadáveres de Seres Humanos y las Normas Oficiales Mexicanas relacionadas, además de considerar el respeto por la dignidad humana en el tratamiento de los cadáveres y la relación con los familiares del fallecido, y se deberá verificar que se sigan las precauciones recomendadas en todo momento”.

Y agregó que “resultará necesario explicar a la familia en términos sencillos la necesidad de no tocar ni besar el cuerpo bajo los conceptos de los mecanismos de transmisión de la enfermedad (contacto y gotas). A la entrega del cadáver por parte del personal capacitado para ello de la institución, la familia debe contar ya con un plan de disposición del cuerpo y con los servicios funerarios contratados”.

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