José Reyes Burgos
Puerto Vallarta

Fotografía: El Zaandam y al fondo, el Rotterdam, tomada por la Autoridad Marítima del Canal de Panamá. 


El Rotterdam zarpó de Puerto Vallarta el pasado 27 de marzo para llevar suplementos médicos, pruebas de COVID-19 y provisiones al Zaandam, atrapado frente a las aguas de Panamá, y aún con pasajeros, algunos de ellos enfermos, a bordo. Pero hoy ambos cruceros no tienen a donde llegar.

Y es que su destino predilecto, Fort Lauderdale, no les ha autorizado arribar, pues tanto el gobernador de Florida, como el alcalde de ese lugar, han desestimado emergencia afirmando que ya hay un brote preocupante en el estado y no hay capacidad de atender a los pasajeros enfermos.

,Hace poco más de 4 días, el Rotterdam dejó Puerto Vallarta, agradecido por haber sido hospedado y permitido realizar un puente humanitario para repatriar a sus más de 600 pasajeros vía aérea, utilizando el Aeropuerto Internacional Gustavo Díaz Ordaz.

Se reabasteció y la tripulación descansó en el barco, amarrado finalmente en a Terminal Marítima de Puerto Vallarta, tras agobiantes días en el mar con los pasajeros, sin saber que pasaría luego del cierre mundial de puertos y la cancelación de actividades navieras turísticas, por el brote de COVID-19. Ahora, el Rotterdam vuelve a vivir exactamente la misma pesadilla.

Pues luego de haber dejado la costa de Jalisco para acudir al rescate del Zaandam, uno de sus hermanos también pertenecientes a Holland American Line, todo comenzó a salir mal.

Primero, porque tuvo que estar al menos dos días fondeado en aguas internacionales, mientras se realizaba una operación para trasladar a pasajeros sanos del Zaandam al Rotterdam, utilizando los botes salvavidas, en una labor de por sí ya muy delicada. Y es que, el primero, reportó 77 de sus mil 829 pasajeros y tripulantes enfermos “con alguna clase de enfermedad similar a la influenza”. Cuatro han muerto ya mientras estában a bordo.

Tanto el Rotterdam, con los pasajeros “sin síntomas” a bordo, como el Zaandam, con su tripulación y los pasajeros y tripulantes restantes enfermos, esperaron la autorización del Canal de Panamá para poder cruzar al Océano Atlántico. Esta demoró otras 48 horas en llegar.

Para entonces, el Zaandam (dicho sea de paso con cinco mexicanos a bordo), ya tenía más de 15 días navegando desde Buenos Aires, Argentina; Perú y Chile le negaron el acceso; trascendió que un “Plan B” para la nave era Puerto Vallarta, según el testimonio de uno de los mexicanos a bordo, que de acuerdo a lo publicado por Aristegui Noticias, habría escuchado decir al capitán en un mensaje a los pasajeros esta versión.

Pero como rumbo a seguir, tanto el Zaandam como posteriormente el Rotterdam, trazaron ruta hacia Fort Lauderale, Florida. Ahí ambas naves buscarían poder desembarcar, pero las autoridades locales se niegan a recibirlos. Antes que ellos, también hay al menos otros 3 cruceros fondeados y esperando desembarcar sus tripulaciones.

Que las dos naves regresen al océano Pacífico y busquen llegar a México parece poco probable porque tomaría demasiado tiempo y ya cruzaron el Canal de Panamá, además de que llevan pasajeros enfermos, de avanzada edad y muchos ya desgastados por el largo viaje. Por ahora, el Zaandam espera una respuesta del gobierno de Florida, mientras el Rotterdam también busca a donde trazar rumbo en medio de un mar lleno de otros cruceros en situaciones similares.

Las provisiones médicas podrían escasear pronto y una crisis humanitaria desatarse si ningún puerto los recibe. En el Zaandam, ya dos personas dieron positivo a COVID-19; también en el Rotterdam hay un par de pasajeros con síntomas similares a la influenza, aún no diagnosticados. Si no tocan puerto pronto, podrían haber más victimas, es por eso que el mismo dueño de Holland American Line, Orlando Ashford, ha expresado su frustración por buscar un destino para ambas naves, y rogado a las autoridades estadunidenses que les dejen llegar a algún lugar. Por ahora, ambas naves navegan hacia la incertidumbre.

humanitario 300x193 - El crucero que partió de Vallarta ahora está en emergencia; nadie quiere recibirlo

Hace una semana, los tripulantes del Rotterdam vitoreaban con gritos, agitando pañuelos, y el claxon de la nave, agradecimiento a Puerto Vallarta por haberlos recibido. 

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