OPINIÓN

Por Jorge Berry (*)

m.jorge.berry@gmail.com

Esta semana recibí por “guatsap” (whatsapp) una felicitación por el “día del amigo”. Agradezco el gesto, pero conmemorar el “día del amigo” es una formidable manera de perder el tiempo. No sé a quién se le ocurrió empezar a celebrar “el día de…”, pero el asunto ya se salió de control.

La Organización de Naciones Unidas decidió hacerse cargo de la iniciativa, y provocó el diluvio de conmemoraciones. Cuando niño, ya hace mucho, solo había el día de las madres, fecha inventada por el comercio para incrementar ventas, y aprovechada por quienes teníamos cargo de conciencia por no haber llenado las expectativas maternas, que no eran muchas. Se hizo costumbre sacar a comer a algún restaurante a las aguerridas mamás, para ahorrarles la preparación de la comida del día. Hoy, eso sería imposible. Las feministas radicales harían, y con razón, un escándalo épico.

Regresando a mi infancia, recuerdo el día del cartero, y el día del policía, cuando todavía se respetaba el uniforme. Los policías de crucero acumulaban regalos en los banquitos que solían tener para treparse y dirigir el tránsito. También, claro, el día del niño, y todas aquellas fechas que significaban día de asueto en la escuela.

No mucho después, apareció el día del padre, porque, pues, si las mamás tenían su día, ¿los papás por qué no?

A estas alturas, en la ONU se les ocurrió hacer el día internacional de la mujer. Está bien. La especie humana comenzó, y continúa, reconociendo un histórico trato discriminatorio contra la mujer. Ahí quedó sepultado, esperemos que para siempre, el mito del “sexo débil”.

No se atrevieron los señores de la ONU a hacer “el día internacional del hombre”, pero sí crearon al “día internacional de las viudas”. Más intereses comerciales inventaron el “día del abuelo”, y “del abogado”, “del maestro”, “del contador”, “del doctor”, “del periodista”, “del locutor” y, estelarmente, el “día del amor y la amistad.”

Entonces ya la ONU se puso a trabajar en serio, y nos aplicó el “día internacional de la felicidad”, tal vez por recomendación obradorista, con eso de que el pueblo está “feliz, feliz, feliz”. El “día internacional contra la discriminación”, y con otra fecha, el “día internacional contra la discriminación racial”. Hay otras linduras, como el “día internacional del derecho a la verdad en relación con violaciones graves de los derechos humanos y de la dignidad de las víctimas”. Con ese, se cansa uno nomás de leerlo.

Y ni qué decir del “día internacional de la reflexión sobre el genocidio cometido en Rwanda”. Lo que pasó en ese país africano fue muy grave, pero algo me dice que los esfuerzos de la ONU deberían ir encaminados a prevenir que esto ocurra, y si ya pasó, ponerse a ayudar a las víctimas. A nadie beneficia poner al mundo a “reflexionar”, porque, además, nadie siquiera se entera ya de qué demonios es día. ¿O a usted, estimado lector, le preocupa el “día internacional de la propiedad intelectual”?

La ONU, ya encarrerada, se siguió con los “años”. ¿Sabía usted que hubo un “año dedicado a los afrodescendientes”? También hubo “año de las personas de edad” y “año internacional de los impedidos”. Y sí, también hay decenios. Tenemos el “decenio internacional de los pueblos indígenas”, el “decenio de Naciones Unidas para las personas con discapacidad.” No lo han hecho, pero no tardan en aventarse “lustro internacional de… (llene aquí con su causa predilecta) o, en una de esas hasta, “siglo internacional de…. Mi particular favorita, como diría el maestro Renato Leduc, sería el “siglo internacional de la dicha inicua de perder el tiempo”. Con ese, nos identificamos todos.

Leyendo las ediciones de la semana en Vallarta Opina, leo con gusto que el anterior fue un buen fin de semana para Vallarta y Bahía de Banderas. Pero también preocupa el nuevo incremento en contagios y hospitalizaciones por Covid. No es momento de bajar la guardia, y ya veo demasiada gente en la calle circulando sin cubrebocas. Entiendo que quienes ya están vacunados han relajado su conducta, y eso es peligroso. Es imperativo seguir lavándonos las manos con frecuencia, mantener la sana distancia y evitar las aglomeraciones, sobre todo, cuando son bajo techo.

No nos podemos dar el lujo de volver a cerrar, como ha pasado en muchos países.

Hoy se inauguran los juegos olímpicos de Tokio 2020. No habrá público, pero sí competencias. Y televisión. Disfruten.

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.

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