El espectáculo como negocio global

LA MIRADA INCÓMODA

“El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas mediatizadas por imágenes”: Guy Debord.

Por Alfredo César Dachary - cesaralfredo552@gmail.com

Para llegar a la revolución que implica Internet, se debió partir a mediados del siglo XIX de la invención de la fotografía, de allí a las revistas gráficas, luego la radio, el cine y la televisión, cada vez nos reflejábamos más en la pantalla.

En paralelo a los avances tecnológicos, el deporte, la otra cara del turismo, para el uso del antiguo y hoy obsoleto tiempo de descanso o tiempo libre, fue ocupado por otra industria tan grande como la del cine, así el humano no solo veía el mundo sino compartía emociones en grandes estadios, al final lo que quedaba era el espectáculo, un negocio que crece geométricamente y junto con lo que nosotros escribimos en redes sociales y otras opciones de lo que se ha dado en llamar la economía de los datos.

Por ello no debe sorprendernos que las nuevas industrias tengan como materia prima al propio humano que la construye y consume, una especie de canibalismo social porque generalmente se consume en grupos.

Del turismo se ha hablado mucho, del deporte también, pero cada día estos nos sorprenden más por las multifacéticas caras que tienen y, con ello, la diversidad de negocios que generan.

Los países no occidentales, que son los que van a la vanguardia de estos cambios, han aprendido a venderse de diferentes maneras, pero siempre construyendo una nueva forma de vender imágenes, espectáculo, emociones y demás derivados de la propia máquina que las genera y consume: el propio ser humano.

La construcción de nuevas ciudades, grandes edificios, centros de recreación y consumo, sobrepasan por mucho el gran negocio de Estados Unidos con Disney y sus parques temáticos, el concepto que domina este nuevo urbanismo es el del espectáculo, ya que se orienta al turismo y todo lo demás que se conoce como diversión o afición, desde el futbol a las carreras de autos y muchos más.

Así tenemos los Emiratos Árabes, las grandes construcciones en la China moderna, en Singapur y muchos lugares más, hoy centros mundiales de turismo y entreteniendo, incluido el mundo del juego donde Las Vegas ha sido rebasada por la ciudad del juego chino: Macao.

Los grandes aeropuertos, como los edificios gigantes, son expresión de orgullo de los países y una ventana de exposición a sus avances y riqueza, ya que todos se transforman en un tipo de parque temático donde domina el mundo del consumo.

Como actividad de vanguardia, el deporte no escapa a la economía criminal y está permeándola al igual que su contraparte, los actores políticos, lo cual le da más fuerza a esta actividad masificada y generadora de grandes ingresos en el mundo.

En el primer Informe Global de UNODC, organismo de las Naciones Unidas sobre Corrupción en el Deporte, se informa a los Estados y a las organizaciones deportivas sobre las diferentes formas de corrupción en el deporte, a través de un análisis de tendencias y estudios de casos y presenta recomendaciones de políticas sobre cómo abordar el problema.

El último mundial de Qatar, nos permite ver la implantación del futbol profesional de alta calidad en los países musulmanes que requieren de actividades de promoción como de los grandes futbolistas, entrenadores y demás miembros de este espectáculo, por ello Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos ya se están posicionado en el deporte estrella a nivel mundial, el futbol profesional.

El “despertar” del mundo oriental viene acompañado de la contraparte menos esperada, pero en los negocios no hay reglas fijas, así Estados Unidos contrató a través de un desconocido club y menos en el fútbol mundial a Messi, preparando el gran negocio planetario que será el próximo mundial repartido en América del Norte entre Estados Unidos, Canadá y México, coincidentemente los firmantes del T-Mex.

Debord se adelanta unas décadas cuando a fines de los 60’ plantea en su libro clásico que el espectáculo no puede ser comprendido como el abuso de un mundo de la visión o como el producto de las técnicas de difusión masiva de imágenes. Se trata más bien de una devenida efectiva, materialmente traducida, o sea, que es una visión del mundo que se ha objetivado.

Y amplía esta visión al sostener que el espectáculo, considerado en su totalidad, es a la vez el resultado y el proyecto de un modo de producción existente, por lo que no es un suplemento al mundo real ni su decoración superpuesta.

Pero el análisis se adelantó más de lo imaginado al afirmar que es el corazón del irrealismo de la sociedad real, bajo todas sus formas particulares, información o propaganda, publicidad o consumo directo de entretenciones, el espectáculo, y por ello es que constituye el modelo presente de la vida socialmente dominante.

Por lo mismo, es la afirmación omnipresente de una elección ya hecha en la producción y su corolario consumo, ya que la forma y el contenido del espectáculo son idénticamente la justificación total de las condiciones y de los fines del sistema dominante.

Por ello, su función es también el espectáculo, la presencia permanente de esta justificación, en tanto que va acaparando la parte principal del tiempo vivido fuera de la producción moderna, el tiempo libre que lo comparte con el turismo o se hace una sola oferta.

El espectáculo y la actividad social efectiva están desdobladas, ya que el espectáculo que invierte lo real y es efectivamente producido, y al mismo tiempo, la realidad vivida se encuentra materialmente invadida por la contemplación del espectáculo, que retoma en sí mismo el orden espectacular dándole una adhesión positiva; de los dos lados la realidad objetiva está presente.

Cada noción así fijada no tiene como fondo más que su pasaje a lo opuesto: la realidad surge en el espectáculo y el espectáculo es real. Esta alienación recíproca es la esencia y el sostén de la sociedad existente.

Aunque unos deportes han tomado un gran impulso en los últimos años en algunos de los mercados europeos y aunque han aparecido nuevos modelos de negocio, como los eSports, el fútbol es el deporte rey como negocio.

Esta modalidad deportiva tiene audiencias millonarias, fans totalmente entregados que ven a sus equipos de fútbol como auténticos lovemarks, lo que hace que sientan fidelidad a sus colores y que se conecten emocionalmente con ellos. Asimismo, las empresas están cada vez más dispuestas a pagar para posicionarse aprovechando el auge de este deporte.

Según la consultora Deloitte, la industria del futbol mueve un mercado valorado en 28,400 millones de euros, y en esta valoración tienen mucho que ver la liga inglesa y los principales equipos europeos de fútbol.

La Premier Liga inglesa es la más valiosa de todas las ligas europeas, y su valor es un 72% superior al de la siguiente liga más importante, la alemana (y eso teniendo en cuenta que la Bundesliga es la liga con mejores resultados en asistencia de público a los partidos de fútbol).

Las cinco grandes ligas europeas, consideradas como las “bigfive”, cerraron la última temporada analizada (2017/18) con ingresos de 15,600 millones de euros, un 6% más que en el año anterior.

Sin embargo, para Deloitte este deporte mueve actualmente alrededor de 500,000 millones de dólares anuales, y esto demuestra que los equipos han logrado ser capaces de encontrar nuevas formas de éxito y de ingresos, generado también por los esfuerzos sostenidos de la UEFA por aumentar que sean rentables y sostenibles mediante el Financial Fair Play y el licensing de los clubs.

Son múltiples los estudios que han detallado el impacto que tienen las campañas del fútbol, los jugadores más famosos y los equipos más exitosos. Por ejemplo, un estudio señalaba que el Real Madrid era el equipo más valioso del mundo en lo que a fútbol se refiere. Su marca tenía un valor de 1,646 millones de dólares. Le seguían el Manchester United, con 1,472 millones y el Barcelona, con 1,399 millones, como los equipos más cotizados. 

En todas las valoraciones económicas de los equipos de fútbol y de los diferentes campeonatos nacionales e internacionales no solo son importantes los ingresos por la venta de entradas, sino también por el valor de su marca en marketing, por la venta de jugadores o por el impacto que tienen sus productos derivados como, por ejemplo, el merchandising.

De hecho, la Bundesliga alemana supera a la Liga española de fútbol en valoración (es la segunda liga más valiosa, por delante de la española) gracias a una mejor venta de derechos de emisión de partidos.

La liga más valiosa en Europa, como es la inglesa, las entradas en el campo son una parte poco relevante de los ingresos y del valor de la marca, ya que constituyen tan sólo el 14% de los ingresos de la temporada, mientras que en la liga alemana la venta de entradas alcanza el 17% y la liga española el 12%.

El porcentaje de los ingresos más importante está en los patrocinios/ publicidad y en los derechos de retransmisión de los partidos por televisión, lo que demuestra el poder de atracción de la marca deportiva.

Así tenemos al deporte y el turismo y sus asociados en la sociedad del espectáculo, que son junto al resto de las personas, la gran materia prima para organizar un sistema cuyo eje y motor prioritario es el consumo, con especial referencia al suntuario para diversión y otras opciones que se van sumando al mundo del espectáculo.