José Reyes Burgos 

Puerto Vallarta


Desde la tarde del viernes, una fumarola muy discreta en la mancha urbana,  pero notable a la distancia, se levantaba hacia el cielo. Era fuego que estaba invitando dentro del Área Natural Protegida estero El Salado, el pulmón natural de Puerto Vallarta.

Fue hasta caída la oscuridad de la noche, que el color naranja y rojizo de unas llamas avivadas resaltó en paisaje nocturno y alertó a todos los ciudadanos. El estero, que apenas se había logrado salvar de un proyecto de modificaciones urbanas, hacía unas semanas, estaba ardiendo.

El fuego se generó, aún por causas desconocidas, en una zona de difícil acceso, en el corazón de la propia ANP. Bomberos tardaron en llegar, porque necesitaron lanchas para hacerlo, para luego rociar agua, además de hacer labor de brigadao.

Al menos 8 horas ardió El Salado,  pero las últimas 4 fueron las más críticas, con llamas de gran tamaño no antes vistas para un incendio forestal local.

Desde la avenida principal, junto al puente, se veía el rojo de las llamas detrás del área en dónde el equipo de biólogos que protegen al estero, trabajan.

Tras un trabajo muy intenso, el incendio fue controlado, pero le costó al menos cinco hectáreas a esta ANP, que es un filtrador natural de aguas negras y criadero y refugio de innumerables especies que habitan la bahía.

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