OPINIÓN

Por Marc Murphy (*) – Marc@MexicoPacificLifestyle.com

¡Hola a todos!

Impulsado por el mercado vacacional e industrial, el sector inmobiliario en México mantiene una tendencia especuladora pese a la crisis global que originó la pandemia, incluso impulsada por esta, ya que restricciones por la crisis sanitaria de Estados Unidos y Canadá llevó a sus habitantes a seleccionar al país como un lugar estratégico para trabajar y habitar, no solo por sus reservas naturales sino por tener zonas más baratas y medidas sanitarias flexibles.

En la búsqueda de espacios más grandes y cómodos, las zonas turísticas se volvieron un atractivo para pasar el confinamiento en hoteles, casas y departamentos, algo que fue todo un reto ya que la demanda superó a la oferta, por lo que empresas desarrolladoras de México y el extranjero se apresuraron a construir. Según estimaciones del Reporte Mercado Inmobiliario de Lamudi, en los últimos tres años ha habido un crecimiento hasta de 70% en el sector.

Puerto Vallarta y Riviera Nayarit no han sido indiferentes a esta tendencia y se han convertido en un destino popular para invertir en bienes raíces. Los desarrolladores inmobiliarios han aprovechado el atractivo de la región – que ofrece una combinación de playas de ensueño y rica cultura mexicana– para construir una amplia variedad de propiedades. Algunos de los proyectos más notables incluyen residencias de playa, complejos turísticos, villas privadas y condominios de lujo que han despertado el interés de inversionistas nacionales e internacionales.

Por supuesto, a medida que la demanda ha superado a la oferta, los precios de las propiedades en la región también han aumentado, en particular en áreas como la Zona Romántica de Puerto Vallarta, Versalles así como Nuevo Vallarta, Punta de Mita, Bucerías y La Cruz de Huanacaxtle, en la Riviera Nayarit, donde existe un número no cuantificado de segundas casas, cuyas propiedades pertenecen tanto a nacionales como extranjeros que invierten en la zona mediante una serie de fideicomisos. La mayoría de estos compradores proceden de México, Estados Unidos y Canadá, aunque está creciendo el interés de compradores de Europa y de algunos países latinoamericanos.

Otro de los factores que ha impulsado el crecimiento inmobiliario en la región es la infraestructura mejorada. Las nuevas carreteras, aeropuertos y puertos han facilitado el acceso, lo que ha atraído a más turistas e inversores. Muestra de ello es la autopista Jala-Puerto Vallarta que acercará a las principales urbes del país con los desarrollos turísticos más lujosos como Punta Canuva y Mandarina. 

Respecto al futuro del sector, según un estudio de Softec, empresa especializada en la consultoría e investigación inmobiliaria en México, el mercado inmobiliario continuará creciendo en los próximos años entre un 7 y 8 por ciento, impulsado principalmente por el mercado vacacional.

Sin embargo, este rápido crecimiento también ha generado preocupaciones sobre el impacto ambiental y social. La construcción de nuevos desarrollos ha afectado el medio ambiente, incluyendo el hábitat natural de la región y la calidad del agua. También ha habido preocupaciones sobre la gentrificación, ya que los precios más altos de las propiedades pueden desplazar a los residentes locales ante la contracción de la vivienda no vacacional y la casi nula construcción de vivienda de interés social, por lo que será necesario buscar un balance que beneficie a todos.

¿Qué piensan ustedes? Envíenme sus comentarios.

(*) Especialista en consultoría y desarrollo turístico/inversión y gestión inmobiliaria.

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