El polémico regreso a clases presenciales

EDITORIAL VALLARTA OPINA

El anuncio de los tres niveles de gobierno sobre el regreso a clases presenciales, virtuales o híbridas volvió a abrir el debate en diferentes sectores productivos del país, especialmente por el empecinamiento de algunos gobiernos por regresar a las aulas de manera presencial.

Si bien no es el caso de Jalisco, en donde el gobierno del estado dejó abierta la posibilidad de regresar de manera presencial, virtual o híbrida a las aulas, el tema sigue causando escozor entre padres de familia que prefieren evitar riesgos ante la pandemia del coronavirus.

Y es que no es solo tratar de evitar la infección, sino también se trata de mantener una mejor calidad de vida, ya que está comprobado que lamentablemente el Covid-19 deja secuelas en las personas que se enfermaron y sobrevivieron al virus. Son secuelas que han alterado su forma de vida, sus actividades y sus relaciones familiares, laborales y sociales. No es poca cosa.

Por ello es importante escuchar a quienes se han dedicado a realizar análisis serios y propuestas concretas para considerar un regreso a clases seguro para maestros, alumnos y padres de familia.

Esta semana, la organización civil Mexicanos Primero vuelve a poner el dedo en la llaga y señala que para lograr el tan anunciado regreso a actividades presenciales, programado para el lunes 30 de agosto, es prioritario exigir a la autoridad una reapertura de escuelas que involucre una ruta clara con protocolos que sirvan a las comunidades escolares, con condiciones mínimas verificadas que ofrezcan seguridad a familias, estudiantes y docentes, que incluya un plan de diagnóstico y recuperación en lo socioemocional y en los aprendizajes fundamentales, durante todo el curso.

David Calderón, presidente ejecutivo de Mexicanos Primero, dijo que es urgente un diálogo verdadero y continuo con los estados y a su vez, en cada estado se debe escuchar a cada comunidad escolar para conocer las condiciones en las que será posible este regreso, pues hay planteles que pueden abrir y otros no.

Por esta razón, las exigencias a las autoridades federales y estatales deben encaminarse en el cumplimiento de cinco puntos:

1.-Hacer congruente la normativa, estipulando la educación como actividad esencial para que haya fondos de emergencia, así como dar lineamientos para los Centros Comunitarios de Aprendizaje.

2.-Alistar las escuelas, publicando el listado de planteles, estado por estado, con información sobre sus condiciones básicas, con un documento de responsabilidad de que la autoridad verificó que la apertura es segura y transparentando la inversión.

3.-Ofrecer un protocolo sólido para que cada comunidad lo adopte y lo pueda implementar en su contexto.

4.-Apoyar de verdad a los maestros, con alternativas para lo socioemocional y reconociéndoles el control pedagógico de aprendizajes fundamentales en el modelo mixto, al tiempo que se resguarda a los docentes con comorbilidades u otras condiciones especiales.

5.-Priorizar el derecho de las y los niños, brindar atención socioemocional, hacer evaluaciones diagnósticas de aprendizajes y mantener constante comunicación entre escuelas y familias.

En el estudio “Equidad y Regreso” de la organización Mexicanos Primero se dio a conocer evidencia de campo sobre el deterioro socioemocional y la pérdida de los aprendizajes. Con base en las principales cifras del sistema educativo, se estima que 4.5 millones de estudiantes están en riesgo de ver interrumpidos sus estudios. Una gran proporción de las niñas y niños manifestaron sentirse deprimidos, lo cual va a traer consecuencias negativas para su desarrollo físico, emocional, escolar y laboral.

Durante los cierres por la pandemia se han dado casos de éxito en México que involucran actividades presenciales y de los cuales se tiene que aprender. Por ejemplo, en Jalisco las asesorías en las que un maestro se reúne periódicamente con un grupo de máximo 9 estudiantes o las aperturas de los Centros Comunitarios de Aprendizaje en Sinaloa, que han puesto el foco en reconectar a las y los estudiantes en riesgo de abandono escolar.

Los planteles que abrieron exitosamente se prepararon, acordaron tareas y responsabilidades, redistribuyeron los recursos, identificaron los espacios, establecieron “burbujas” y escalonamiento de turnos para evitar las concentraciones peligrosas, trazaron un plan para la detección y reacción ante sospecha de contagio, verificaron las rutas de transporte y las condiciones a tomar en cuenta en el entorno físico que rodea la escuela.