Por Eugenio Ortiz Carreño 

Bahía de Banderas 

El sacerdote Juan Antonio Orozco, perteneciente a la prelatura del Nayar, fue muerto este sábado cuando se dirigía a oficiar la Santa Eucaristía a la comunidad Tepehuana de Pajaritos, hecho que sacudió al clero de la Diócesis de Tepic y a la Conferencia del Episcopado Mexicano en general. 

Desde el sábado por la noche, la Diócesis de Tepic informó del fallecimiento del reverendo Juan Antonio Orozco, perteneciente a la prelatura del Nayar, cuando se dirigía a celebrar eucaristía en la comunidad tepehuana de Pajaritos y señala que fue víctima de la violencia que se vive en esa parte del país. 

La información fue dada a conocer por monseñor Jesús González, de la prelatura del Nayar, quien señala en su mensaje: “Hermanos obispos de nuestra Provincia de Guadalajara, le informo de otro mártir sacerdote de nuestra prelatura, hoy como a la 11 am perdió la vida el  párroco franciscano fray Juan Antonio Orozco, quien se dirigía a celebrar una misa a la comunidad Tepehuana de Pajaritos y antes de llegar a Canoas, Mezquital, Durango, entró en un cruce de fuego entre bandos que pelean el territorio (carretera Durango-Zacatecas). 

La Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un comunicado en el que informa: “Con profundo dolor lamentamos el fallecimiento del reverendo padre Franciscano Juan Antonio Orozco, del clero de la Prelatura del Nayar, quien el día de ayer al dirigirse a celebrar la eucaristía en la comunidad Tepehuana de Pajaritos, fue privado de la vida víctima de la violencia que se vive en nuestro país”. 

Y añade: “Expresamos nuestras condolencias a monseñor José de Jesús González Hernández, a su clero, a los fieles laicos de la querida prelatura del Nayar, a los familiares y amigos del P. Juan, a todos nuestra oración, solidaridad, cercanía y abrazo en la fe”. 

“Nuestra fe proclama la resurrección, confiamos y tenemos la esperanza firme, que el señor Jesús, buen Pastor, lleve a nuestro hermano el P Juan Antonio a reposar en las verdes praderas de la eternidad, junto a Él”. 

“Pidamos al Señor la paz para nuestra patria y tengamos presente en nuestro actuar que todos tendremos que comparecer ante el Tribunal de Cristo para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida”. 

“Que Santa María de Guadalupe consuele con su corazón de Madre nuestro dolor y restablezca la justicia y la paz en nuestra sociedad”. 

Firman: Rogelio Cabrera López, presidente de la CEM; Alfonso G. Miranda Guardiola, obispo auxiliar de Monterrey y secretario general de la CEM. 

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