Entre la insostenibilidad y el cambio climático 

LA MIRADA INCÓMODA

“El cambio climático se debe a la actividad humana”: Svante Arrhenius (1859–1927).

Por Alfredo César Dachary - cesaralfredo552@gmail.com

El sueco Svante Arrhenius publicaba en 1896 un artículo en el que identificaba la actividad industrial como principal fuente de emisiones de CO2 en la atmósfera y fue muy criticado en su época, aunque en 1903 recibió el Nobel de Química por unos trabajos que inauguraron un nuevo campo de investigación, la físico-química.

Esta frase nos obliga a reconocer que el problema del cambio climático no era nuevo, se sabía de los graves problemas que en su época generó el industrialismo y cuatro décadas después la energía nuclear.

En 1970, se declaró el Día de la Tierra en Estados Unidos ante la presión de los grupos ecologistas emergentes, y así comenzó a tomar vida la formación de una fuerza importante que expresaba lo que significaría un desarrollo equilibrado y sin grandes costos ambientales, se comenzó a hablar de la sustentabilidad, algo aún abstracto para la mayoría de la población.

Había que superar ideas fijas como que el planeta es ilimitado, primera concepción a imponer en la agenda social, Bacon, Descartes y hasta Adams Smith sostenían que el progreso sería ilimitado, ya que el planeta se consideraba como ilimitado.

El primero que comenzó a cuestionar lo ilimitado fue Malthus, que sostenía lo opuesto, que había límites que deberían definirse para frenar el crecimiento demográfico, para que esto no afecte a los alimentos, que serían las primeras cosas que comenzarían a escasear, algo que siglos atrás generó grandes hambrunas y muertes en Europa.

La visión ilimitada fomentaba el capitalismo salvaje que hacía uso ilimitado de los recursos y en 1930, la crisis en un país rico, como Estados Unidos, generó un llamado de atención. En 1948, con la Declaración de los Derechos Humanos, empieza a emerger una visión más racional del mundo y los recursos.

Con el fin de la primera mitad del siglo XX y la conclusión de la segunda guerra mundial que afectó a la mayoría de los continentes, se da el fin de la ocupación del planeta, cuyos primeros astronautas de la URSS y de Estados Unidos tuvieron la primera oportunidad de ver el planeta azul y entender lo limitado del mismo.

En 1972 se realiza la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Estocolmo para crear un organismo especializado en el medioambiente y el desarrollo por el cual se termina creando el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Entramos a la era de la computación y gracias a ella se plantean los primeros modelos mundiales de recursos y estado del desarrollo y sus impactos y emerge el estudio “Los Límites del Crecimiento”, solicitado por el Club de Roma y realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts en Estados Unidos.

El Club de Roma tenía una visión catastrofista, ya que planteaba un modelo de crecimiento 0, y luego le sigue un estudio realizado por la Fundación Bariloche, en 1976 que es un estudio más desde la perspectiva social, habla del reparto desigual, la falta de equidad en la base de un modelo que consumía todo lo que podía sin límites.

En 1980 se publica la estrategia mundial de conservación, que esboza tres objetivos básicos para la conservación de los recursos vivos:

  • El mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales y de los sistemas que den sostén a la vida.
  • La preservación de la diversidad genética.
  • El aprovechamiento sustentable de las especies y de los sistemas.

En 1987, la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo presidida por la política sueca presentó el Informe “Nuestro futuro común”, conocido como Informe Brundtland, en la ONU.

Allí aparece la declaración de desarrollo sustentable: “El desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer las capacidades para que las futuras generaciones puedan satisfacer sus propias necesidades”. De allí pasamos a Río 1992, y para el desarrollo de esa Conferencia se escogieron nueve temas que son:

  • Protección a la atmosfera - cambio climático.
  • Preservación de los recursos de la tierra. Deforestación, desertificación.
  • Conservación de la diversidad biológica.
  • Protección del recurso de agua dulce.
  • Conservación de los océanos, mares y costas y sus recursos vivos.
  • Manejo ambiental de los desechos biotecnológicos, tóxicos y otros.
  • Prevención del tráfico ilegal de productos y residuos tóxicos.
  • Mejorar la calidad de vida y salud humana.
  • Elevar el nivel de vida de los pobres y mejores condiciones de trabajo, erradicación de la miseria y acciones contra el deterioro ambiental.

EL LARGO SILENCIO

Ha pasado medio siglo desde la designación del Día de la Tierra, donde el ecologismo hizo mucho ruido, pero solo dejó silencios, porque quería transformar sin plantear verdaderas alternativas, además de profesionalizarse en la ONG con capitales que salen de los grandes centros de poder; en síntesis, un fracaso del ecologismo está en la base del cambio climático global y de seguir así, como vamos, el fracaso será doble y la tragedia impensable.

La estrategia inviable del ecologismo fue pensar que se trataba de un cambio suave, no comprendió de la gran crisis mundial y los profundos cambios en la sociedad comenzando con la sociedad digital, otra visión del mundo y de los recursos.

Por ello nos sorprende que lo que se discutió en Río 92 y lo que plantean ahora en 2022 sea una repetición ampliada de los problemas que debería haber resuelto el ecologismo.

Hace dos años, la ONU ha lanzado una nueva alerta sobre la catástrofe ambiental que se cierne sobre el planeta por el deterioro ecológico y le ha puesto algunas cifras:

  • La contaminación seguirá causando millones de muertes hasta 2050.
  • En 2050, la primera causa de mortalidad serán las súper bacterias desarrolladas, entre otras causas, por los productos químicos vertidos al agua.
  • Con el actual de calentamiento global, la temperatura del Ártico habrá subido entre 3 y 5ºC lo que “devastará” la región y acelerará una cadena de efectos planetarios como la subida del nivel del mar.    
  • La contaminación es la mayor amenaza para la salud en toda la región europea, asegura la ONU en sus previsiones para la región, y más del 95% de la población de las ciudades está expuesta a niveles de polución por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
  • La acumulación de nitrógeno en el medio está deteriorando los ecosistemas.

El documento de perspectivas recuerda que, en tres décadas, las principales causas de muerte natural serán “las súper bacterias”, los patógenos multirresistentes a los antibióticos. Las bacterias inmunes a los tratamientos, un problema que se extiende cada vez más por Europa y se desarrolla por el exceso de medicación inadecuada en humanos y ganado.

Entre las advertencias, los científicos han puesto el foco en el deterioro de la región ártica, donde la subida de la temperatura, asociada al calentamiento de la Tierra “podría despertar a un gigante dormido”.

A partir del deshielo del casquete norte, se desencadenan mayores emisiones de gases de efecto invernadero al liberarse el carbono atrapado en el permafrost, acidificación de los océanos (que arrasa con los ecosistemas) y aumenta la contaminación del mar. El cambio climático ya está diezmando los bancos de pesca de las especies buscadas por las flotas comerciales.

El Ártico es una zona especialmente vulnerable al cambio climático, pero, además, extiende una influencia crucial sobre el clima global y los ecosistemas. “Hay que subrayar las relaciones entre el Ártico y sus conexiones globales”, señala Björn Alfthan, de la fundación noruega GRID-Arendal y coautor del texto. El análisis especifica que la zona, donde viven cuatro millones de personas, se enfrenta a la “devastación”.

Hace cinco décadas no había amenazas al corto y mediano plazo y hoy por ello es que se debe repensar sobre quienes deberán enfrentar el tema, que va más allá de los grandes problemas políticos.

El Mediterráneo es uno de los puntos calientes donde el vertido constante ha infestado las aguas de millones de micro plásticos, y sobre los alimentos, el informe asegura que un tercio de la comida es desperdiciada en los países desarrollados. “La reducción del consumo de carne y el desperdicio” rebajaría la necesidad de producción de alimentos en un 50%.

Racionalizar la producción, el consumo y la distribución sería un gran avance en la sociedad del consumo donde la comida falta y se tiran millones de toneladas, lo cual no es una injusticia más, sino una inmoralidad mayor, que muestra hasta qué punto el individuo sufre una ceguera mental y sentimental.