¿Es totalmente mexicano el golfo de California? Ex mar de Cortés

LA MIRADA INCÓMODA

Por Alfredo César Dachary - cesaralfredo552@gmail.com

A lo largo de tres semanas del mes de septiembre de 1972, una bandera mexicana ondeó en lo alto de la isla Santa Catalina, frente a las costas de California (Estados Unidos), y esto generó un llamado de atención, por los actores, el tema y el significado de éste, llevando la noticia a periódicos importantes de California, con cierto tono de dramatismo. “¡Estamos siendo invadidos! ¡Soldados mexicanos están reclamando la isla!", fue el comentario de la oficina de gobierno de la localidad isleña de Avalon, según reseñó entonces el diario Los Ángeles Times.

Los uniformados eran miembros del grupo Boinas Cafés, integrado por chicanos que estaban reivindicando para México las islas del Archipiélago del Norte (conocidas en Estados Unidos como Channel Islands similar en denominación a las del Canal de la Mancha).

Se trataba de una protesta simbólica para visibilizar las luchas por los derechos sociales de los chicanos, la reivindicación se basaba en un episodio clave de la historia de Estados Unidos y México y, a la vez, un recordatorio que esas tierras de tanta riqueza de la costa del Pacífico de Estados Unidos fueron mexicanas.

El caso de la isla Santa Catalina, junto a las dos decenas de islas y rocas ubicadas frente a las costas de California, nunca fueron mencionadas en el Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848, que puso fin a la invasión de Estados Unidos a México, pacto que obligó a México a ceder el 55% de su territorio a su vecino del norte, pero no incluyó esas islas.

“Aunque políticamente hoy resultara inviable la reclamación mexicana, para algunos el derecho de México sigue vigente”, dice el experto en Derecho Internacional Juan Carlos Velázquez, que ha analizado el caso en un libro (2007), donde explica que el gobierno de México nunca prestó atención a la soberanía que pudo tener sobre las islas luego de firmar el Tratado, y cuando quiso hacerlo, casi un siglo después, ya era demasiado tarde.

El Archipiélago del Norte está conformado por 10 islas y 12 rocas cuya extensión suma unos 1,000 kilómetros cuadrados y si bien nunca fueron un territorio clave, pero sí estaban dentro del gran objetivo de Estados Unidos de hacerse con la costa de California.

En el siglo XIX, Estados Unidos buscaba vías para acceder al Pacífico, explica la historiadora Estela Guadalupe Jiménez Codinach, que trabajó durante 10 años en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, donde tuvo un acceso privilegiado a documentos históricos sobre este tema. Aunque ese territorio pertenecía a Nueva España y luego a México, y los intentos que hubo fueron muchos, incluidos los de comprar la Alta California, de comprar la Baja California, estrategia que se venía repitiendo para otras posiciones coloniales, o recientemente descolonizadas, en plena organización.

El descubrimiento de oro en California incrementó la necesidad geopolítica de controlar la costa Pacífico, y como antesala generó un sistema de transporte en barco hasta Costa Rica y de allí en un barco más pequeño por el río San Juan para llegar al Pacífico. Esto implicó un enfrentamiento entre Nicaragua y Costa Rica que fue operado por Estados Unidos para mantener el control de esa vía.

A fines del siglo XX, el Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos ha realizado diferentes reflexiones ante la apertura de México al Pacífico, que son un antecedente para entender a esta nueva cuenca geoeconómica, que hoy reúne a los países más poderosos encabezados por Estados Unidos y China, además de Japón, Rusia, Corea, Singapur, India, Pakistán y muchos más.

Este nuevo contexto internacional ha generado cambios derivados de la apertura de los espacios nacionales con el neoliberalismo económico y las transformaciones en las comunicaciones, que se han profundizado en las últimas décadas fruto del desarrollo científico y tecnológico, y una de las características de estos cambios ha sido la multipolaridad que a medida que se consolida, tiende a erosionar los poderes hegemónicos tradicionales.

La región del Mar de Cortés, hoy Golfo de California, abarca cinco estados de México, con más de 4,500 km de costas, algunos llegan a definirlo con sus perfiles isleños y accidentes geográficos cercano a los 6,000 km de costas. Ocupa una quinta parte de México, que son 416,674 km2, y en 1980 la población era de alrededor de 6.300,000 habitantes.

En el siglo XIX, se da la invasión de Norteamérica a México entre 1846-1848, y abarca gran parte de la extensa frontera norte de México, una operación que fue llevada a cabo por cuatro expediciones terrestres y dos navales, una guerra que dejó huellas profundas y la mayoría de la actual frontera, que se expandió hacia el sur, y en 1848 se firma el Tratado de Límites que legitima la nueva expansión sobre territorio mexicano.

En el siglo XX, dos hechos históricos se recuerdan más, primero fue la solicitud de permiso en 1901 de Estados Unidos sobre la isla Carbonera de Pichelingue, ubicada en la gran bahía de La Paz, islote de 3 km de largo y 800 metros de ancho, permiso que se logra luego de varios intercambios de notas, pero deben pagar los derechos de importación y de puerto sobre la carga de carbón para ser embarcado en otros barcos que se abastecerían en la isla; el conflicto duró hasta 1906, con situaciones ríspidas pero sin llegar a enfrentamiento, ya que las islas carboneras eran una necesidad de los países con muchos barcos desde que entraron los motores a vapor.

El segundo fue el encuentro sobre fronteras marinas y militares durante la Segunda Guerra Mundial donde se reunieron en la frontera y acordaron que México, aliado de los aliados, cumpliría con el control de esta parte de la frontera que se estimaba podría ser atacada por submarinos y así se concretó, logrando un control eficiente a diferencia de lo que ocurrió en el Caribe.

El tema de si el Mar de Cortés era o no mexicano, algo que la mayoría de la ciudadanía no ponía en tela de juicio, viene de pocos años atrás como tema de geopolítica, pero en la mayoría de los trabajos históricos sobre la región que lo aloja no se toca el mismo.

El Golfo de California fue un refugio natural ante las tormentas y los lugares más protegidos de buen calado y fácil defensa pasan a transformarse en Puertos como Mazatlán, Topolobampo, Guaymas, La Paz, Loreto y Santa Rosalía y los puertos fueron las puertas a estas tierras aisladas, hasta el final de primer cuarto del siglo XX, llega un nuevo invitado al banquete de soledades de las costas del Mar de Cortés: el automóvil. En 1924, el vendedor de automóviles Buick, William Franklin, fue el primero en entrar con un automóvil en la península California, incluyendo el célebre desierto de la muerte, luego de las primeras experiencias en soledades, decidió un reto mayor desde Tijuana a Santa Rosalía, hoy 1,000 km, pero antes mucho más y además por caminos de mula.

En las primeras tres décadas del siglo XX la zona era una gran desconocida y aislada región que había sobrevivido guerras, ocupaciones y ataques, pero seguía siendo mexicana.

En la octava década del siglo XX se da la denominada “Guerra del Atún”, siendo la causa del “conflicto” en que la zona económica exclusiva de México tiene abundante atún aleta amarilla, especie altamente cotizada en el mercado mundial, la entonces magnitud de la pesca cerquera mexicana que permitió capturar gran cantidad de atún a precios muy competitivos y la diversificación por parte de México hacia el mercado europeo trajo la reducción de la dependencia económica de México hacia Estados Unidos.

La industria atunera estadounidense estaba en una severa crisis ya que el 90% de las capturas de atún por parte de Estados Unidos se realizaban en zonas exclusivas de otros países por lo que, al legislarse la zona económica exclusiva, este espacio quedó restringido a la pesca, provocando que nuestro vecino país del norte consumiera su atún, el cual era más caro y de baja calidad.

El 14 de julio de 1980 decreta el gobierno de Estados Unidos el embargo atunero, que puso en evidencia que la legislación del mar es factible de ser incumplida y más por los países con poder naval militar.

En la Convención de 1982 destaca el jurista mexicano Jorge Vargas, un sobresaliente internacionalista que en los años setenta abordó con pasión y enorme compromiso académico el estudio del Derecho del Mar, sujeto entonces a una profunda revisión con motivo de la emergencia de nuevos tópicos y de capítulos  en la materia que encontraron cauce normativo en la III Conferencia de la ONU sobre el Derecho del Mar cuyo fruto fue la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, firmada en Montego Bay, Jamaica, a fines de 1982 y conocida como la Constitución de los Océanos.

La zona económica exclusiva en realidad es de 188 millas, pues se mide desde el límite de las 12 millas donde termina el mar territorial hasta las 200. Este mar es técnicamente una bahía, de una profunda penetración, rodeada por el territorio de un solo Estado Nacional.

Una bahía puede ser considerada como aguas marítimas interiores por un Estado en dos supuestos: no exceder de 24 millas en su boca o si es una bahía histórica si se ha ejercido sobre ella un uso inmemorial, exclusivo y pacífico.

El 30 de agosto de 1968 el gobierno mexicano publicó un decreto en el que aplicó en el Golfo de California el sistema de líneas de base recta para medir el mar territorial. Este espacio marítimo excede enormemente el requisito de las 24 millas en su boca y consecuentemente no podía considerarse al mar como aguas marítimas interiores. En 1865 se da el Estatuto Provisional del Imperio Mexicano de Maximiliano que consideró expresamente al Mar de Cortés como territorio mexicano, claro que nunca entró en vigor.

 El 14 de julio del 2015, las 244 islas y áreas protegidas del Golfo de California cumplirán 10 años de su inscripción en la lista de la UNESCO como Patrimonio Mundial.

El tema es complejo y hay hechos que lo ratifican, como derechos que lo protegen, tema que plantearemos en una próxima nota, dada la vigencia y urgencia de una respuesta al pasado, pensando en el futuro, en medio del inicio de la era del “Antropoceno”.