¿Es un día para celebrar?

TERCERA LLAMADA

Por María José Zorrilla

Se celebró ayer el Día de las Naciones Unidas, una fecha que cada vez tiene menos relevancia en un mundo separado por todo de fronteras y divisiones.  La intención de integrar tras la Segunda Guerra Mundial una organización donde 51 países se sumaron para mantener la paz y la seguridad internacional y que actualmente lo integran alrededor de 193, parece desvanecerse y ya no tener sentido.

Severas divisiones religiosas, políticas, comerciales, militares, ideológicas, sanitarias y hasta climáticas nos generan cada vez más abismos entre unos y otros. Europa vive una situación bastante compleja con la guerra entre Rusia y Ucrania, La Gran Bretaña con la salida del Brexit, la muerte de la reina y la renuncia de su primera ministra no la está pasando nada bien y los irlandeses del norte y escoceses cada vez más cerca de solicitar su independencia y quitarse de una vez por todas el yugo inglés que ahora se ciñe sobre su economía con la segregación de la Unión Europea.

En Oriente Medio parece no tener fin el problema entre árabes y judíos y menos aún entre las propias divisiones islámicas de chiitas y sunitas, Isis, Hamas, Hezbola y demás organizaciones islámicas contrapuestas.

Corea del Norte amenaza continuamente con lanzamientos de misiles y Estados Unidos está polarizado como hacía mucho no se veía entre republicanos y demócratas.

México ha sido dividido en los últimos años entre los fifís, conservadores contra el pueblo bueno y sabio y más recientemente el Cocvid-19 a pesar de la ola de muerte puso parte de la población a favor de la vacuna y otro amplio sector contra la vacuna.

De madrugada azotó fuerte el huracán Rosalyn en el Norte de las Costas de Jalisco y Sur de Nayarit. Algunos amigos y colegas sufrieron severos daños en sus instalaciones de playa y en lugares adelante de Sayulita la carretera se deslavó, ocasiono deslaves y desborde de ríos y en el punto llamado San Quintín de la carretera 200 Entre Vallarta-Guadalajara dos camiones de carga refrigerados fueron atrapados por un alud de arena y lodo que se precipito desde lo alto del cerro y dejó colapsado el paso entre Jalisco y Nayarit por varias horas.

Las pruebas y dificultades que nos presenta el cambio climático, los desastres naturales, la hambruna, las guerras y el desarrollo sin planeación son ya verdaderos obstáculos para que de por sí los humanos busquemos más complicaciones para generar aún más divisiones y conflictos.

Hace apenas unos días un grupo de pequeños hoteleros nos reuníamos para tratar asuntos de nuestro ramo y salió a la luz la absurda petición que Seapal, el sistema de agua potable de la ciudad, que otrora estuvo en manos del estado y ahora pasó bajo la administración municipal de Puerto Vallarta está haciendo a los hoteles pequeños con más de 50 años de construidos, para que demostremos los planos hidráulicos originales de la interconexión entre nuestro drenaje y el sistema de alcantarillado de la ciudad porque se está colapsando todo.

Arreglar ese “asunto” es cuestión de algunos miles de miles sino es que millones de pesos. Qué manera de querer culpar al inversionista original de Vallarta del problema que han ocasionado los cientos de permisos de construcción que el municipio ha otorgado sin medir las consecuencias de una infraestructura insuficiente y sobre la que no se planeó mejora alguna ni adecuación a las nuevas necesidades.

Muy lamentablemente el director del Seapal fue asesinado a tiros en Guadalajara el viernes pasado, pero esperemos nuevos aires lleguen con una visión más clara de la situación y menos agresiva contra los pequeños negocios que hemos sido los que hemos tenido que pagar el pato de los daños causados por los grandes nuevos gigantes de cemento y acero.

Nadie está en contra del desarrollo, pero sí de la falta de planeación. En el marco de Día de las Naciones Unidas, lo que deseamos es paz, armonía, desarrollo con sustentabilidad y colaborar para que nuestra región siga siendo un ejemplo turístico del bien hacer y bien servir, pero con mesura, sin contraponer chicos contra grandes ni hacer chivos expiatorios a los que menos tienen.