Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Gregorio Armando Martínez Fragoso es tajante en cuanto a sus convicciones ecológicas y de reciclaje: “hasta la popó se puede reciclar” y hay recicladores que ya la compra a 1.50 pesos el kilogramo.

Considera necesario parar esa cultura “basurienta”, de desperdicio y de abuso y propone generar una cultura de reciclaje y generando un “círculo virtuoso” para que mediante la recolección sistemática de basura, se pueda ayudar causas nobles en la sociedad.

Gregorio Armando Martínez Fragoso tiene una amplia trayectoria en medios de comunicación, donde ha trabajado como corrector de estilo. Experto en cuestiones de ortografía, hoy se dedica a cuidar un rancho, pero observa que la gente desperdicia muchos recursos por la basura.

Señala que la causa o la culpa de que haya tanta basura en playas y en las calles o en zonas rurales, es que la autoridad municipal no permite la instalación de sitios para depositar la basura. Y es que el mismo Plan Municipal de Desarrollo Urbano (en Puerto Vallarta) prohíbe que haya centros de acopio de basura, dentro de la mancha urbana.

Pero es que los centros de recolección deben estar adentro de la mancha urbana, para que la gente pueda ir durante el día y así  se evitarían los tiraderos clandestinos, que abundan a en áreas rurales tanto de Puerto Vallarta, como de Bahía de Banderas.

Considera que un centro de acopio tiene que ser un lugar grande, y fuera de la zona urbana, pero debe haber puntos de recolección porque el punto es asegurar que siempre habrá quien reciba los desperdicios. Y siempre se debe garantizar volumen, o peso del material como fierro, por ejemplo, el cual por kilo solo vale 25 centavos el kilo, pero si se junta por tonelada, puede valer de 4 a 5 pesos kilo, y el problema es el acopio, porque  cuesta trabajo juntarlo y almacenarlo.

El problema de fondo es que la gente no sabe que hacer con las cosas, y tampoco sabe que eso vale “una lana”. En la basura  hay mucho vidrio, que valer 80 centavos el kilo, pero si junta una tonelada, llega a valer a dos pesos o 2.50. Cualquiera junta 10 o 12 kilos y el plástico es otra historia, incluso los chinos están esperando plástico.

Hay quienes proponen quemar el plástico y hay una técnica que evita la dispersión del humo, pero las cenizas son veneno puro, es como material radioactivo y nadie sabe qué hacer con eso. Por eso cualquier propuesta tiene que ser a través del reciclaje, insiste el experto corrector.

BUROCRACIA E INTERESES CREADOS

El problema para la instalación de centros de acopio en todos los pueblos es la burocracia municipal o los intereses creados, porque los que tienen el control de los pepenadores no van a querer que ellos pongan sus propios centros de acopio y que cada uno gane su lana, sino que quieren comprar el plástico y pagarlo como ellos quieren.

Reiteró que debido a la falta de centros de acopio la gente tira la basura donde sea, porque lo que quiere es sacarla de su casa. Ahora si lo ponen lejos o cerca, o si es por el precio, hay gente que trae plástico en  la mano y lo deja en los contenedores que dejan en la calle, pero lo que ignoran es que a partir de ahí, eso que dejó tiene un valor, porque cuando se compra un refresco, lo más caro es el envase, porque es inyectado, lleva un tapón y un sellado especial, y es lo más caro y se da regalado.

También insiste en que el reciclaje es toda una cultura y no se da porque la gente solo reacciona cuando hay dinero de por medio. “Si se les pidiera que por altruismo separaran su basura y la llevaran a tiradero especial para que se juntara algún dinero, no lo harían, o lo harían por un rato, pero lo dejan de hacer.

Si se instalan centros de acopio al menos cada dos cuadras, disminuye la basura, y es que “tengo el dato de que en Puerto Vallarta generamos más basura que en las ciudades de Estados Unidos, y conste que allá son muy basurientos, es muy de tirar, todo”.

“Creo que la basura en cualquier condado se lleva como el 20 o 25 del presupuesto, por los camiones, los vertederos, en suma se tira el dinero, y no reciclan es muy poco lo que se recicla en todo el mundo, hasta en Alemania, no se hace con efectividad porque hay un beneficio, y la gente sigue entregando la basura revuelta, y no se separa. El problema de los basureros es similar a los panteones, donde no cabe nadie ya. Reiteró que lo práctico es reciclarlo, que vuelva a ser lo que era”.

Gregorio trabajó como corrector de estilo en los periódicos Avance (ya desaparecido), la Afición, en el Universal, en Uno más Uno, luego en Ovaciones, y en Excélsior y por último en Tribuna de la Bahía.

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