OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

La línea oficial es que la Gala Vallarta-Bahía de Banderas fue un éxito. Eso dicen los boletines. Pero los participantes cuentan otra historia. El evento, diseñado para reunir a hoteleros, agencias de viajes, proveedores de servicios turísticos, y un buen número de promotores de bienes raíces, resultó, por decir lo menos, deslucido.

Si bien los registros gráficos muestran en primer plano a los secretarios de turismo de Jalisco y Nayarit, no señalan el nulo apoyo del gobierno de Nayarit al evento.

El secretario de Turismo de Nayarit, Juan Enrique Suárez del Real Tostado, nunca quiso autorizar los fondos para el evento, pero sí se apareció para salir en la foto, y señalar la cooperación para la promoción turística conjunta de Jalisco y Nayarit. Al mismo tiempo, sigue neceando con el cambio de nombre de Nuevo Vallarta a Nuevo Nayarit.

Ya me he referido antes a su desconocimiento total en temas turísticos, y al daño gravísimo que provoca al eliminar y cambiar esfuerzos mercadotécnicos de décadas con sus arbitrarios cambios de nombres. ¿Alguien cree que el Four Seasons cambiará su campaña publicitaria de millones de dólares, y ahora le llamará “Punta Nayarit” a Punta de Mita?

Pasarán, no sé si años o meses, pero ambas nomenclaturas volverán a su versión original. No porque el presidente López Obrador consiga implementar sus caprichos, lo puedan hacer también los gobernadores.

El Dr. Miguel Ángel Navarro, gobernador de Nayarit, ya debe saber lo absurdo y lo caro que saldría sujetarse a la iniciativa. Para empezar, habría que volver a escriturar miles de propiedades, provocando un enorme y oneroso gasto. Además, provocaría incertidumbre entre los servicios turísticos. Miles, si no es que millones, reconocen el nombre “Nuevo Vallarta”. Pocos sabrán qué es Nuevo Nayarit, y muchos menos sabrán qué es Punta Nayarit.

Ni el gobernador Navarro, ni mucho menos el inepto secretario de Turismo de Nayarit, Suárez del Real, saben el daño enorme que podría ocasionar al destino. ¿Es tan difícil darse cuenta de que Vallarta y Bahía de Banderas son ya un solo destino? Ya basta de conflictos ideológicos artificiales. Hagan su trabajo juntos, sin estar preocupados por ver quién saca ventaja. A cómo están las cosas ahora, es la única esperanza que nos queda.

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Me cuentan que las fiestas del Pitillal estuvieron chidas. En especial, el desfile de charrería, que conserva la esencia cultural de Jalisco.

Me hubiera encantado estar ahí, sobre todo por las únicas y maravillosas oportunidades de saborear nuestra comida mexicana, como debe ser. No en un restaurante de lujo, sino al lado del anafre, viendo a la seño cómo fríe las quesadillas. Ese es el México que adoro.

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El miércoles, México amarró su clasificación para el Mundial de Futbol en Qatar. El equipo que jugó en el Azteca contra El Salvador me gustó. No estuvieron los “imprescindibles”. No jugó Héctor Miguel Herrera, ni el “Tecatito” Corona, ni Hirving Lozano. Pero el equipo se vio mejor. Nada extraordinario, pero mejor. Es hora de un relevo generacional que incluya a mexicanos que juegan en Estados Unidos, en Europa y, muy especialmente, en México.

Nuestro futbol se ha ido atrasando porque lo maneja una mafia comercial. La FEMEXFUT ha decidido aliarse con esa organización que tiene muchos tentáculos, incluso en FIFA. La Selección Mexicana de futbol ha sido un negocio multimillonario al que se han aliado promotores, directivos, dueños de equipos y televisoras. Y eso no estaría mal, si no fuera porque se les olvidó el futbol.

En sus cálculos financieros, omitieron la premisa básica: hay que formar un buen equipo. Y no lo tenemos. Muchos de los mejores prospectos están emigrando a Estados Unidos, porque aquí, con el mercado inundado de extranjeros, las oportunidades para los mexicanos jóvenes, son muy pocas. Y eso es una desgracia.

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Se acerca el 10 de abril. Es la fecha en que se realizará una aberración inconstitucional, la famosa “revocación de mandato” del presidente Andrés Manuel López Obrador. Esto es un mecanismo usado por dictadores como Hugo Chávez y Vladimir Putin, para aferrarse al poder. En México, el ejercicio tiene como objetivo desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE). Sin haber autorizado los fondos para realizar la votación, AMLO pretende descalificar al INE argumentando que no hicieron su trabajo. Pues claro que no. Ni Hacienda aceptó fondear la necesidad de un ejercicio transparente. Adivinen de quién fue la orden.

Mi opinión, y reitero que es una postura puramente personal, es que no hay que participar. El hacerlo solo ayudará a justificar su permanencia en el poder.

¡Hasta el lunes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.

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