¿Hacia dónde vamos? 

LA MIRADA INCÓMODA

“Cuando me preguntaron sobre un arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica, yo sugerí la mejor de todas: la Paz”: Albert Einstein

Por Alfredo César Dachary - cesaralfredo552@gmail.com

Ernest Hemingway tiene una frase lapidaria pero profundamente realista sobre lo que es una guerra al sostener: “…jamás piensen que una guerra por necesaria o justificada que parezca deja de ser un crimen…”, no hay guerras buenas porque no hay masacres justificadas, por más que parezca lo contrario.

Hoy sigue la pandemia y según el New York Times se prevé una nueva ola, pero ni la tragedia frena a la comedia, ya que esta nueva guerra plenamente planificada por Estados Unidos y operada por Rusia en detrimento de “la nueva víctima, Ucrania”, es solo una serie de enfrentamientos con muchas víctimas que tiene límite real: la supervivencia humana.

En 2019, la RAND Corporation, un centro de investigación cercano al Pentágono y a la CIA, publicó un informe "Extendiendo a Rusia: Competir desde un terreno ventajoso", dedicado al enfrentamiento geopolítico entre Estados Unidos y Rusia. El informe fue parte de un proyecto más amplio patrocinado por el Ejército de Estados Unidos. El objetivo declarado del proyecto era estudiar las formas en que sería posible lograr un "sobre esfuerzo" del sistema estatal y militar de Rusia.

Según los autores del informe, se suponía que sus propuestas empujarían a "Rusia a competir por dominios o regiones en las que Estados Unidos tiene una ventaja competitiva, lo que obligará a Rusia a extenderse demasiado militar o económicamente, o conducirá a la pérdida del prestigio nacional e internacional del régimen".

Entre las propuestas de RAND en el campo del desarrollo naval y terrestre: la expansión de la presencia de las fuerzas terrestres de la OTAN en Europa y las armadas de Estados Unidos y la OTAN en el Mar Negro, aumentó la actividad militar de la OTAN cerca de las fronteras rusas.

En el ámbito económico: más sanciones, la lucha contra los proyectos energéticos rusos, precios del petróleo más bajos. En el campo de las contramedidas de información: el despliegue de una "campaña de información occidental" utilizando el problema de la lucha contra la corrupción.

En la campaña mediática relacionada con el envenenamiento de Alexei Navalny, hay un recordatorio del componente anticorrupción detallado de este político y las acusaciones contra el Kremlin, y el objetivo es obligar a Alemania a abandonar Nord Stream 2.

En este largo estudio o plan geopolítico hay un capítulo aún más revelador del informe que está dedicado a las "Medidas geopolíticas" de la lucha contra la influencia de Rusia, y no la china, que en el último mes ha desaparecido de las diferentes noticias, pese a que Biden no pudo lograr una condena de China por la guerra de Ucrania.

Dados los acontecimientos recientes en el espacio post-soviético, la misma lista de medidas parece un escenario que se está implementando ante nuestros ojos, como son la prestación de asistencia letal a Ucrania, aumentar el apoyo a los rebeldes sirios, una guerra se reactiva con muchas más víctimas que en el enfrentamiento Rusia - Ucrania, operado por el frente turco, y el norteamericano - israelí, que además administra la riqueza petrolera de Siria de la zona ocupada.

La promoción del cambio de régimen en Bielorrusia fue una medida programada que en el corto plazo fracasó, pero previno a Rusia del uso de milicias privadas extranjeras en ese conflicto.

Los otros tres temas ya están en la agenda operativa como provechar las tensiones en el sur del Cáucaso, reducir la influencia rusa en Asia Central, en la zona geopolítica por donde circulará la Ruta de la Seda y desafiar la presencia rusa en Moldavia ya que habrá elecciones donde compiten un candidato pro- ruso y uno pro- norteamericano.

Un conflicto como la guerra de Ucrania tiene consecuencias planetarias, ya que además de las dos hiper potencias nucleares del planeta han iniciado una peligrosísima pulseada, hay otras potencias de igual magnitud como China, Paquistán, India y más los europeos.

La OTAN, operada como un Ministerio de Guerra y sus socios externos, las grandes corporaciones tecnológicas como Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft, se han sumado al ataque masivo sobre Rusia, al igual que las federaciones mundiales de los deportes más conocidos, desde el futbol a los juegos olímpicos, lo cual demuestra que el mundo es una marioneta que se manipula en nombre de la democracia, pero el control estricto del imperio se trata de imponer, para evitar mostrar la cara real de debilidad.

No pudieron ganar la guerra de Vietnam, Laos y Camboya, tuvieron que salir huyendo de Afganistán y antes de Irak dejando una base, pero un pueblo que los rechaza por lo que ha ocurrido a partir de noticias falsas sobre armas nucleares en manos de Hussein. Pese a tener 1,000 bases militares en el mundo y más de diez flotas navales por áreas, lleva medio siglo sin lograr victorias, incluido Siria, pese a la gran alianza militar con el Estado de Israel lo cual llevará a que este conflicto se esté convirtiendo en un enfrentamiento mundial de nuevo tipo.

Para Ignacio Ramonet, actual director de Le Monde Diplomatique España, éste es un hiper conflicto híbrido que, por el momento, en su arista militar se está desarrollando en un teatro concreto y local: el territorio de Ucrania. Pero que en todos los demás frentes – político, económico, financiero, monetario, comercial, mediático, digital, cultural, deportivo, espacial, etcétera – se ha transformado en una guerra mundial y total.

Para Boaventura de Souza Santos, sociólogo portugués, Europa no ha sido capaz de hacer frente a las causas de la crisis y, por ello, está condenada a hacer frente a sus consecuencias. El polvo de la tragedia está lejos de haberse asentado, pero, aun así, nos vemos obligados a concluir que los líderes europeos no estaban ni están a la altura de la situación que estamos viviendo y pasarán a la historia como los líderes más mediocres que Europa ha tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. 

El conflicto estaba siendo preparado hace mucho tiempo tanto por Rusia como por Estados Unidos. Rusia ha generado una acumulación de inmensas reservas de oro en los últimos años y la prioridad otorgada a la asociación estratégica con China, concretamente en el ámbito financiero, con miras a la fusión bancaria y la creación de una nueva moneda internacional, y en el comercio, donde hay enormes posibilidades de expansión con la iniciativa Belt and Road en Eurasia. 

En las relaciones con los socios europeos, Rusia ha demostrado ser un socio creíble, dejando claras sus preocupaciones de seguridad. Preocupaciones legítimas, si por un momento pensamos que en el mundo de las superpotencias no hay buenos ni malos, hay intereses estratégicos que hay que acomodar.

Este fue el caso en la crisis de los misiles de 1962 con la línea roja de Estados Unidos, que no quería misiles de mediano alcance instalados a 70 km de su frontera. Que no se piense que fue solo la Unión Soviética la que cedió. Estados Unidos también desistió de los misiles de mediano alcance que tenía en Turquía. Cedieron de manera recíproca, se acomodaron, y tuvieron un acuerdo duradero. ¿Por qué no fue posible lo mismo en el caso de Ucrania y cómo es la preparación en el lado estadounidense?

En Estados Unidos, la democracia es solo la pantalla, que ante el declive del dominio global que ha tenido desde 1945, busca consolidar a toda costa zonas de influencia, que garanticen facilidades comerciales para sus empresas y acceso a materias primas.

La política del imperio no está dirigida a crear democracias, solo gobiernos que sean fieles a los intereses de Estados Unidos. No fueron estados democráticos los que surgieron de las sangrientas intervenciones en Vietnam, Afganistán, Iraq, Siria y Libia. No fue para promover la democracia que alentaron golpes de Estado que depusieron a presidentes elegidos democráticamente en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), Bolivia (2019), sin mencionar el golpe de 2014 en Ucrania. 

El conflicto que hoy vemos como el centro del problema puede ser muy limitado, ya que éste es mayor y no solo está en juego la hegemonía global, sino el fin de la narrativa occidental que se construyó desde el siglo XV y que hoy es la base de la ideología que promueve e intenta eternizar.

La guerra mundial nuclear es una utopía porque las partes saben que no habrá vencedores y, de haberlos, serían los sobrevivientes que vivirán los últimos días del planeta, donde el cambio climático global, será algo menor a lo que genera el “invierno nuclear”.