LA MIRADA INCÓMODA

“El idioma puede ser diferente pero la música sigue siendo la misma”: Kai de EXO.

Por Alfredo César Dachary – cesaralfredo552@gmail.com

En la década de los 60´se han dado los cambios de mayor impacto en la sociedad occidental en el siglo XX, desde el inicio de la denominada revolución femenina al proceso de liberación de la juventud, todo esto en un marco de rebelión de la sociedad en expansión; son los llamados años dorados en Estados Unidos.

Sin embargo, en este exitoso país se inició la lucha por la equidad de género, la rebelión de la juventud contra una guerra injustificable, los derechos sociales de la población negra y la lucha por la conservación del medioambiente, entre los más significativos.

En los 60´empieza el mundo a despertar con la descolonización masiva de más de la mitad del mundo, que en algunos casos se dio por negociación, pero en la mayoría se generaron conflictos internos que llegan a guerras prolongadas, como las que tuvieron que vivir Angola y Mozambique.

La crisis de credibilidad de las nuevas generaciones al modelo dominante, que había generado una sociedad desigual, mueve a los universitarios y demás jóvenes, en general, en una rebelión contra el sistema y la necesidad de tener mejores oportunidades.

En este período, el Instituto Tavistock, que durante la Segunda Guerra Mundial fue el cuartel general de la oficina de guerra psicológica del ejército británico, creó el tipo más avanzado en modelos de “lavado de cerebro”, desde entonces la “ciencia de la mente”, se ha transformado en el arte de destruirla.

Los Beatles son un parteaguas en la historia de la música popular contemporánea, no por lo que la mayoría se imaginaría, es decir, por lo que hubieran aportado de revolucionario a la música, sino porque fueron usados como uno de los mayores proyectos y operaciones sociales para provocar un cambio de paradigma y dar entrada al proyecto milenario del Nuevo Orden Mundial. Ésta fue la obra maestra del Instituto Tavistock.

Medio siglo después, en la segunda década del siglo XXI, un experimento similar se cierne sobre la sociedad global, una estrategia que jugaría un papel similar, que se originaría en Corea del Sur, usando la música, estilos de vida y actitudes para imponer un modelo nuevo, más perverso aún del ya anacrónico modelo de los 60´.

El K-Pop, al igual que el rock, es mucho más que música, es la imposición por la vía de la moda y la presencia constante en medios y redes de un estilo de vida, esta vez más allá de lo aceptado en los 60´se trata de una propuesta muy provocadora, pero acorde con un nuevo paradigma en gestación, el post-humano, que lo plantea la tecnología no solo como un proyecto de vanguardia técnica, sino como una alternativa social donde el humano pierde valor frente a la robotización y automatización de miles de tareas.

Superando el binarismo y los restos del romanticismo que regulaban las relaciones entre los jóvenes, el K-Pop le plantea a la juventud una relación menos estructurada, más laxa y casi sin límites, a fin de poder superar los estereotipos de género.

Esto ha significado un largo camino en el mundo de la fabricación de estrellas musicales e ídolos juveniles, una experiencia que lleva más de una década de experimentación y que hoy en día ha logrado un éxito similar a los grandes ídolos de los jóvenes o, para muchos, ya los han superado.

¿Ésta es la otra cara del “peligro amarillo” o qué? Ésta es la expresión de una sociedad con una cultura milenaria que ha sido recolonizada por cuestiones geopolíticas por Occidente y han logrado pasar los límites más rápido que sus antiguos promotores o modelos, algo que también ha ocurrido en Japón y que nos habla en ambos casos de sociedades capitalistas avanzadas que mezclan los modelos occidentales con la disciplina y la competición de los orientales, que los hace estar en primer lugar en la negra lista de suicidios juveniles del mundo.

El K-Pop evade sus propias fronteras, llega con especial énfasis al público LGBT latinoamericano y propone un sonido que es mucho más que pegajoso: genera obsesión y fans devotos. Es una industria millonaria la del K-pop, que logran generar un magnetismo en el género musical que, hoy en día, se apodera del mundo, que absorbe con una devoción casi adolescente que logra causar obsesión.

Un universo que se sostiene en la figura de idol, performers (ejecutantes) que se forman desde temprana edad en escuelas de entrenamiento donde se preparan para ser estrellas bajo prácticas conocidas por su nivel de exigencia y competitividad. Entre mil trainees (aprendices) de una academia, sólo cuarenta o cincuenta podrían llegar a tener su propia carrera en la industria, formar parte de un grupo de K-pop y, así, convertirse en eso que en Corea llaman idol. Más allá de las aptitudes físicas o musicales, también se habla de un aura especial, un carisma innato. La figura del idol no es ajena a sus orígenes semánticos: una divinidad, alguien a quien se le rinde culto, una imagen que provoca adoración.

Es que el pop coreano cada vez es más popular en Occidente, no obstante, los artistas se someten a condiciones muy extremas para poder llegar a la fama.

BTS o Black Pink cuentan con millones de reproducciones en sus videoclips, con números que incluso han llegado a romper grandes récords mundiales, superando a artistas como Ariana Grande y otros. Hay una característica del K-pop que ha llamado más la atención del público internacional y es su nivel de perfeccionismo, que logran ser verdaderas obras de arte audiovisuales con escenarios, coreografías, vestuarios, etc. tan espectaculares que no parecen reales como los mismos cantantes.

Han logrado pasar de la visión humana del ídolo al extremo de que los jóvenes los ven como más que humanos o son robots, a causa de la perfección inhumana que pueden llegar a tener, aunque en ello se consume hasta la propia vida del ídolo.

Los aprendices de ídolos (los trainees) son descubiertos siendo apenas unos niños cuando tienen tan solo unos 12 o 13 años, y esto los lleva por sus operadores a hipotecar su vida en la carrera para llegar a ser estrella internacional, lo cual es una atadura que puede durar gran parte de su vida, por ello tienen consecuencias negativas a largo plazo. A estos tipos de contratos se los denomina en Corea slave contract (contratos de esclavos) y consisten en acuerdos injustos a largo plazo entre los aspirantes a ídolos y las compañías que los forman y estas condiciones laborales inciden en que los ídolos no tengan grandes ganancias, puesto que casi todo el dinero que ganan se los termina llevando la empresa que realizó la inversión.

El KPop o k-pop llamado pop coreano se trata de un estilo de música que es “originaria” de Corea del Sur y tiene como peculiaridad que se encuentra conformada por distintos tipos de música, éste a pesar de que se encuentra compuesto por gran diversidad de géneros musicales de tipo popular surcoreano, el término se aplica con mayor frecuencia a la industria musical que se caracteriza por introducir géneros de música y estilos provenientes de occidente, como por ejemplo el rock, el jazz, hip-hop, reggae y country.

La versión más moderna de este estilo surge gracias a una de las primeras bandas de K-pop, llamada Seo Taiji & Boys, creado a inicios de la década de los 90, gracias a los distintos experimentos que ellos llevaron a cabo con estilos de música diversos, estableciendo una reforma en lo que fue la música de ese país, como consecuencia de ello, el integrar una gran variedad de géneros musicales desde países extranjeros se convirtió en algo muy común, llevado a cabo por gran cantidad de artistas de K-pop.

Otra de las características de este estilo es el ritmo contagioso, y también por el hecho de que tienen una estética bastante peculiar, sin mencionar lo llamativo que pueden ser los videoclips, especialidad en la que Corea del Sur está a la vanguardia.

En el año 1953 se da la separación entre Corea del Sur y Corea del Norte y es cuando se empieza a dar la introducción de estilos occidentales de música, como el pop y el rock and roll, y a pesar de que el término se aplica generalmente a música popular de Corea, hay quienes opinan que se trata de un género musical que engloba gran cantidad de aspectos relacionados con la música y lo visual.

Esta es una demostración de lo errado que estaban quienes opinaban de las diferencias entre occidente – oriente, ya que no solo usó la música occidental e integró con la propia, sino que generó una mezcla común a ambas realidades, pero operadas hacia occidente al cual han penetrado y hoy logran una gran influencia en la juventud de estos países, especialmente de Latinoamérica.

El público coreano idolatra a las estrellas del K-pop y quiere que sean perfectos y que no cometan ningún error, y en el supuesto caso de que alguno de estos cantantes realice una acción que no sea considerada correcta por los fanáticos, o que éste no se vea de la manera que quieren ellos que se vea, se le llenará de insultos y será duramente juzgado y rechazado.

La situación fue tan grave que ha habido casos de suicidio por este motivo, un ejemplo sería el de la difunta Choi Jin ri, más conocida como Sulli, que se suicidó el 14 de octubre de 2019 después de estar años aguantando injustas críticas y comentarios de odio por prácticamente todo lo que hacía.

Por ello, la occidentalización de la música y el show es posible pero las bases de la ética y exigencia oriental no han cambiado, lo cual inciden en la deshumanización de los ídolos, una conducta que no es típica ni muy aceptada en occidente.

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