¿La ciudad más amigable del mundo?

EDITORIAL

Cuántas veces hemos escuchado en todos estos años que no hay que patear el pesebre, que no hay que matar a la gallina de los huevos de oro, que debemos cuidar a los turistas y atenderlos porque más del 95 por ciento de la actividad económica de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit depende del turismo.

Ayer, todas las frases y las recomendaciones señaladas arriba se fueron literalmente a la basura. Acciones contrarias realizadas por funcionarios públicos dañaron la imagen turística de este destino de playa que se precia de ser el segundo centro vacacional más importante del país y, además, la ciudad más amigable del mundo desde 2001, según el prestigiado grupo editorial Condé Nast.

Ayer, la mala actuación, la falta de tacto, de criterio y de sensibilidad turística de algunos funcionarios echó por la borda una parte del gran esfuerzo que realiza la presente administración municipal por sacar adelante en materia turística a Puerto Vallarta.

Resulta que ayer una familia de turistas procedentes de Mexicali visitó Marina Vallarta, fueron a comer a un restaurante ubicado en la calle Popa y cuando salieron su automóvil ya no estaba, se lo había llevado una grúa porque lo habían dejado estacionado sobre línea amarilla frente la pequeña glorieta que hay al final de la calle. El asunto es que cuando llegaron a Marina para buscar un restaurante y comer un agente de tránsito a bordo de una patrulla les permitió estacionarse ahí, pero cuando la familia salió el automóvil ya no estaba. En ese mismo rato, otras cuatro familias de turistas resultaron afectadas por el mismo motivo. Los agentes de tránsito les dijeron que podrían recuperar sus vehículos hoy lunes en el corralón de Grúas del Nayar, que precisamente ayer fue la empresa ganona con el jugoso negocio que representa llevarse los automóviles estacionados en línea amarilla.

Inmediatamente comenzaron a circular en redes sociales e internet videos del incidente. Se ve a las familias afectadas tratando de arreglar el asunto con los agentes de tránsito a bordo de sus patrullas, pero nada pasó. También una de nuestras reporteras estuvo ahí, hablando con los agentes de tránsito, explicándoles la necesidad de entender que los “infractores” eran turistas, pero igualmente nada pasó.

Quien subió los videos –al parecer un agente de viajes conocido del grupo de turistas- hizo una serie de comentarios y señalamientos contra las autoridades que, a decir, verdad estuvieron fuera de lugar. Y es que el menos culpable del proceder de los agentes de tránsito es alcalde, Luis Michel, quien ha procurado en ofrecer su apoyo a la actividad y actividades turísticas de Puerto Vallarta. Lo peor que se puede hacer en estos casos es politizar el asunto, preferir insultos y groserías; el camino más recomendable es el diálogo y la conciliación, aunque a veces nos topemos con pared.

Es cierto que nadie puede estar por encima de la ley y que línea amarilla es línea amarilla y está estrictamente prohibido estacionarse ahí; sin embargo, por el otro lado está el apoyo que se debe dar a los turistas, quienes desconocen por completo los usos y costumbres de esta región, peor aún si un funcionario público primero les da permiso y luego se desdice y les avienta una grúa.

Nos consta el gran esfuerzo que las administraciones municipales en turno han realizado en los últimos 30 años para atender las necesidades de la industria turística local, a veces bien y a veces a medias, pero el esfuerzo ahí está en beneficio de quienes viven directa o indirectamente del sector turístico. Hay que decir que la administración de Luis Michel no es la excepción y aunque ha faltado un mayor acercamiento con los empresarios de la industria turística, el apoyo ahí sigue con obras, con acciones y recursos.

Lo que sigue aquí, lo que habría que pedirle al profesor Michel es ordenar una investigación a asuntos internos de la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (ahora Seguridad Ciudadana y Vialidad Municipal) para encontrar a los responsables de este “inconveniente” y conocer sus argumentos.

El llamado es también para el director de Seguridad Púbica (Ciudadana, pues), Rigoberto Flores Parra, para investigar el proceder de los agentes de tránsito y su falta de asistencia para con los turistas. Sabemos que Flores Parra se ha caracterizado por su constante apoyo a las acciones de prevención y protección de la ciudadanía, pero también de los turistas y por eso sorprende que elementos bajo su mando actúen de esta manera. Seguido nos encontramos con comunicados en donde se informa sobre acciones para cuidar al turismo que llega a Puerto Vallarta. Esta es una buena oportunidad para confirmarlo y ratificarlo.

En el caso de Marina Vallarta, esta también es una buena oportunidad para que la administración del desarrollo turístico tienda un puente entre los turistas afectados y las autoridades y los ayuden a resolver el asunto que, por supuesto, exige el pago de la multa, el arrastre y la llamada pensión en el corralón. Ahí está la ganancia de este tipo de empresas y no solo de ahora, según nos consta desde hace tres décadas en Puerto Vallarta.

Desde este espacio, el último llamado sería también para el titular de la Dirección de Turismo y Desarrollo Económico, Christian Salvador Preciado Cázares, así como para el titular del Fideicomiso Público para la Promoción y Publicidad Turística del Municipio de Puerto Vallarta, Luis Antonio Villaseñor Nolasco. Esta es una excelente oportunidad para salir en defensa de la imagen turística de este destino de playa.

Bueno, es una buena oportunidad también para Arturo Dávalos Peña, actual director de Turismo de Playa del gobierno del estado de Jalisco.

Insistimos, hoy es el día, es una excelente oportunidad para que todos se hagan uno en defensa del turismo y de los turistas nacionales o extranjeros. Este lunes es una buena oportunidad para pasar de los dichos a los hechos, de las declaraciones a las acciones. Bien podrían contactar a los turistas afectados, con sus automóviles en el corralón, para ofrecer disculpas.

No podemos todos (empresarios, autoridades, funcionarios, medios y ciudadanos) dejar que este tipo de situaciones se sigan presentando y afecten la imagen turística de Puerto Vallarta y, peor aún, que las familias afectadas se lleven una impresión equivocada del destino, que decidan hablar mal entre sus amigos y familiares, que publiquen en redes sociales esta mala experiencia por una falta de sensibilidad de algunos funcionarios públicos que trabajan y se deben para la que seguimos considerado y presumiendo como la ciudad más amigable del mundo… ¿Será que somos la ciudad más amigable del mundo? Bueno, todos los funcionarios mencionados arriba tienen la última palabra…