La falsa democracia como justificativo de la guerra

LA MIRADA INCÓMODA

“Cada guerra es una destrucción del espíritu humano”

Henry Miller.

Por Alfredo César Dachary - cesaralfredo552@gmail.com

En el centro donde se construye la denominada “democracia norteamericana”, o sea, en el Congreso de Estados Unidos, el actual Presidente como han hecho los anteriores, primero pide armas para luego estallar un conflicto y buscar la paz.

Así el Congreso de Estados Unidos que apruebe una venta de armas a Taiwán por 1,100 millones de dólares, venta que incluye 60 misiles anti buque y 100 misiles aire-aire y otras armas diversas, material para detonar la guerra, que se realizará lejos de Estados Unidos y Taiwán sabe que desaparece, la sociedad no pero el gobierno de ambos lados si, con ello Taiwán y Ucrania, que también recibirá armas, se transforman en campo de experimento de armas diversas a costa de su población.

En el mismo tenor y con iguales motivos, se solicitó al Congreso una ayuda militar adicional para Ucrania por valor de 3,000 millones de dólares, que incluye dinero para misiles, proyectiles de artillería y drones para ayudar a las fuerzas ucranianas a luchar contra Rusia.

Ambas solicitudes se orientan a aumentar el fuego ya encendido para tratar de frenar a sus adversarios desgastándolos en una guerra, ya que en la producción no han podido hacerlo.

Para el economista Jeffrey Sachs, Director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia y Presidente de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU y además asesor de tres Secretarios Generales de la ONU, en un artículo reciente titulado “La falsa narrativa de Occidente sobre Rusia y China” trata de explicar cómo funciona lo que se ha dado en llamar la “falsa democracia”.

En éste, plantea que el mundo está al borde de una catástrofe nuclear, en gran parte, debido a que los líderes políticos de Occidente no han sido transparentes en cuanto a las causas de la escalada de los conflictos mundiales. La implacable narrativa occidental de que Occidente es noble mientras que Rusia y China son malvados es una postura simplista y extraordinariamente peligrosa, plantea Sachs.

En 1990 con la desaparición de la Unión Soviética, algunos líderes estadounidenses retoman la idea del “Destino manifiesto”, pero actualizada para el siglo XXI donde dominaba la idea de lo que ellos llamaron el “mundo unipolar” y, es por ello, que los Estados Unidos era la única superpotencia y garantizaba una larga etapa de hegemonía.

Sin embargo, la realidad fue otra y los resultados que se obtuvieron fueron negativos, ya que se basaban en agresiones e intervenciones militares que se definen como tres décadas de militarización de la política exterior de Estados Unidos, con un gran saldo de víctimas inocentes en todos los continentes.

Ya habíamos pasado la época del gran martillo que inauguró Teddy Roosevelt, a comienzos del siglo XX, con invasiones, anexiones, dos guerras mundiales y muchas más para redefinir fronteras a favor de Estados Unidos.

En esta nueva etapa “post-soviética” destaca en cuanto a la información una nueva base de datos de la Universidad de Tufts, que muestra que ha habido más de 100 intervenciones militares por parte de Estados Unidos desde 1991 a la actualidad, desde las invasiones a Siria, Irak, Afganistán, Libia y otras a las permanentes como es el caso Palestino. Es algo realmente increíble.

En estos últimos 30 años se construyó un nuevo enemigo que ya está siendo remplazado, se trata de los movimientos de origen musulmán que combinaron terrorismo en las ciudades y enfrentamientos tipo guerrilla en grandes regiones, la mayoría de ellos estaban y están bajo control de agentes que responden a la hegemonía, y ahora en el inicio de la tercera década del siglo XXI queda claro que los enemigos son los que se han desarrollado más desde China a Rusia, incluido India, Pakistán y muchos más que se han integrado en la Organización de la Cooperación de Shanghái.

Mientras Estados Unidos hace un importante negocio de la venta de armas, que a su vez hipotecan las finanzas de sus aliados, pero la ceguera derivada de la avaricia no lo permiten ver o consideran que es otra forma de control, la Unión Europea, en plena crisis, asume nuevos compromisos y nuevos problemas que afectarán a la sociedad europea.

La actual guerra en Ucrania entre los ejércitos ucraniano y ruso se pudo haber evitado a través de la diplomacia, pero Estados Unidos ha acostumbrado a su pueblo a hacer lo que sea necesario si hay un enemigo, ayer fue la URSS, luego los fedayines y otros grupos de origen musulmán; en África, los anticolonialistas desde Lubumba a Nasser en Egipto, o Kadafi que había logrado obtener el mayor desarrollo del norte de África, y pretendía vender el petróleo en otra moneda; el costo fue la vida.

Lo que el presidente venía diciendo durante años era: “No expandan la OTAN en la región del Mar Negro, no lo hagan en Ucrania y mucho menos en Georgia”, país que, si miras el mapa, está justo en la orilla este del Mar Negro. Rusia dijo: “Esto nos rodeará y pondrá en peligro nuestra seguridad. Busquemos una solución diplomática”. Pero Estados Unidos rechazó toda la diplomacia, angustiados porque cada vez China crece más y ellos solo crecen en la deuda internacional e interiormente viven una inflación casi del 10%, no podían dejar que siga creciendo China y Rusia, aunque estalle una guerra nuclear.

En Asia oriental, se usan las mismas tácticas que condujeron a la guerra en Ucrania, a partir de crear alianzas, acumulando armamento, que después se debe pagar en dólares a las grandes empresas de armas y generando una verdadera cortina de noticias, todas creadoras de una falsa sensación de peligro que venía de China.

Cualquier persona con una mínima cultura y memoria, está acostumbrada que el país que crece requiere expandirse más por la fuerza creando guerras, Estados Unidos dos siglos de saqueo comenzando por la mitad del territorio mexicano, el canal de Panamá, Puerto Rico, llegando a Filipinas, el archipiélago de Hawái, todas las islas del Pacífico denominadas “huaneras”, y al final de la Segunda Guerra Mundial nuevos protectorados y otras formas de neocolonias, incluso para sus ensayos nucleares.

Japón, Alemania, Inglaterra, Francia y Rusia habían crecido y generado guerras, no había excepciones, salvo hoy China, que en los últimos treinta años no inició ni participó en ninguna, la última fue como autodefensa en Corea, en la cual se jugaba el destino de China, recién concluida su revolución y sacado los japoneses, y fue frente a Estados Unidos.

Este año se recuerda el 60 aniversario de la crisis de los misiles en Cuba, cuando la URSS había mandado misiles nucleares a Cuba, pero antes hubo una invasión fracasada el 16 de abril de 1961, la que se denominó de Bahía Cochinos, o sea, una situación de guerra, que Estados Unidos profundizó en 1962 contra la presencia de misiles y generó un bloqueo naval, esperando una provocación para invadir la isla.

Allí la diplomacia dirigida por la razón logró que no se llegara a ese extremo, y la situación pasó de ser límite a una distención negociada con el retiro de los misiles de Cuba, algo que no era del interés de Estados Unidos, ya que la primera derrota en el continente había sido a su ejército, de cubanos entrenados y armados para hacer una cabeza de puente en la isla y allí vendría la ayuda para evitar una masacre.

Sachs, como estadunidense, se pregunta sobre la insistencia de Estados Unidos, y a su vez de Europa, en mantener su hegemonía en todo el mundo en un momento en que Occidente ve disminuir su poder económico. Los países que forman parte del BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica representan más del 40% de la población mundial y tienen un PIB mayor que el de todas las naciones del G7, pero sus intereses y sus preocupaciones por ahora no están en la agenda.

Occidente tomó mucha fuerza con el Imperio Británico, en un período corto en la historia del mundo, allí tuvo lugar la Revolución Industrial que se inició en Inglaterra, lo que le dio el dominio militar en el siglo XIX, al igual que Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX.

El G7 y la Unión Europea juntos son una parte pequeña de la población mundial, aproximadamente un 10%, tal vez un poco más, digamos que un 12.5% si contamos a Japón junto con Europa occidental y Estados Unidos pero la mentalidad es “dirigimos el mundo”, y no ha cambiado, se ha profundizado, sin razón.

En Estados Unidos hay un profundo resentimiento derivado de una ignorancia histórica tremenda, porque creo que muchos líderes estadounidenses no tienen ni idea de la historia moderna, y es que les molesta el ascenso de China, que lo toman como una afrenta a Estados Unidos. ¡Cómo se atreve China a crecer! En un mundo de mortales, el viejo imperio cree en milagros, la inmortalidad de éste, algo grave porque puede llevar al mundo a un final.