OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

Ayer se cumplió un año del derrumbe de la línea 12 del Metro de CDMX, con un saldo de 26 muertes, y más de 100 heridos. Hasta hoy, hay cero responsables. Vamos, no hay siquiera presuntos responsables, ni investigaciones abiertas, ni visos de que se haga justicia a las víctimas. ¿Por qué? Pues, ese es el estilo de la 4T. Se consideran impunes, y casi siempre lo son.

Hay, por supuesto, tres nombres que la lógica indica deberían ser, por lo menos, investigados. La línea 12 se construyó al vapor, y el entonces jefe de gobierno de CDMX, Marcelo Ebrard, es el primero de ellos. Junto con él, habría que ver que trastupijes hizo Mario Delgado, ahora presidente de Morena, pero entonces responsable de las finanzas de CDMX.

Convenientemente, en el sexenio de Enrique Peña Nieto, Ebrard estuvo exiliado en París, y luego en Nueva York, y viviendo con fondos opacos. Parecía que andaba escondiéndose. Y por último, y quizá la más cercana responsable en el accidente, es la actual jefa de gobierno de CDMX, Claudia Sheinbaum, quien ya anda en pre-campaña presidencial.

Para tratar de limpiar el expediente, la Sra. Sheinbaum contrató a la empresa noruega DNV para que hiciera una investigación técnica que arrojara luz sobre las razones por las que ocurrió el accidente. En días pasados, DNV entregó su informe final. Uno pensaría que el siguiente paso sería la publicación del informe para que los ciudadanos nos enteráramos de lo que pasó. Después de todo, el estudio se pagó con recursos públicos.

Pero ya deberíamos estar acostumbrados a la forma opaca y tramposa como operan los gobiernos de Morena. En lugar de dar a conocer el reporte, la jefa de gobierno acusó que el documento era “tendencioso y poco apegado a la realidad”. Bueno, muy bien. Pero déjenos verlo. “No, porque no es verídico, y estoy pensando en demandarlos, “dice Doña Claudia.

Para ello, habrá que pagar oooootro peritaje, y también saldrá de nuestros impuestos. ¿Pues qué será lo que dice el mentado documento, que hace que la jefa de gobierno lo quiera ocultar con inusual vehemencia? Claramente, el informe no la exonera, y por ello la opacidad. Tal vez, Claudia pensaba que el peritaje inculparía a Marcelo Ebrard y a Mario Delgado, y así los podría quitar del camino de la sucesión. Pero el cálculo resultó erróneo. El tema se vuelve un gravísimo peligro para las aspiraciones presidenciales de Sheinbaum, porque tarde o temprano, se sabrá el contenido del dictamen.

Han hecho todo lo posible por desaparecer el tema de la agenda pública. Muchas de las víctimas, aceptaron reparaciones monetarias por los daños, pero no todas. Y lo que sí exigen todas las víctimas es justicia, y eso significa castigar a los responsables.

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Las relaciones entre México y los Estados Unidos van cada vez peor. La semana pasada, en la llamada telefónica de menos de un minuto entre los presidentes Biden y López Obrados, las cosas no caminaron. AMLO dijo que, entre otras cosas, pidió a Biden no excluir de la próxima Cumbre de las Américas a realizarse en Los Angeles, a ningún país del continente. La respuesta fue inmediata: no están invitados Cuba, Venezuela ni Nicaragua, puesto que no son democracias. En la mañanera del miércoles, el presidente López Obrador, en tono burlón, preguntó si los países excluidos formaban parte de nuestro continente, o eran de otra galaxia.

Me sigue resultando muy extraño que, en menos de un minuto, se hayan tocado todos los temas que comentó AMLO, sobre todo, tomando en cuenta la necesidad de un traductor. Tan es así, que al día siguiente salió el canciller Marcelo Ebrard a Washington, para aclarar posturas.

Pero otro de los temas que trató Ebrard fue la desquiciante actitud del absurdo gobernador trumpiano del estado de Texas, en Estados Unidos, Greg Abbott. Este caballero, por sus pistolas, impuso una serie de requisitos a las entradas a Estados Unidos por tierra que retrasaron enormemente los cruces, al grado de provocar un bloqueo de los transportistas para protestar.

El presidente Joe Biden no tiene las facultades para ordenarle al gobernador Abbott que agilice los cruces, así que mejor decidió desviar el tráfico terrestre para pasar la frontera por Nuevo México. Pero esto llevará tiempo, y costará mucho dinero.

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Siguen estudiando los “expertos” del presidente López Obrador cómo hacerle para reducir los vuelos al aeropuerto internacional Benito Juárez para que tenga más tráfico la central avionera Felipe Angeles. Parece que piensan desviar todos los vuelos chárter a Sta. Lucía, como un principio.

Pero esa no es la solución: no son sólo las aerolíneas las que no quieren volar a Sta. Lucía, es la gente. ¿Quién quiere pagar un transporte de miles de pesos dos o tres horas de duración desde el Felipe Ángeles a la CDMX? Absolutamente nadie.

Por eso es incosteable para las aerolíneas operar ahí. Pero además, el peligro de la seguridad aérea es real. Esto no es juego.

¡Hasta el lunes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.

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