OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

La jornada electoral del domingo en el Estado de México y Coahuila dejó muchas lecciones a la oposición. De lo que no estoy seguro es de que sean capaces de entenderlas.

Empecemos por el Estado de México. Las encuestas (todas) daban como ganadora a Delfina Gómez, de Morena, con una diferencia cercana a los 20 puntos. Ganó por 8. En Coahuila, en cambio, ganó Manolo Jiménez Salinas, de la Alianza, y su mayoría fue abrumadora. Armando Guadiana, de Morena, ni pintó.

En Edomex, sostengo que Alejandra del Moral fue una buena candidata, que merecía mejor suerte. Pero no la derrotó Delfina. La derrotó el abstencionismo. Una vez más, Edomex no llegó al 50% de participación, y con ello se demostró que la marea rosa perdió fuerza. Sí, hubo muchas irregularidades, como compra de votos, intimidación a la gente y demás mapacherías tradicionales cometidas por los PRI-Morenos, pero nada que no hubiera podido superarse con una participación de 60%.

Yo no sé qué le sepan o qué le prometieron a Alfredo del Mazo, el actual gobernador de Edomex. El caso es que dejó la campaña de la candidata de su partido sin apoyo del gobierno estatal, y fue una canallada política.

Lo que en serio no me explico, es cómo los mexiquenses no salieron a votar masivamente en contra de una candidata comprobadamente criminal, autora de fraudes y retenciones de salarios. Y el problema es que lo acabarán pagando. ¿A quién recurrirá Andrés Manuel López en busca de fondos de campaña? Pues a quien ya sabe cómo operarlos, y esa es Delfina.

Con muy contadas excepciones, el INE pasó la prueba de fuego de organizar unas elecciones complicadas, y lo logró bajo la presión de Palacio. Hubo algunos arrestos y detenciones por violar la ley electoral, pero en general el proceso fue limpio y pacífico, y bien llevado por los funcionarios de casillas.

La Alianza PAN-PRI-PRD tiene un futuro incierto. Si quieren ser factor en 2024, tendrán que reunirse y cambiar dirigencias. Ni “Alito”, ni Marko Cortés, ni Jesús Zambrano, pudieron armar una alianza capaz de incluir a la ciudadanía, que está más que lista para participar. Pero no es imposible que se quiebre. El pobre de “Alito” quiere ser presidente, y es capaz de todo. Además, está el factor Dante Delgado. Movimiento Ciudadano se mantuvo al margen de estas elecciones, y fue criticado, pero salió sin daños. En Jalisco, las encuestas dan una aplastante ventaja para su candidato a gobernador en ’24, y Delgado debe reconocer que el país lo necesita.

Lo deseable para esta o alguna otra alianza de oposición ciudadana sería, desde luego, ganar la presidencia. Pero ya vimos lo aceitada y poderosa que es la máquina electoral morenista en Edomex. Para neutralizarla, tenemos que hacer un gran esfuerzo de participación ciudadana a nivel nacional, y no solo me refiero a ir a votar. Hay que participar, organizar. Cada vez hay más organizaciones ciudadanas dispuestas a luchar para salvar a la democracia mexicana, porque si en ’24 Morena logra presidencia y mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso, olvídense de la Constitución, las cortes, el INE y demás instituciones. Sería, literalmente, el final de México.

Es importante que quien se ponga a trabajar en estas organizaciones para estimular la participación, hagan ver a los ciudadanos que las cámaras son tan importantes como la presidencia. Hasta ahora, la falta de mayoría absoluta en el Senado los ha podido detener, pero la gente tiende a pensar solo en la boleta presidencial, y la verdad, las de senadores y diputados federales también importan, y mucho.

Ya solo falta un año, y el tiempo se va volando. Hay que pensar, pero ya, en el método para seleccionar candidato que empleará la oposición. Me preocupa dejar esto en manos de los partidos, porque solo propondrán a la misma clase política de siempre, y esa es la que nadie quiere. Se debería convocar a los ciudadanos a enviar propuestas durante cinco días, que después pasarían a un grupo plural de 10 o 20 personas que pudieran decantar. Lorenza Córdoba, desde luego, entre ellos, aunque podría ser una opción para la candidatura. En cualquier caso, el tema urge, porque la oposición necesita un líder en torno a quien unirse.

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Esta elección se celebró, por desgracia, el mismo día en que falleció mi amigo de toda la vida, Ricardo Rocha. En una colaboración próxima hablaré extensamente de él y de cómo ambos crecimos en el periodismo. Buen viaje, hermano.

¡Hasta el viernes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con 50 años de experiencia profesional.

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