La revolución digital y sus costos 

LA MIRADA INCÓMODA

 “La revolución digital es mucho más importante que la invención de la escritura o de la impresión”: Douglas Engelbart.

Por Alfredo César Dachary - cesaralfredo552@gmail.com

Este pionero que logró la interacción humana con la computadora, lo hizo creando algo que hoy es muy importante en los ordenadores para poder escribir o trabajar, el uso del ratón, creado por este hijo de noruegos que nació y vivió en Estados Unidos, donde logró un gran reconocimiento.

Engelbart desarrolló el hipertexto y logró interconectar los ordenadores, aunque siempre será recordado por el “ratón”, también fue el precursor de la interfaz gráfica entre muchos avances, que lo involucran en el ARPANET, el antecesor del Internet, lugar común en donde se comienza a gestar la futura sociedad digital.

A veces nos dejamos llevar por los contemporáneos, olvidando los grandes pensadores de la “prehistoria del mundo digital”, avances que se dieron antes y las nuevas transformaciones, coyunturas políticas y sociales que terminaron imponiendo un nuevo modelo de social, la sociedad digital, en este caso. Ésta fue la hija de la pandemia, situación que nos obligó de niños a mayores a transformar la forma de vida, de trabajo, estudio y relaciones entre los cambios principales, un salto al vacío que no pensamos y hoy muchos quieren seguir por esta línea con el trabajo híbrido.

Pero ahora iremos del creador del ratón, a una joven científica española Lucía Velazco, autora de un interesante libro, del cual comentaré los temas más impactantes, de este trabajo que tituló “Te va a sustituir un algoritmo”, una provocativa frase para nuestro ego y el futuro del ser humano.

Y es que la tecnología cada vez está más presente en nuestra vida y lo que parecía trivial y para otros coyuntural, está provocando un cambio profundo y lo sentimos en carne propia, ya que una parte importante de nuestra vida ya se desarrolla en Internet, o sea, no hay forma de vivir de espaldas a la realidad digital.

Los cambios que hoy vivimos, comenzaron como pequeños movimientos y van creciendo en nuestra vida hasta que nos damos cuenta que nos rigen, sin que lo hubiéramos deseado o nos hubieran avisado que eso ocurriría; las revoluciones son silenciosas, incluida la del Valle del Silicio, que se aprovecha de la tarea realizada por la generación anterior de los 70, desmantelar el Estado del bienestar y hacer de los pobres los nuevos hombres libres, en medio de una sociedad donde lo único posible es el consumo.

A partir de la crisis del 2008, la crisis de la burbuja inmobiliaria, de las hipotecas tóxicas, cuando en realidad el único toxico ha sido el sistema bancario que fue a la quiebra, el Estado lo recuperó todo con el impuesto de los ciudadanos, pero quedaron muchas marcas, como la situación en España, donde la juventud  no ha podido levantar cabeza, condenando a esta generación de jóvenes que nacieron en los 80´ a no conocer lo que es la estabilidad, y para colmo digerir el futuro fracaso, ya que esta generación tendrá menos éxito que sus padres y esa es la hipoteca más cara.

Esta científica española sintetiza estas transformaciones en lo que denomina las cuatro D, o sea, los cambios que vienen por varios frentes, hasta llegar a la actual situación, donde se hace imposible que podamos volver a la antigua normalidad, que va camino a alimentar museos o historia del reciente pasado.

Los cuatro motores del cambio son la demografía, descarbonización, desglobalización y digitalización. La hegemonía de Occidente esta demográficamente asentada en países envejecidos, aunque sin llegar a los extremos de Japón donde, además, de una crisis que lleva más de dos décadas, aún no se ha resuelto quienes van a aportar para sostener el Estado del bienestar en grave crisis.

El cambio climático global plantea cada vez más fuerte a las economías más desarrolladas a generar una descarbonización de su economía antes del 2050, y a ello hay que agregar que la globalización se ha ralentizado, que podría significar un proceso de desglobalización, o sea, el fracaso del dominio global desde una perspectiva ideológica.

En esta crisis de la globalización, varios factores han influido en ello, por un lado, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China en la era Trump, hoy profundizada por los históricos promotores del enfrentamiento entre Oriente y Occidente en busca que un motivo que retrase el ocaso del sol que hace cinco siglos brilla en esta parte del mundo colonial y postcolonial.

Estados Unidos parece no entender o no querer ver el Brexit, llevado al triunfo por los nuevos pobres que construyó la última burguesía con rasgos de poder y la soberbia de una conservadora de “cuna popular”. Así los pobres se cobraron la destrucción de su calidad de vida votando por el Brexit, un modelo que les recuerda que una cosa es el saqueo y la otra la negociación.

En la post pandemia se comienza a ver la crisis de la nueva geografía del sistema desde el comienzo de la deslocalización industrial en los países más pobres, situación que ha generado una crisis de las cadenas de suministros, el verdadero oxígeno del mundo industrial que constata el costo de la ruptura de los eslabones, en piezas fundamentales de esta época desde las mascarillas o chips, elemento central de la industria digital. De allí que el más afectado fue la industria automotriz.

IRREVERSIBLE, LA DIGITALIZACIÓN

La digitalización es ya un hecho irreversible, ya que nunca anteriormente se tuvo una dependencia tan grande de la tecnología desde la educación a la salud y de allí a todos los aspectos de la vida, el teletrabajo, la formación online, el comercio electrónico, la telemedicina y muchos más.

Lo mismo ocurrió con la toma de herramientas digitales en las empresas, siendo el ejemplo de mayor impacto, la penetración de la Inteligencia artificial (IA) que hoy es imparable, generando que la fuerza de trabajo este automatizándose con mayor rapidez de lo esperado; 85 millones de empleos se perderán en los próximos años, al 2025, mientras se habla que se crearán 97 millones de puestos de trabajo, pero no especifica dónde ni cuándo, ni de qué nivel para ver a quiénes emplearán.

¿De qué discutimos cuando hablamos de digitalización?, se pregunta la autora del libro sobre el remplazo tecnológico de la fuerza laboral, y plantea como ejemplo un programa de IA que se ha hecho popular entre los periodistas para escribir noticias, el primer paso antes del desplazamiento final.

Otro ejemplo es el libro de David Graeber, “Trabajos de mierda”, donde plantea entre muchos casos de que, si no se toma en serio a los cambios, puede terminar mal, y cita como ejemplo el crowdworking.

Los crowdworking surgen para ofrecer un lugar en el que los jóvenes con vocación emprendedora puedan hacer crecer su proyecto o madurar su startups. Para ello Telefónica Open Future crea estos espacios en asociación con gobiernos regionales o partners privados con la firme intención de desarrollar los ecosistemas locales y fomentar el emprendimiento a nivel global.

ECONOMÍA GIG

Por definición, la economía gig es un sistema de mercado libre que consiste en un contrato o trabajo independiente realizado de forma temporal o a corto plazo, es una forma de trabajo donde las personas desempeñan trabajos temporales o realizan tareas específicas, que cobran de forma independiente sin tener que trabajar para un empleador. Aquí emerge otra herramienta fundamental en esta transformación, ya que esta labor se desempeña a través de plataformas digitales que, aunque limitan el contacto personal, amplían el alcance geográfico de las empresas.

Si partimos de la base de “La digitalización es un must” (deber), podemos entender lo que plantea la autora de cara al futuro con ejemplos europeos, y así tenemos que entre el 2020 y el 2024, a nivel mundial, las inversiones directas van a alcanzar a los 8,000 millones de euros.

Un ejemplo de esas visiones, lo generó Zara que apostó por la digitalización y ha impulsado una tienda virtual como alternativa a la tradicional, y gracias a este cambio le permitió mantener sus ventas durante la pandemia y no perdió a sus empleados.

Pero para conocer y poder operar una tienda online, inicialmente se logró digitalizar los procesos para conocer mejor a los clientes, además de hacer nuevos diseños que se parezcan a los más exitosos. O sea, se puede diseñar, producir y entregar productos con mayor posibilidad de ser comprados y esto reduce el almacenamiento y la obsolescencia de las prendas.

Otro ejemplo en España fue BBVA, que comenzó a digitalizarse al impulsar la interacción con los clientes, a través de una aplicación móvil, que se ha transformado en muy popular en el sector bancario.

Los ejemplos son muchos y las críticas también, ya que hasta ahora se sigue haciendo realidad el título de este libro “Te va a sustituir un algoritmo”, sin que los defensores de esta transición a la sociedad digital, puedan mostrar resultados diferentes, solo generando grandes dudas, como ha sido una tradición en cada cambio de era.

El cambio es una hipoteca que se pagará en el futuro, pero la tomamos en el presente, sin mucha más información que la existente y expresa dos puntos de vista muy diferentes, recordando que la tecnología como modelo dominante, es el camino más corto a la deshumanización de la sociedad y el trabajo.