OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

Estamos a menos de seis meses del Mundial de fútbol en Qatar, y México no tiene equipo. Es desesperante ver la manera como se maneja al tricolor. Entre los conflictos personales del Tata Martino con algunos jugadores, los intereses económicos de FEMEXFUT, y un descuido total de los objetivos deportivos a lograr, el equipo naufraga, y fue vergonzoso verlos totalmente rebasados ante Uruguay el pasado jueves. Nos ganaron 3-0, y pudieron ser más, pero prefirieron jugar a medio gas, y en cuanto quedó claro su dominio, pusieron a jugar suplentes.

Empecemos por la bochornosa forma en la que explotan la buena fe de los paisanos que viven en Estados Unidos. El partido se jugó en Phoenix, Arizona, y produjo un lleno. El aficionado mexicano promedio se gasta entre 200 a 500 dólares por ir a ver los partidos con su familia, y perdón, pero esta selección no los vale. Es verdaderamente un fraude.

Llevamos muchos meses de saber que nuestro nivel es ínfimo. En la eliminatoria de CONCACAF, merecíamos quedarnos fuera, pero la zona geográfica en la que jugamos casi garantiza el pase al Mundial. De cualquier manera, el equipo se vio pésimo. Ya batallamos mucho para competir con Honduras, Costa Rica, El Salvador y Panamá. Ahora Estados y Canadá parecen invencibles para los mexicanos, y esto ocurre a la vista de todos, y desde hace tiempo.

La generación actual de seleccionados requiere de una renovación inmediata, pero, de nuevo, intereses extra-deportivos se imponen. Todos tenemos buenos recuerdos de Andrés Guardado, Miguel Herrera, el Chícharo y Vela, pero su tiempo ya pasó. Son un grupo que ya no tiene hambre, y, muchos de ellos, sin el menor interés en defender la camiseta nacional.

Esto, claro, no es gratis. Se saben explotados por los directivos de la Federación. México es la selección que más partidos amistosos han jugado en todo el mundo, porque estos avorazados directivos ven los partidos en Estados Unidos como una fuente inagotable de recursos. ¿A dónde van a parar esos dineros? Claramente, no al desarrollo del futbol mexicano.

Desaparecen el ascenso y descenso entre primera y segunda división, permiten a directivos recomprar franquicias para no descender, y prefieren contratar a jugadores extranjeros, que en su mayoría, generan oscuras comisiones a representantes y técnicos, que cobran un porcentaje del precio comercial de los jugadores. Con razón prefieren no poner mexicanos.

¿Realmente creen que la pobre exhibición que vimos el jueves no podría ser mejorada con los jóvenes de Pachuca, Atlas y otros equipos? Pero para ello, hay que pensar en trabajar, no sólo en exprimir los nombres ya conocidos. Siempre me pareció justificable la postura de Carlos Vela, un jugador que pudo haber rendido mucho más en el equipo. Pero Carlos no es tonto. Eligió rechazar convocatorias, porque jugar tantos partidos moleros no sirve como preparación, y sí en cambio corre el riesgo de una lesión que afecte su situación en el equipo extranjero en el que juega.

Me imagino lo que habrán de gastar los mexicanos que decidan ir a Qatar al Mundial. Fácilmente, dependiendo de cuantos familiares viajen, se estarán gastando un millón de pesos o más. ¿Para qué? ¿Para ver a un equipo sin rumbo, con un técnico totalmente rebasado, que no llegará ni al cuarto partido, y mucho menos, el quinto?

Hace muchos mundiales que no me sentía tan pesimista de lo que pueda pasar en esas canchas. Tampoco creo que los jerarcas del fútbol vayan a corregir el rumbo. ¿Para qué? No les conviene. Dejando las cosas como están, siguen remando billete a manos llenas. Y tampoco les importa romperle el corazón a todo un país, que en medio de estos tiempos difíciles, busca por lo menos la alegría de un buen torneo.  

En fin, que tendremos que conformarnos con “Checo” Pérez y el “Canelo” Álvarez, y desear que la temporada de Julio Urías con los Dodgers mejore notablemente.

Ya el viernes les cuento cómo nos fue en la Cumbre de las Américas.

¡Hasta el viernes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.

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