La sociedad digital: revolución y marginación 

LA MIRADA INCÓMODA

“La revolución digital es mucho más importante que la invención de la escritura o de la impresión”: Douglas Engelbart.

Por Alfredo César Dachary - cesaralfredo552@gmail.com

Cuando la gente se pregunta ¿qué cambió la pandemia?, la lista personal de cada sujeto sumada a la de otros hace de la enumeración un discurso interminable, sin embargo, hay una sola cosa que en sí mismo revolucionó el comienzo del siglo XXI, que es la introducción masiva, sin distingo de edades y entre obligatorio y necesario, de la entrada de la sociedad a la digitalización.

Si se hubiera buscado un modelo no habría sido éste tan exacto en el tiempo y de los resultados del que se aplicó durante la pandemia, con muy pocos que se resistieron, el éxito se podría decir que es total.

Pero, ¿cuál es la verdadera dimensión de la asimetría global?, como lo plantea el informe de OXFAM, la ONG con casi un siglo de vida (ocho décadas) y de respeto de sus resultados también a nivel global.

En ésta se afirma que los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna, mientras que los ingresos del 99 % de la población mundial se habrían deteriorado a causa de la COVID-19. Las crecientes desigualdades económicas, raciales y de género, así como la desigualdad existente entre países, están fracturando nuestro mundo.

Esto nunca ha sido fruto del azar sino el resultado de decisiones deliberadas: la “violencia económica” tiene lugar cuando las decisiones políticas a nivel estructural están diseñadas para favorecer a los más ricos y poderosos, lo que perjudica de una manera directa al conjunto de la población y, especialmente, a las personas en mayor situación de pobreza, las mujeres y las niñas. Las desigualdades contribuyen a la muerte de, como mínimo, una persona cada cuatro segundos.

Esta cita me referencia a un hecho aparentemente intrascendente de un tiempo atrás, que transcurre en un cajero, mientras estoy sacando dinero una persona pelea con la tarjeta y no puede, me ofrezco a ayudarlo y entre la desconfianza y el miedo, lo acepta y puede sacar el dinero.

Este hecho sería una anécdota sino lo vemos a cada rato con el jubilado, el pensionado, el que cobra el primer mes, y muchos, y hablamos solo de lo elemental, ya que, si uno tiene que pagar impuestos y la sucesión de cosas que le siguen se podría pensar que la digitalización es una nueva forma de dominación, donde la gran mayoría no puede operarla y allí la delincuencia hace su negocio.

Bancarizar al país es una meta que lleva a lo que todos conocemos, los que reciben sueldo pagan y el resto puede negociar dentro de la flexibilidad de las normas, algo que no ha terminado y no hay visos que concluya.

La digitalización es un modelo de control de la sociedad, la pregunta es ¿a quién beneficia?, ¿quién gana? Con las universidades, los bancos españoles tienen el control, al igual que otras actividades importantes bancarizadas.

Pero va más allá, la digitalización implica manejar hábilmente el ordenador y sus programas, los cuáles se actualizan sin pedido alguno por disposiciones del corporativo que los hace y administra. ¡Cuántas veces prendemos la computadora y no puede encenderse bien hasta que aparece un mensaje que se está cargando un programa que no sabías ni lo habías pedido!

Para la UNESCO, "las tecnologías digitales están cambiando a un ritmo cada vez más creciente el modo en que las personas viven, trabajan, se instruyen y sociabilizan en todas partes del mundo". Estar alfabetizado en un mundo digital no es solamente aprender algo de programación, sino también entender y apropiarse de lo que se produce cultural y socialmente con ese código digital.

Conocer se vuelve cada vez más sinónimo de buscar información, y buscar información equivale a lo que ofrecen los grandes motores de búsqueda digitalizada, que rastrillan archivos gigantescos de imágenes, textos y sonidos convertidos en bits, es decir, datos. No podríamos hacer esa búsqueda solos, y mucho menos en los nanosegundos de Google. Pero esa lista tiene varias limitaciones, no siempre evidentes para quienes usan el buscador: se basa en un archivo grande pero no exhaustivo; jerarquiza la información por su popularidad, es decir, por cuántos han visitado esa página antes; usa registros que pueden tener fallas o errores, como con las fake news.

Nos puede horrorizar, porque nosotros tampoco tenemos memoria, buscamos un diario de cualquier día de la semana y todos dicen lo mismo, y sabemos que gran parte es mentira, ya que en la sociedad digital la función ideológica la tiene el monopolio de la información, que es el verdadero poder.

En 2017, el 53 % de las empresas europeas que quisieron contratar profesionales en informática reportaron que estos puestos eran muy difíciles de cubrir. Pero un número que preocupa más es que, en 2020, el 42 % de la población europea no disponía de las capacidades digitales básicas, ¡cómo será la situación en las regiones donde el analfabetismo es de más de la mitad de la población!

El concepto de pensamiento computacional, con dos visiones complementarias fueron desarrolladas por Jeannette Wing y Peter J. Denning, y para Wing, el pensamiento computacional es una manera de pensar procesos y soluciones de problemas orientadas a que se puedan resolver con ayuda de computadoras.

Con los mismos principios, Denning hace más énfasis en el conocimiento de informática (programación, hardware, redes, bases de datos…) necesario para desarrollar estas ideas. A esta doble visión (manera de pensar y conocimiento de las bases de la informática) se le suele denominar “competencia informática”.

Es por ello que cualquier profesional del futuro deberá dominar tanto la competencia digital como la informática y, no nos engañemos, una parte importante de la tecnología emergente desde la Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, Big Data, robótica, entre otras es informática, pero está orientada a solucionar problemas reales.

No se diseña un sistema de tratamiento masivo de datos solo por el placer de tenerlo, sino para que sirva para solucionar problemas, como se aplicó al estudio de la evolución de la pandemia de la COVID-19.

Para ello, hacen falta ingenieros e ingenieras en informática, pero también profesionales en virología, farmacia, matemáticas y estadística, trabajando en equipos multidisciplinares, para poder introducirnos a otro importante análisis que es la vida misma, hoy entendida desde la economía del datos, que otros le denominan la economía de la vida.

Estos expertos deben dominar la competencia informática para imaginar nuevas maneras de hacer cosas, porque no se trata de hacer lo que hacemos siempre pero con un ordenador (eso sería “digitalización”), sino de repensar lo que hacemos para aprovechar lo que la informática puede aportar, en lo que se denomina la transformación digital.

La asimetría humana ha sido una constante, hubo épocas que se dio por la raza o el origen, la sociedad de esclavos, luego porque formaban parte de la producción los campesinos como siervos de la gleba y luego la asimetría moderna de obreros a especializados, gerentes y dueños.

Hoy todo tiende a diluirse, las grandes inversiones están navegando en el mar del anonimato, como fondos de inversión, allí se ve a los pobres y algunos ricos que les gusta estar en reflectores, pero los grandes inversores huyen de ello y de muchas cosas que antes eran consideradas importantes, hoy no.

La gran asimetría no es original de la especie humana se fue conformando en la medida que los pueblos tuvieron diferentes desarrollos y metas, así se creó el mundo asimétrico actual con las transformaciones por etapas, hasta llegar a la sociedad digital, donde la asimetría tiende a ser mayor por una doble situación, el empleo se restringe a cuestiones muy especializadas por el reemplazo robótico y la otra es porque antes a los pobres y sin trabajo les denominaban ejército de reserva, hoy será sin duda la era del analfabetismo digital.

El analfabetismo escolar básico, lectura y escritura, aún es una meta inacabada para millones de personas; el digital lo es para muchos más y la gran mayoría de ellos son ciudadanos del primer mundo.

Por ello, el gran salto al mundo digital, como los anteriores genera un vacío de gente que, por razones diferentes no lo pueden lograr, éstos son los nuevos analfabetos digitales, que se suman a otro grupo también excluido generalmente, la llamada generación del silencio los que nacieron entre 1925 y 1944.

Ellos no compiten por varias razones, salvo excepciones que no hacen a la regla, como resistencia al cambio, falta de conocimiento, problemas físicos de la edad, la visión y coordinación en general.

Así la sociedad digital se legitima al ratificar lo que ha sido una constante, que la definió Darwin al adoptar las leyes de la naturaleza a la interpretación de la sociedad y economía capitalista.