OPINIÓN

El papel del turismo en la economía

Por Fernando Castro Rubio (*)

El turismo es desde hace mucho tiempo una de las actividades generadoras de divisas más relevantes de México. En los tiempos de Miguel Alemán (1946-1952) se tomó en cuenta por primera vez al turismo como una actividad económica relevante ya que permitiría obtener las divisas para financiar la industria de la transformación. Entonces se crearon los primeros polos turísticos tradicionales como: Acapulco, Mazatlán, Puerto Vallarta, entre otros.

El segundo gran impulso al turismo ocurrió durante el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) cuando se estableció el tianguis turístico como parte del programa nacional de turismo con la intención de promover y comercializar los productos de la industria turística nacional sobre todo en sus mercados naturales de Estados Unidos y Canadá. En este sexenio fue la primera vez que las políticas públicas incluyeron el concepto de la competitividad con una política de precios competitiva a nivel internacional.

El tercer cambio en las políticas públicas ocurrió durante el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000) cuando el Programa de Desarrollo del Sector Turismo se orientó a fortalecer la competitividad y sustentabilidad de los productos turísticos. El turismo se puso al centro de una política para la creación de empleos, la captación de divisas y para el fomento del desarrollo regional. Por primera vez el gobierno comandó investigaciones que servirían como el sustento para diseñar estrategias que ayudarían a incursionar y satisfacer las demandas de los nuevos mercados turísticos.

En la misma línea durante el sexenio de Vicente Fox (2000-2006) se desarrolló el concepto de sustentabilidad para incluir el buen uso de los recursos naturales y culturales. Además, se planteó por primera vez como parte de su política que el turismo fuera una prioridad nacional y se incorporó una visión del turismo para 25 años.

Durante la administración de Felipe Calderón (2006-2012) se incluye en el plan nacional de desarrollo al turismo en el eje de acción 2 que busca hacer de México un país líder en la actividad económica. Lo más relevante de este eje es que por primera vez se menciona como parte de la política nacional el fomento a la competitividad.

¿Qué hace falta en las políticas públicas? Si han existido apoyos, planes, aportaciones en infraestructura, pero no se ha completado un plan que realmente trabaje con la competitividad desde las empresas. ¿Cómo desarrollar las competencias en los empresarios y trabajadores turísticos? ¿Qué actitudes, filosofía, dirección de los negocios hace falta para ubicar a las empresas mexicanas en el contexto mundial?

Los esfuerzos individuales o regionales son útiles y han posicionado a distintos grupos y destinos en el mundo; sin embargo, el turismo sigue estando lejos de ser un pilar para el desarrollo nacional. Desde el gobierno se podría potencializar ese efecto con políticas públicas que sentaran la base de un marco de acción legal y financiero, más allá de sólo infraestructura o estándares de seguridad.

La estructura administrativa misma es deficiente y carente de una sensibilidad cultural. Por más que se cuenten con aeropuertos, recursos naturales, tradiciones, gastronomía, folklor y la publicidad, sin la parte humana el turismo sería un intercambio más, donde el precio determinaría el éxito o fracaso de un destino.  Los esfuerzos locales por llevar a cabo un aculturamiento se ven reflejados en destinos como la región de Bahía de Banderas donde los niveles de bilingüismo cuadruplican la media nacional. El turista que llega a México desembolsa más en promedio que en otros destinos populares. 

El beneficio cualitativo donde los participantes conviven y tratan de aceptarse, donde se mezclan las costumbres, donde la imagen del país es la que atrae al turista, un país seguro y amigable con el turista. Ese beneficio es el que permitirá sortear la híper competencia mundial vigente. México no ha perdido espacio en los principales indicadores como ingresos por visitante, cantidad de turistas o estadía promedio. Sigue siendo un líder mundial y regional pero no ha consolidado un modelo mexicano de turismo.

Para estructurar una columna que una y le dé una dirección al turismo nacional hace falta trabajar en un marco de calidad que cuente con políticas, metas y una visión que sea compartida por los participantes, tanto el empresario como el trabajador. Un marco que fomente instituciones y que gestione recursos para propiciar la capacitación, estimule la eficiencia y que hasta proporcione reconocimiento a las buenas prácticas.

Que la calidad se fomente en todo el ecosistema turístico nacional y que vaya más allá de la capacitación temporal para la operación. Que se cree la cultura de servir con calidad basada en ideas propias, acompañadas por investigaciones, y el subsecuente análisis de la información para garantizar la satisfacción del cliente interno y externo.

La ventaja competitiva del turismo mexicano ya no radicaría en el clima o un lugar arqueológico, radicaría en la cultura del servicio de calidad construida sobre el conocimiento. Hoy en Puerto Vallarta y Bahía de Banderas, existe una alta ocupación, con tasas promedio arriba del 80%. El reto es aumentar el gasto promedio del turista.

(*) Presidente de la Asociación de Empresarios de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas.

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