OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

Llevo tres columnas al hilo sin escribir de política, porque francamente, la clase política de este país (y probablemente de todos) es decepcionante. Los países cuyos ciudadanos están mayormente conformes con sus gobernantes se pueden contar con los dedos de las manos.

Y claro, hay de todo en esta viña del Señor. En México, incluso, hay políticos con verdadera vocación de servicio. Se me viene a la mente ex-presidente Ernesto Zedillo. Nos sacó de un agujero económico terrible, creando el FOBAPROA, que por más que ha sido criticado, salvó del colapso total al sistema financiero. Además, fue el presidente que abrió las puertas a la alternancia en el poder, poniendo así los cimientos de nuestra hoy amenazada democracia. Cumplió sus seis años, entregó la banda presidencial, renunció a la pensión vitalicia, y regresó a su primer amor, el mundo de la academia. Pero son muy pocos.

Volviendo a nuestra abollada realidad, es imposible comparar la calidad moral de un Zedillo o un Calderón, con este sujeto que se hace llamar “Alito”, y que responde al nombre de Alejandro Moreno. Hoy preside al PRI. Sí, ese PRI corrupto hasta las cachas, que cuando vio derrumbarse su dictadura de partido, decidió, a cuentagotas, emigrar a tierras más fértiles, empezando por sus peores y más desalmados elementos. Nadie puede decirse engañado de que Morena es sólo el viejo PRI remasterizado, y al mando de un ya viejo caudillo que, por supuesto, también era priista.

Este señor “Alito”, que ahora preside lo poco que queda del PRI tradicional, maniobra tras bambalinas para conseguir sus aspiraciones personales, importándole muy poco la ley, la democracia y los ciudadanos a quienes se comprometió a representar.

La negociación para conformar la alianza PAN-PRI-PRD fue difícil. Pretenden enfrentar a Morena y sus esbirros en 2024, para detener el claro deterioro de México. Pero la alianza a cada rato se tambalea. Se había pactado una moratoria constitucional para impedir en el Senado cualquier cambio a la Constitución. Alito lo presumió. Pero pasaron unos meses, y el PRI, por instrucciones de Alito, votó con Morena en varios temas Constitucionales, entre ellos, el plan “B” para desmantelar al INE, que afortunadamente murió en la SCJN.

Vaya Ud. a saber qué trácalas y acuerdos ha hecho para influir en la elección a gobernador de Edomex, dada la extraña conducta de distanciamiento vista entre el gobernador Alfredo del Mazo y la candidata aliancista Alejandra del Moral.

Esta semana, como de coreografía, Alejandro Moreno anunció su intención de postularse como candidato a presidente de la república. Este es un tipo en el que nadie confía, y perfectamente podría intentar, si no es electo candidato, dinamitar la alianza. Ni los priistas lo quieren.

Por otro lado, está Movimiento Ciudadano, un partido que ha crecido, sin duda, pero cuya fuerza solo se proyecta en zonas geográficas muy localizadas. Cuando anunciaron que no presentarían candidatos a las gubernaturas de Edomex y Coahuila, el gesto se entendió como un apoyo a la alianza para no quitarle votos. Pero resulta que el miércoles pasado, la cúpula de MC (Salomón Chertorivsky y Jorge Álvarez Maynes, comandados por Dante Delgado) abrió fuego contra Alito, lo culparon de traicionar a la alianza, de la que no forman parte, y textualmente afirmaron que “con el PRI, ni a la esquina”.

Fueron bombardeados en redes, acusándolos de estar en contubernio con Morena para dañar a Ale del Moral. Pero la más peligrosa acusación es que están sirviendo de comparsa a Morena para restarle votos a la alianza. Rápidamente subieron un tuit, afirmando que tampoco con Morena iban ni a la esquina.

Las elecciones en Edomex y Coahuila son en 9 días, y ya empezamos a ver el cochinero. Despensas vuelan por todas partes, ofertas de todo tipo a cambio del voto, en fin, el lodazal de siempre, pero por lo menos, y aunque ya medio infiltrado, el INE todavía mantiene las facultades legales para supervisar el proceso.

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Comencé hablando de algunas excepciones en el mundo de la política que participan con la genuina intención de prestar un servicio público. Cuando me mudé a Vallarta, hace dos años y medio, la primera persona que conocí fue a Teresita Marmolejo, una mujer vallartense de prosapia. Compartimos un proyecto de TV que por desgracia no cuajó, pero a través del que nos conocimos bien.

Esta semana, Teresita fue nombrada presidenta del Consejo Municipal del PRI en Vallarta y, conociéndola, por esa oficina pasará un huracán. Teresita es incansable. Encabeza una empresa de relaciones públicas, atiende a su marido Morgan y a su hijo Rafaello y además está realmente preocupada por la manera como los acontecimientos de la política nacional inciden de manera negativa, sobre todo en el turismo, en nuestra zona de Vallarta y Bahía de Banderas. Qué bueno. El PRI, este nuevo, nuevo PRI, ya necesitaba una refrescada.

¡Hasta el lunes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con 50 años de experiencia profesional.

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