By OPINIÓN
Por Jorge Berry (*)
m.jorge.berry@gmail.com
Pues con la novedad de que los regidores de Bahía de Banderas aprobaron el cambio de nombre de “Nuevo Vallarta” a “Nuevo Nayarit”. Esto es un claro síntoma de la podredumbre con la que opera la clase política de Morena en Nayarit.
Me explico: Siempre he pensado que la prioridad principal de un funcionario electo por el voto popular, es velar por el bienestar y los intereses de sus gobernados. Pero, evidentemente, los gobiernos de Morena, tanto el federal como los estatales, piensan distinto.
Le pregunto al gobernador de Nayarit, Dr. Miguel Ángel Navarro, ¿en qué beneficia a sus gobernados el cambio de nombre? Dice el boletín oficial que se busca “reposicionar y promover la consolidación de una identidad y sentido de pertenencia”. La magnitud de esta estupidez es enorme. ¿Quiere “reposicionar” el destino? ¿Para qué? Nuevo Vallarta lleva 40 años de existir como un destino maravilloso, ha tenido enorme éxito, y estimula la creación de empleos bien pagados en esta zona. No se puede decir lo mismo del resto del estado. El gobernador Navarro puede decir misa, pero bien sabe que un altísimo porcentaje de los ingresos a las arcas estatales, provienen de Bahía de Banderas, que incluye a Nuevo Vallarta.
Lo que no entiendo es de dónde surgió esta peregrina idea. ¿Es un capricho del gobernador, al estilo de su padrino, Andrés Manuel López Obrador? ¿O es una orden que viene de más arriba? ¿O simplemente le hizo caso al inepto que tiene como secretario de Turismo, Juan Enrique Suárez del Real Tostado? Este caballero tiene encima demandas por muchos millones de pesos porque no le gusta pagar contratos ya pactados. No le vayan a rentar una casa, porque luego no lo sacan de ahí.
Pero el hecho es que ya hicieron su cochinero. El Cabildo de Bahía de Banderas votó con 14 sufragios a favor para aprobar el cambio de nombre. Puesto que me resultó extraña e improbable la votación, empecé a reportear. Después de casi 50 años en periodismo, les confirmo que reportear es la única forma de llegar a la verdad. Por supuesto que no revelaré mis fuentes, pero son confiables. Los regidores fueron sujetos a una presión brutal por el gobierno estatal y acabaron doblándose. Lo mismo ocurrió con la alcaldesa de Bahía de Banderas, Mirtha Villalbazo. Para nadie es un secreto que su relación con el gobernador es áspera, por decir lo menos. Pero cuando el Dr. Navarro decidió aplicar toda la fuerza del gobierno estatal sobre ella, no hubo remedio.
Todo lo que les he contado son intrigas palaciegas. Pero quiero regresar a la premisa original, que es la obligación de los gobernantes electos a velar por los intereses de sus ciudadanos.
¿A quién le conviene el cambio de nombre de “Nuevo Vallarta” a “Nuevo Nayarit? Solamente al gobierno estatal. Solo hay que imaginar la cantidad de impuestos que se van a generar al obligar a todos los propietarios de bienes raíces a cambiar sus escrituras para conformarse al nuevo nombre. Son miles de millones de pesos que los hoteleros de la zona, y los demás propietarios no están dispuestos a pagar.
Es el clásico “modus operandi” de la llamada 4T. Hago lo que quiero, y la ley me vale queso. Lo hemos visto con las arbitrariedades del presidente López Obrador hacia empresas extranjeras, que tienen contratos firmados en concordancia con los términos del TEMEC. Eso acabará costándole al régimen.
Es momento de que los empresarios pongan un alto. Sé, de buena fuente, que los hoteleros de Bahía de Banderas están preparando un diluvio de amparos que deben tener éxito, si es que nos queda algún vestigio de estado de derecho.
Hasta ahora, solo se ha hablado de Nuevo Vallarta y Nuevo Nayarit, pero los cavernícolas que ahora funcionan en la Secretaría de Turismo del estado, también van sobre Punta Mita. No podrán. Punta Mita es una marca registrada, y no está sujeta a los caprichos de los políticos en turno. Pueden alterar “Punta de Mita”, pero no “Punta Mita”. Pero eso sólo si respetan la ley, y no hay confianza alguna en que lo hagan.
Este es México bajo el yugo de la 4T.
¡Hasta el lunes, amigos de Vallarta y Bahía!
(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.
