¿Pueblo?… o ¿puerto mágico?

EN LÍNEA

Por Humberto Aguilar

Se ve muy difícil que se apruebe la propuesta de regidores vallartenses para que Puerto Vallarta sea declarado pueblo mágico.

En la historia de nuestro destino ya existe el título de puerto mágico. Solamente hay que revisar la información.

Fue durante la administración del ingeniero Rodolfo González Macías cuando se dieron los pasos para alcanzar el título de puerto mágico. No miente la historia.

Rodolfo González Macías gobernó Puerto Vallarta en el trienio de 1992 a 1994. Tres años antes fue administrador de SEAPAL. Durante este tiempo se lograron avances sustanciales para alcanzar a base de tecnología que el agua que se consume en Puerto Vallarta llegara a la máxima calidad que desde entonces, de esto hace ya 32 años, si las matemáticas no mienten.

No fue solamente alcanzar el crédito como director de SEAPAL, fue un trabajo intenso. Por aquel tiempo el agua que se trataba no alcanzaba todavía la calidad óptima que año tras año es certificada por autoridades internacionales para lograr esa acreditación. Pero no fue todo, los méritos no se detuvieron. En muy poco tiempo se lograron los avances para que Puerto Vallarta fuera desde 1994 un puerto mágico. ¿Cuál fue la magia? Lo más importante fue que desde entonces se logró el título de Ciudad Amigable. Los vallartenses reciben al turismo con cara de alegría, tanto en los hoteles como en restaurantes, así como en el trato de diferentes servidores que atienden tanto al turismo nacional como al turismo internacional. Hoy mismo, si se les pregunta a los turistas qué distingue a Puerto Vallarta, todos afirman que es el trato amigable de quienes viven en este lugar, sean o no sean servidores profesionales o públicos.

Existen muchas otras razones por las que el turismo define como puerto amigable a nuestro destino: playas con bandera azul, sitios de enorme belleza, como es ese arco que todos los días es admirado por quienes transitan en barco o en lancha por ese admirable lugar, donde se puede bucear con snorkel o sin él, para ver la enorme cantidad de peces de colores que habitan ese mar. Admirar que en el fondo conviven también las famosas estrellas de mar que se reproducen con la magia de la naturaleza que es interminable.

Ver o estar en la mágica Playa Escondida frente a las Marietas, que también son admirables, hacen posible el título de Puerto Mágico.

Otra motivación más, sin duda, es observar cada año la magia de estar frente a las ballenas jorobadas que transitan graciosamente por nuestra bahía. La magia es más sorprendente, porque estas ballenas, dan a luz en las aguas de esta que es la segunda bahía más grande del Pacífico; la primera es la Bahía de San Francisco en los Estados Unidos.

Todo lo anterior es más que suficiente para comprobar que Puerto Vallarta es un puerto mágico, en tanto que se reprueba ver en el centro de Puerto Vallarta tantas tienda de conveniencia y tantos colores en lo que fueron por mucho tiempo, calles con paredes y casas pintadas de blanco, como auténtico pueblecito con casitas de teja, con callecitas de piedras pero parejas y limpias que no son atributos actualmente porque por los baches y las descargas de agua sucia que durante la temporada de lluvias desdicen que esto sea pueblo mágico.

La convocatoria es y debe ser alentar a todos para que nuestro destino turístico se mantenga, efectivamente, como puerto mágico. Luchar por esto, lo tenemos que hacer todos.