ACCIONES SOSTENIBLES

Por el Dr. Francisco Suárez Hernández (*) – francisco.suarezh@gmail.com

Después de 2 años de pandemia y el porcentaje tan alto de inflación que estamos sufriendo, la pregunta más frecuente del consumidor es: ¿Por qué se ha provocado este nivel tan alto de inflación a nivel mundial?, a lo que las respuestas más comunes son: variaciones en el abasto de la cadena de suministro derivado de COVID-19, bajas en gasto y consumo,  eficiencia presupuestaria, menor recaudación de impuestos, y en general una desaceleración de la economía mundial en los principales sectores donde no hay duda de que estos factores interrelacionados están impulsando el incremento en los precios. Sin embargo, recientemente comenzamos a escuchar la definición de “inflación del cambio climático” como un factor dentro de la ecuación.

Este nuevo concepto se refiere al incremento en costos de energía, el impacto económico derivado por desastres naturales, así como los billones de dólares que los sectores público y privado deben gastar para hacer la transición de los combustibles fósiles a renovables.

Para solo dar una breve idea, la cantidad de eventos climáticos severos de nuevo se incrementaron en el último año en todo el planeta. Si tomamos como ejemplo, solo un suceso que nos afectó de manera directa en México en el suministro de gas y EUA, está la tormenta de invierno de febrero 2021, en Texas que cortó el suministro eléctrico a un porcentaje importante de la región, durante varios días, donde se estima que costó más de $100 mil millones de dólares. A raíz de la congelación, EUA perdió casi una tercera parte de sus envíos de productos químicos por ferrocarril y los precios de los productos químicos básicos aumentaron drásticamente.

Esa escasez a su vez, contribuyó a la insuficiencia de insumos en una variedad de industrias, así como a los aumentos de precios que se trasladaron a los consumidores. A los dos meses del fenómeno natural, la producción se había recuperado, pero los precios se mantuvieron altos todo el 2021.

Otros ejemplos de alto impacto económico ambiental, son los gastos relacionados con; el clima frío dañando los cultivos, incendios, y no se diga la misma irregularidad de la temporada de lluvia vuelve en muchos casos imposible el riego por temporada, provoca los precios más altos de los cultivos básicos como el maíz, el arroz y el trigo en la parte inferior de la cadena de valor, que conducen a un efecto domino de incremento de precios en la producción y el consumo en la cadena total.

Así podría seguir con muchos ejemplos donde estos fenómenos provocan escasez o demoras que al final impactan a los agricultores, fabricantes, minoristas y el consumidor.

Los efectos constantes del cambio climático, los fenómenos meteorológicos cada vez más intensos y el calentamiento global tienen un impacto negativo en la agricultura, el turismo y otros sectores e industrias dependientes del clima. Esto tiene dos implicaciones principales en el campo: los precios de los alimentos se incrementan y la seguridad alimentaria se reduce.

El camino a un planeta con cero emisiones netas de carbono puede ser equivalente, al menos durante algún periodo relevante, incrementos relevantes en el precio del carbono, lo que tendrá un impacto en los precios al consumidor directamente a través de mayores precios de la electricidad, el gas y la gasolina, e indirectamente a través de mayores costos de producción.

Asimismo, a raíz de la firma del Acuerdo de París de reducción de emisiones, según datos de la ONU estimó que el costo de la adaptación al cambio climático en los países en desarrollo escalaría a $300,000 millones de dólares al año en 2030 y a $500,000 millones de dólares al año en 2050. A finales de 2021, los economistas y expertos señalaban a pérdidas potenciales de hasta un 14%, o $23 billones de dólares, en el PIB mundial para 2050, donde también esto impacta de manera dramática la economía mundial.

Los países emergentes de Asia y el Pacífico son los más frágiles a el impacto del cambio climático y la inflación del cambio climático. Esta región tiene niveles más bajo de resiliencia, por lo que dentro de varios indicadores clave, se esperan mayores pérdidas del PIB, menor productividad de los cultivos, por lo tanto, menor seguridad alimentaria, provocando una serie problemas y de retos adicionales también de salud. Estos datos son un llamado definitivo para la acción inmediata.

Es muy común que todavía nos encontramos con individuos, y sectores que ven el cambio climático como algo lejano, ajeno, sin embargo, al analizar podemos notar que ya nos está impactando en nuestro bolsillo diario.

Es fundamental que los formuladores de políticas públicas reconozcan que la inflación del cambio climático es un reto de todos y requiere las bases para realmente abordar la solución bajo un enfoque y trabajo multisectorial aprovechando la captura de oportunidades y potencial de crecimiento de nuestro país, por ejemplo, con el desarrollo de proyectos sostenibles que promuevan las energías renovables.

(*) Director general de AdeS para América Latina y ex presidente del Consejo del World Environment Center.

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